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domingo, julio 1

UN LUGAR DE MÉXICO LLAMADO TLAXCALA


 

Texto: Julie Sopetrán
Fotos: Mary Andrade, Julie Sopetrán, Oficina de Turismo México.

Si algún rival enemigo tuvo el imperio azteca, durante la época de la conquista,  fue Tlaxcala. Ciudad colonial, fundada en 1520 por Hernán Cortés, sobre la ya existente prehispánica.  Situada a unos tres mil metros sobre el nivel del mar. Es también el estado más pequeño de la República Mexicana. Linda con Puebla al norte, al sur y al este; al oeste se encuentra el estado de México y al noroeste está Hidalgo. Recuerdo que las nieves perpetuas del volcán Popocatépetl, tenían una luz especial, según me iba acercando a la hermosa ciudad de Tlaxcala, desde Puebla cuando lo visité en el año 1993.


Me llamaban la atención las ermitas, los maizales de los fértiles valles, los campesinos que vendían los frutos de la tierra por el camino y daban al paisaje, esa belleza amerindia que muy bien puede transportarnos, retrocediendo en el tiempo, hasta el pueblo prehispánico de los náhuatls. Campos cultivados de cebada, fríjol, haba, calabaza, alfalfa, tomate y los deliciosos frutales de duraznos, perales, manzanos, nogales y ciruelos...
Al pasar por Cholula, recordando al Cortés más guerrero, del que habla la historia, desde el monasterio de San Gabriel, con las cúpulas de su Capilla Real, de estilo mudéjar, contemplé la ciudad y una de las pirámides, tal vez la más hermosa y más grande de México, desastrosamente violada con un edificio de estilo español.




Tlaxcala fue sede del Primer Obispado de la Nueva España, su Escudo de Armas ostenta el título de: "Ciudad Muy Noble y Muy Leal".  Hernán Cortés llegó a Tlaxcala en 1519 encontró a sus habitantes defendiendo su independencia de los mexicas, de los huexotzincas y de los cholultecas. Así fue como se alió con los tlaxcaltecas para conquistar la gran Tenochtitlán. España trató especialmente a Tlaxcala, permitiéndoles conservar su gobierno indígena, sus tierras, su derecho a portar armas y montar los caballos, se les consideró hidalgos, incluso se les eximió del pago de tributos, entre otros privilegios y nunca perdieron el orgullo de ser los herederos de la antigua república.


En la ciudad de los chichi-mecas. Me llamaron la atención los edificios de la época colonial, las calles, la paz, los mercados en las plazas, el convento de San Francisco, la plaza de toros, el Palacio de Gobierno, la catedral de estilo rococó, la gente, esa gente sencilla, contemplativa... Todo me conquistó positivamente.
Tlaxcala, cuna del mestizaje, tiene unos noventa mil habitantes, forma parte del Eje Neovolcánico que recorre parte del México central. Su clima es templado. Llueve desde abril hasta finales de octubre. Está ubicada la ciudad a 114 kilómetros del Distrito Federal, a 38 de la ciudad de Puebla y a 307 del puerto de Veracruz. El nombre de Tlaxcala significa "lugar de maíz" o "lugar de pan o tortilla de maíz" o Texcalli que quiere decir peñasco... Antiguamente se llamó Chalchihuapan, se debía a que en ese lugar había una fuente llamada "La fuente sagrada" porque allí se realizaban ofrendas y ritos a los dioses.


Los franciscanos se asentaron en este lugar en 1524, lugar también llamado "tierra de los chalchihuites o de las piedrecillas verdes". Tlaxcala es una ciudad espaciosa, su Plaza de la Constitución, su fuente ochavada, con sus seis querubines labrados, por sus bocas de donde sale brillante el agua, fue regalo en 1646 de Felipe IV a la ciudad. Al poniente de esta plaza está el Palacio de Justicia que fue Capilla Real de Indios.. El Mesón Real, la Casa del Ayuntamiento, el Paseo de los Portales, la Catedral de la Asunción, el Museo Regional donde se encuentra la escultura prehispánica de Camaxtli, y también el óleo anónimo de fines del siglo XVII, con la Virgen de Ocotlán. El teatro Xicohténcatl, la Iglesia de San Nicolás de Tolentino y tantos edificios singulares que atrapaban mi paso...


Me llamó mucho la atención la Plaza de Toros, El Ranchero Aguilar y las escalinatas de acceso a la iglesia del Buen Vecino, desde donde se domina la ciudad. Son tantos y tan hermosos los atractivos de Tlaxcala, que necesitaría mucho espacio para describirla... He de destacar la Basílica de Ocotlán, si llaman a Tlaxcala "el lugar de los silencios azules", no cabe duda que ese silencio llega a ser misterioso en el parque que antecede a la Basílica, que primero fue ermita, con sus veintiséis arcos invertidos, llenos de flores, con sus lanzas blancas que contrastan con un cielo muy azul. Azul y blanco de la Virgen de Ocotlán. Desiderio Hernández, colaboró en el diseño de este lugar junto al arquitecto Dartigues. También se encuentra la iglesia del Pocito, de base octogonal, con el agua milagrosa que mana desde que la Virgen se apareció a Juan Diego.


Tenía un gran interés por ver y admirar las pinturas al fresco de Desiderio Hernández Xochitiotzin, que se encontraban en el Palacio de Gobierno de Tlaxcala. Este lugar antiguamente fue Casa Real del siglo XVI, lugar donde habitó Hernán Cortés. Se conserva todavía de esa época, la parte baja de su fachada. Este lugar ha sido un verdadero lienzo del Maestro Desiderio, un memorial de asombro y buen hacer. La fotógrafo ecuatoriana, Mary Andrade y yo, llegamos a Tlaxcala para entrevistar a este relevante muralista mexicano, él mejor que nadie, interpretó la historia de su pueblo, mostrándola en las  paredes del Palacio de Gobierno. Él estaba preparado para hacer esta obra mejor que nadie, porque no sólo era pintor, grabador, escritor, arquitecto, restaurador... Él era un hombre muy  asequible, un auténtico humanista  que definió en expresivas palabras esa leyenda negra de Tlaxcala... Cuando le pregunté cómo surgió la idea de los murales, con gran sencillez dijo:

                                                            

"no, pues la idea, así empezando un poco, como debe ser, ¿no?; la idea no fue mía, con toda honradez lo digo. Ni tampoco se pensó en esta proporción de la obra. Tenemos un San Benito,  ya sabe qué es eso ¿verdad?, la leyenda negra sobre Tlaxcala, que inventaron los hombres de la Independencia y luego la cultivaron los hombres de la Reforma, los liberales.
Dicen, que los tlaxcaltecas son traidores, o fueron traidores, y en consecuencia nosotros también, y todo porque se aliaron con los españoles. Claro, que el liberalismo fue una doctrina anticristiana y anti-hispánica y sobre nosotros todavía existe esa calumnia horrorosa."

Desiderio nació en el barrio de Santa María Tlacatecpac, en el pueblo de San Bernardino Contla de Juan Cuamatzi, en Tlaxcala, nació el 11 de febrero de 1922. Vivió en Puebla, su esposa era Lilia Ortega Lira, cuando lo conocimos. El Maestro tuvo nueve hijos, más una niña que yo conocí con su esposa, la niña tenía entonces seis años. El mayor de sus hijos murió siendo músico y poeta, su recuerdo estaba presente en cada rincón de su casa. Desiderio me hablaba de él como si todavía estuviera a su lado. Su padre fue don Alejandro de la Cruz Hernández de la Rosa y su madre doña Natividad Xochitiotzin Saldaña. Estudió en Puebla, en la Academia de Bellas Artes. Falleció el día 14 de Septiembre de 2007 a la edad de 85 años. Fue reconocido en muchos lugares de prestigio, como La Sorbona, Harvard, el Vaticano,  en la Universidad de Estocolmo en Suecia, etc.. Él perteneció a la segunda generación de los grandes muralistas mexicanos del siglo XX, fue el último muralista al fresco que había en México. Su apellido Xochitiotzin significa "flor de Dios" en el lenguaje indígena.



Transcribiré la larga entrevista que le hice para mi revista AZB, junto con Mary, hace ya unos años como testimonio de un gran artista. Hoy me limito a mostrar algunas bellezas de esta ciudad colonial que me sedujo y a la que algún día quiero volver.  



Bellísimos son sus extensos llanos, las sierras y los volcanes, como el Malintzin, o la Malinche, es un volcán inactivo con una altura de 4420 metros sobre el nivel del mar, frío en la cumbre y templado en la falda. Antiguamente se le llamaba Matlacuéitl, que era la esposa de Tlácloc, diosa de la vegetación. Cuando llegaron los españoles la llamaban Malintzin en honor a Malinalli, Marina o Malinche, que ayudó como intérprete a los españoles. El volcán tiene forma de cono. Es como un emblema del estado de Tlaxcala. Se le divisa desde cualquier lugar donde te encuentres. Es como una musa de artistas. También el cine se ha inspirado usándolo como escenario de famosas películas como: Enamorada; Talpa, basada en el cuento homónimo de Juan Rulfo; Lo que importa es vivir; Canoa... La belleza de este volcán se divisa tanto desde Tlaxcala como desde Puebla.  En la región boscosa predomina el pino, el ocote, la encina, el enebro y la sabina. En sus planicies poco húmedas, se da el maguey y el nopal. Tlaxcala es el lugar mejor comunicado de todo el país y el primero que contó con vías férreas.

Termino con la leyenda más popular, la leyenda que da el nombre a Malinche. Dicen que doña Marina le pidió permiso a Hernán Cortés para bañarse en la laguna de Acuitlapilco, que se encuentra situada a unos tres kilómetros de la ciudad de Tlaxcala. El Capitán, le concedió esta petición. La acompañaban cuatro esclavas. Se encaminaron al lugar vestidas con sus coloridos trajes huipitl, sus joyas ofrecidas por Cortés, su porte y elegancia tropical de mujeres hermosas. Malinche se desnudó y se metió en el agua, sin darse cuenta que en el lado opuesto de la laguna la estaban observando los de Xiloxoxtla, un poblado cercano a la Laguna de Acuitlapilco.  Entusiasmados por la belleza de Marina, la confundieron con un hada y le pidieron que desencantara a la montaña Matlalcuéyatl, que también significa Malinche, refiriéndose a la misma montaña. Marina, al sentirse perdida exclamó ¡Malinche! ¡Malinche!, se vistió apresuradamente escuchando los caracoles y el griterío de la gente que corría tras de ella. Cuando Cortés se enteró, ordenó a sus arcabuceros que le prestaran auxilio a doña Marina. Fue así como su nombre se tornó por el de Malinche dejando también el nombre a la hermosa montaña. Y dicen que doña Malinche sigue encantada en la montaña de la que ambas recibieron el nombre.





A LA VIRGEN DE OCOTLÁN

En el pocito bebe el alma
las aguas de la Virgen de Ocotlán
El manantial brota junto al fuego de los volcanes
Las heridas embalsaman el tiempo
Juan Diego cura pestes
la fe transporta el misterio
y flores blancas crecen
entre los pinos.

©Julie Spetrán

A LA MALINCHE

Naciste en Veracruz, Malinalli,
y fuiste vendida como esclava
a los vencedores
Tenías don de lenguas
como las aves privilegiadas
Sobrevivías
a las noches tristes
el Amor te dio a Martín
el despecho a María
La viruela destruyó tu belleza
la luz marina de la tarde
cubrió tu juventud
de polvo
fuiste odiada
pero dejaste en los ojos de Cortés
la fuerza de tu estirpe.

©Julie Sopetrán

jueves, junio 14

LOS DIOSES DE MÉXICO



DIOS DE LA MUERTE

Disfrazado de muerte
tocas la piel del mundo,
como si fueras brisa
vestida de colores
Plumas para los tactos
descarnados
o tal vez beso en azul
de llanto contenido
Vienes y vas entre mis soledades
me sonrío del caos
y me dejo envolver por el misterio
de tus identidades.

©Julie Sopetrán


Texto y fotos: Julie Sopetrán


Tanto me sorprendió en Tlaxcala, contemplar la obra del Maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin, que aún recuerdo sus murales, él expresó mejor que nadie, la historia y el alma de los dioses mexicanos, sus guerras sagradas, sus mitos, sus leyendas, esas realidades contadas en el mural, representadas por el águila, el tigre, el sol, la serpiente, el maíz... La fuerza y el encanto, las batallas, las creencias, la conquista. Todo está impreso en el Palacio de Gobierno de Tlaxcala, fue para mi un deleite contemplar sus murales y conocer en persona al Maestro que me contó ampliamente los detalles...


Pero otro de los lugares que me impresionó, fue Monte Albán en Oaxaca, y muy especialmente el Museo de Santo Domingo, donde pude conocer y admirar los tesoros de la Tumba número siete, dioses, joyas, artefactos curiosos y mi encuentro con el Dios de la Lluvia: Cozijo, mirándonos, desde las cuencas de sus ojos milenarios, contacté por primera vez con Meso América. Mirando a este dios zapoteca comencé a llorar  inexplicablemente. Recuerdo que es el museo más oscuro que he visitado nunca. Iba mirando los tesoros y de pronto encontré una escultura del dios Cozijo en el centro del museo, mirándola comencé a llorar, no tenía motivo alguno para hacerlo, no sabía por qué me emocionaba tanto aquella escultura, pero lo cierto es que me hablaba en silencio, me envolvía, quise fotografiarlo, pero no lo conseguía, a fuerza de intentarlo por fin sentí el clic de la cámara. Pregunté por él en la tienda del Museo y no había nada relacionado, ni siquiera una postal, sólo me dijeron que era el dios de la lluvia Cozijo. Regresé a España y desde la piedra milenaria de esta escultura, sé que sus ojos aún me siguen mirando.
Me traje su foto.

Dioses como Tonacatecuhtli y su esposa Tonacacihuatl. Sus hijos, Tlatlauhqui, Tezcatlipoca, Quetzalcóatl y Huitzilopochtli. El primero era de color rojo, el segundo de color negro, el tercero era el Dios de la vida, de la mañana, del planeta Venus, la serpiente emplumada y el pequeño dicen que nació sin huesos y vivió seis siglos. Parece que estos dioses crearon al hombre, que labraba la tierra y a la mujer, que hilaba y tejía, crearon también el fuego y una parte del sol, dándoles a la vez el maíz para que pudieran alimentarse, adivinar el futuro y curar sus enfermedades. De esta pareja nacieron los macehuales que formaron la clase trabajadora de los pueblos indígenas. Estos dioses crearon también los días, los cielos, el agua y crearon también un caimán, así nació la tierra y los dioses del agua y de las buenas y las malas lluvias.


Las culturas toltecas, zapotecas, otomíes, mayas, purépechas, aztecas... Todas tienen sus dioses y diosas. Las danzas, la música, la tradición, conserva sus nombres, símbolos y leyendas. Aquello autóctono que parece una fantasía pertenece a esas gentes valientes, honestas, fieles a la historia, constantes en el empeño de conservar sus dioses.
Dioses que también fueron sanguinarios y demandaban sacrificios humanos para vencer la oscuridad. Recordemos el origen azteca procedente del mito Aztlán que significa "lugar de garzas". El Valle de México estuvo habitado por diferentes pueblos, los aztecas fueron los últimos que allí vivieron. Luchaban con sus vecinos de Culhuacán y Azcapotzalco. Llegaron al Anáhuac y, en 1325 fundaron Tenochtitlán que después se llamó México. Vencieron a los Toltecas y a los chichimecas y se adueñaron del Golfo de México hasta Guatemala.  No podemos olvidar a su Dios Sol, Huitzilopochtli. Porque los aztecas se consideraban elegidos por el Sol. Su diosa del Amor era Tlazolteotl.

                                                                                                                    Tlazolteotl
Ometeotl y Omecihuatl estos nombres significan Señor y Señora, son dioses de la dualidad. Tezcatlipoca, significa el espejo que humea, se le relaciona con la luna.
Pero podemos recordar más culturas prehispánicas, todas ellas de gran importancia en relación con sus innumerables dioses. En la cultura Maya encontramos a Itzamná, que es el dios de la Sabiduría, creador de la ciencia y es el ser que se lleva interiormente. Como el dios Serpiente también relacionado con la Sabiduría, porque sólo siendo sabios podrá comernos el águila.Yum Kaax, que es el Dios del maíz. Yum Cimil, dios de La Muerte.



Kauil, Dios del fuego. Ix U, Diosa de la luna, es el Dios Madre, símbolo de la femineidad, de la ternura... Admirando Chichén Itzá, en su Plaza de las mil columnas o en el Templo de los Guerreros... podemos percibir la conexión con estos dioses. Los Totonacas en Veracruz, en Tajín, ellos eran politeistas, adoraban a varios dioses. Tláloc, el Dios de la lluvia. Xipe-Tótec, Dios del maíz y de la abundancia, representa la fertilidad. Chihuacóatl, la Diosa del viento, fue la primera mujer en dar a luz, por eso la consideran la patrona de los partos.
En Michoacán, los pueblos Purépechas tienen a Curicaueri, deidad que da origen al resto de los dioses, que era el gran fuego, la gran hoguera, el dios sol. Xaratanga, trajo al mundo el maíz. Thares, Upeme y Uazoriquare, también tienen otros nombres como Curita Caheri, que era el mensajero de los dioses. Auicanime, la diosa del hambre. Uacúsecha, Tingarata... Y así veían a estos dioses en forma de águila, piedra, fuego, caimán, porque los indígenas creían que el origen de su pueblo era divino a través de las cosas que utilizaban. A veces me queda la duda de saber si fueron los hombres los que inventaron a sus dioses, o fueron esos dioses los que crearon a los hombres. Lo que sí es cierto es que ambos se necesitan.



Los nombres de los dioses mexicanos son tan difíciles de pronunciar para un castellano, que al nombrarlos, se nos traba fácilmente la lengua como por ejemplo cuando pronunciamos del nombre del dios: Tlacaxipehualiztli, de ahí derivan los ritos de desollamiento dedicados al dios Xipe-Tópec, dios de la lo nuevo, y todo porque la tierra cambia su piel muerta por una nueva, que consigue el milagro de la primavera.
Los dioses tenían que ver con el Universo, incluso con los puntos cardinales y los colores. Por ejemplo, el oriente, se identificaba con el color rojo regido por el dios Xipe-Tópec. El poniente por el color blanco, regido por la Serpiente Emplumada Quetzalcóatl.  El norte por el color amarillo y negro regido por Tezcatlipoca. El sur por el color azul regido por Tlalóc (Huitzilopochtli en la versión mexica). Así también el ritual de las ofrendas de comida a los muertos, no es otro que el alimento de los dioses.


Tlacaxipehualiztli

Es el tiempo y el espacio lo que dio lugar al mundo prehispánico. Los cuatro Soles destruyeron su eterna lucha. Luego nació el Quinto Sol en Teotihuacan, en el cual actualmente vivimos. Cada cincuenta y dos años había una renovación de lo existente, el Xiuhmolpilli, las cincuenta y dos cañas que simbolizaban el siglo.
Pastor Rouaix, cuando habla de la fealdad de los dioses, dice que también eran feos los Budas con sus barrigotas, las Astartés fenicias o las divinidades del viejo Egipto, dioses convertidos en gatos y otros seres indescriptibles. 




En esa conservación de las tradiciones mexicanas, admiro al danzante azteca soplando el caracol marino, mientras el otro mueve las sonajas azules. A su lado un músico de Yunuen,  Michoacán, lleva colgado un tambor alargado en forma de animal hecho de un tronco de árbol hueco. En esas danzas mexicanas viven los dioses, porque sus gentes todavía conservan vivas sus tradiciones y esto sí que es una magia digna de admirar. La danza es un rito, que todavía nos habla de oradar las orejas y lengua con espinas de nopal, para que el movimiento de los danzantes, rememore la sangre de aquellas ofrendas a los dioses, la danza que nos hace sentir que la lluvia y los rayos y los truenos eran "el licor de la tierra". Todo para los mexicanos tenía un dios y el fuego, la música, la danza, pueden ser Macuilxóchitl, Xochiquetzal o Xochipilli.
Podríamos estar hablando de los dioses durante muchas horas. Pero he de terminar con una leyenda y un poema.




Dicen que mucho antes de la llegada de Quetzalcóatl, los aztecas comían animales que cazaban y raíces, todavía no tenían el maíz porque estaba escondido en algún lugar detrás de las montañas. Los viejos dioses quisieron separar las montañas pero no lo conseguían y los aztecas se presentaron ante Quetzalcóatl para que les ayudara a encontrar el maíz.

Dios de ayer

Quetzalcóatl, les dijo que él encontraría lo que necesitaban. Pero tan poderoso dios no conseguía separar las montañas con su fuerza. Dicen que entonces se convirtió en una hormiga negra y lo acompañó otra hormiga roja y los dos se fueron a las montañas en busca del maíz. Vencieron las dificultades del camino y por fin el gran dios llegó donde estaba el codiciado maíz, tomó un grano maduro entre sus mandíbulas y emprendió su regreso. Cuando llegó entregó el prometido grano de maíz a los necesitados indígenas.  Los aztecas plantaron la semilla y fue así como después sembraron y cosecharon. Y gracias a un grano después fueron ricos y vivieron felices creando ciudades y alimentando a sus familias. A partir de entonces Quetzalcóatl se convirtió en el dios más amado porque él fue quien les trajo el maíz no por utilizar su fuerza de separar montañas, fue por su astucia e inteligencia...

Diosa de hoy

El poema al que hacía referencia lo escribí en Oaxaca, después de conocer a Cozijo, el dios de la lluvia,  de quien os he hablado anteriormente y con el que quiero terminar por la importancia que tiene mi visión del más allá hispánico.


AQUEL DIVINO ENCUENTRO CON COZIJO


Mirándote a los ojos desde el oscuro centro
supe que hay otra vida más allá de la muerte;
la lluvia de tus montes es blanca en la mirada
y hay que llorar muy hondo para volver a verte.
Me hablaste de las tumbas, de tesoros ocultos
de otra vida lejana guardada en tus arcanos;
me dijiste que el agua es el oro del mundo
y presentí al mirarte, el tacto de tus manos.
La quietud de la piedra conmueve y emociona
porque es la joya viva de todos los momentos;
tú la pusiste a fuego cuando sentí en mi alma
arder uno por uno... todos los sentimientos.
Y hoy que vuelvo a mirarte desde una España ausente
me parece mentira que en el oscuro centro
la lluvia de tus ojos, tan limpia, tan cercana
empape todavía... nuestro divino encuentro.


©Julie Sopetrán

sábado, mayo 26

UN PASEO POR EL LAGO DE CAMÉCUARO


Texto y fotos: Julie Sopetrán

Son diez hectáreas de Parque Natural, con un clima templado, subacuático, su fauna y flora es de gran belleza gracias al Patronato Lago de Camécuaro, que en lengua tarasca quiere decir "lugar del baño", y también "lugar de la amargura oculta", según Fray Juan Bautista Lagunas. Se decretó como Parque Natural el 18 de Junio de 1940, siendo Presidente de la República Don Lázaro Cárdenas del Río.
Son 1400 metros de largo por 100 de ancho, sus aguas cristalinas y sus árboles milenarios. Lo curioso de este lugar es que los árboles se mantienen dentro del agua, formando caprichosas y exuberantes raíces.


Se encuentra a catorce kilómetros de Zamora, en Michoacán, en el municipio de Tangancícuaro. Se llega por la carretera nacional número 15.
Dentro del lago existen dos nacimientos de agua: el de Junguarán y el de Cupátziro. El agua surge de las entrañas de la tierra y de las lluvias que llegan al lago desde la Meseta Tarasca. Un paseo en barca por este lugar es realmente mágico, no sólo por la vegetación, también por la belleza natural del entorno. Es un lugar de capricho por la gran variedad de árboles: ocotes, sabinos, fresnos, madroños, ocales, maguey, encinos, arbustos y coníferas. Los árboles más viejos se cuidan y protegen con diversos materiales preparados para su conservación dentro del agua.


También lo pueblan peces, carpas,  truchas, cangrejos, ranas, mojarra blanca, chapulines, chapos, mariposas, tortugas, patos, abejas, gansos... Y en tiempos ancestrales dicen que había nutrias, cisnes. Lugar muy apropiado para campamentos, senderismo, paseos en barca y buceo.
En el área de este lago viven unos treinta y tres mil habitantes, de ellos unas mil quinientas personas hablan la lengua purépecha y también el zapoteco.
Nos llevaron a este lugar por la carretera nacional rumbo a Morelia, la capital del Estado de Michoacán. El paisaje me dejó fascinada, nunca había visto árboles tan grandes rodeados de agua. Si un día me fascinaron los árboles de madera roja de California, los de México no desmerecían lo más mínimo.  Caobas, guayacanes, pinos resinosos llamados "ocotes", abetos muy especiales como el "oyamel" con su verdor perenne y su musical encanto teñido de blanco y azul de los fríos serranos. Los ahuehuetes, uno de los árboles más populares de la flora de México, lo llamaron así los indígenas y está considerado el árbol nacional, porque viene su raíz de atl, agua, y hue, que significa anciano o abuelo, su nombre por lo tanto quiere decir: "viejo de agua" porque su follaje se reviste de heno blanco como si el árbol tuviera canas.


Los Zapotecas le llamaban a este árbol yagaguichi-ciña, que es "cedro de larga vida", los Tarascos lo llamaron pembamu, que es "viejo barbado" de donde nació el nombre del pueblo de Pénjamo. Y los españoles lo llamaron por el conocido nombre de sabina.
Si en algún lugar he admirado al árbol ha sido en este Lago de Camécuaro, en el municipio de Tangancícuaro, en Michoacán, México.  Es uno de esos espacios del que no quisieras salir nunca. Su limpieza, su encanto natural, te dejan como paseando el tiempo.
Parece que hay más de mil manantiales de agua fresca que brotan y refrigeran el lago y esto es lo que hace que sea un lugar paradisíaco. El clima es también muy agradable de unos 14º en invierno a  18º a 20º en verano. Altitud de 1750 metros sobre el nivel del mar. La profundidad del lago oscila entre cinco y veinte metros y se puede ver el fondo por la pureza y limpieza del agua. Ahora se puede disfrutar de un sistema de alumbrado en la noche.


Este lago es imprescindible para los fotógrafos y para los amantes de la naturaleza porque es un lugar mágico. Está muy cuidado y se puede acampar, pasear a pie y en lancha, practicar la natación en sus aguas termales, buceo, es un lugar muy tranquilo y se puede pasar un buen día campestre en solitario o en familia, no importa si no llevas comida porque hay puestos que ofrecen menús muy asequibles.
Como casi todos los lugares en México, este lago tiene sus leyendas, una de ellas es que habitaba una joven muy hermosa en los alrededores, llegó un español y la enamoró, pero él tuvo que marchar a una guerra y dejó a la bella doncella sola y llorosa. Y tanto lloró, al saber que su amor no regresaba, que se formó este lago transparente con sus lágrimas. Existe otra leyenda que da interés al significado del lago "lugar de la amargura oculta". La leyenda de Huanita, una princesa que se enamoró de Tangáxhuan, sobrino y uno de los herederos de Tiriácuari, que habiendo sido secuestrada por Candó, un sacerdote sacrílego, la mantuvo oculta en una yácata, adoratorio de Cutzé, lloró tanto su desgracia que con sus lágrimas se formó el lago.  Y muchos buceadores dicen que estuvieron a punto de ahogarse porque veían a una joven muy hermosa jalando sus pies y empujándolos hasta el fondo del lago.


Existen más leyendas de coyotes y de princesas que lloraron tanto como las jóvenes de las anteriores leyendas. Por eso el lago de Camécuaro también significa "torrente de lágrimas". Hay otra interpretación, según el historiador Eduardo Ruiz, el significado deriva del verbo huecámen que es "caer en un estanque hondo", ro indica lugar, huácamecuaro, "lugar donde caen al estanque" de una forma fácil.
Pasear por este lago es poner a trabajar la imaginación, el barquero te va mostrando figuras inventadas ante las diferentes formas que sugieren los árboles gigantescos... Una iguana, un elefante, un vestido de novia, una cueva excavada en el árbol, un espectro, una escena de terror, un caballo,  un nido de serpientes de madera, un rinoceronte y una larga lista  de figuraciones y fábulas recreativas que nos hace sentir que estamos viviendo un mundo de fantasía y ensueño, y hasta la mismísima princesa que cuenta la leyenda se encuentra en una figura de mujer desnuda... Es al volver los ojos al lago, cuando nos damos cuenta que es un mundo real y que son los árboles y el agua los que juegan en nuestros ojos.



Vemos a los niños bañándose con los árboles, a los enamorados besándose entre las mismas raíces, a la familia disfrutando de un entorno paradisíaco.  Es el capricho armonizando con la quimera, es la inventiva en armonía con la realidad. Es la vivencia de la inspiración, o los duendes jugando entre la hierba de un parque natural difícil de olvidar. Es la leyenda hecha poesía en la naturaleza. 
A los artistas, a los poetas, a los fotógrafos, a los que saben disfrutar del agua y del árbol, a los que buscan el sosiego, la belleza, les recomiendo visitar este lugar de Michoacán. No se arrepentirán de la elección.


CAMÉCUARO

La luna Nanacutzi se mira en el lago de Camécuaro
aztecas, chichimecas, purépechas
la contemplan sin tiempo
lloran el pasado
Amanece
Los rayos del sol borran la imagen de Huanita
El coyote se esconde
observa a los turistas
deambula entre sombras
Los niños se bañan con los árboles
La brisa encanta el silencio
Las sabinas prolongan su verdor a través de los siglos
El agua transparenta la gala de los dioses
El Viejo del Agua me abraza con sus grandes raíces
Me hace crecer el alma
Me hace llegar al fondo
Su heno me acaricia el cabello
En el suspiro se esparcen las semillas
La sed se apaga en la vivencia
El lago me posee.

©Julie Sopetrán

jueves, mayo 10

EL PARQUE ECOLÓGICO XCARET EN QUINTANA ROO


Xcaret, en lengua maya, quiere decir: "pequeña caleta o cala". Xcaret es un parque temático eco Arqueológico, que se encuentra situado a seis kilómetros de la Playa del Carmen, Mar Caribe en la Riviera Maya, en Cancún. Disfrutar de la historia de México en este lugar, es un verdadero placer, con más de trescientos actores, bailarines, músicos, danzas, espectáculos, trajes típicos, juegos, danzas prehispánicas, charros, ríos subterráneos, delfines, mariposas, atracciones de todo tipo, actividades acuáticas, rutas ecológicas, fiestas que memoran cada lugar de México...
Es para mi un honor traer hoy a Mary Andrade, a MAGIAS DE MÉXICO, ella es una gran periodista, fotógrafo, editora, publicista, dedicada en cuerpo y alma a la festividad e investigación de Día de Muertos en México, a quien le debo mis viajes, mi interés por la Noche de Muertos, mi conocimiento en muchos aspectos de México, mis itinerarios por este gran país.  Mary hoy, desde California, me envía una entrevista muy interesante para los lectores que qieran visitar Xcaret durante la festividad de Día de Muertos. Espero que lo disfruten.

Julie Sopetrán


Tradiciones de Vida y Muerte en Xcaret
Un regreso a los orígenes de Hanal Pixán


     Entrevista y fotos por Mary J. Andrade

     Uno de los lugares que atrae como un imán en el espacio recreativo del Parque Ecológico Xcaret en Quintana Roo es “Puente al Paraíso”, un panteón inaugurado para las fiestas de Día de Muertos en el año 2004, donde “los vivos y las almas deambulan por allí, unos muertos de gusto y otros llenos de vida”, como se narra en el libro titulado “Puente al Paraíso, Panteón Vivo en Xcaret”. En él, a través de su arquitectura y diseño, se manifiesta el arte popular mexicano, en el que resalta el estilo de la zona sur de la península de Yucatán. 
      En este panteón se conjuntan los conceptos del calendario astronómico de 365 días, con el ritual maya, de 260 días. Con base a las concepciones de ambos calendarios se agruparon las tumbas; 260 de ellas están formadas en una espiral ascendente dentro de una pequeña montaña de siete terrazas, en el terreno donde se construyó el panteón. Las 105 que restan para completar el número de los días del año astronómico, se colocaron en el muro exterior que envuelve la montaña

      Cada una de las tumbas es una obra de arte en las que el humor de los mexicanos se manifiesta al poner los epitafios. Humorísticos y conmovedores, algunos son réplicas de varios que se leen en panteones del área y otros que destacan igualmente como una manifestación artística de la creatividad de quienes intervinieron en su creación.



      Es en este escenario, enmarcado por la vegetación, donde los últimos seis años se ha venido realizando un festival que muestra, durante cuatro días, cómo las comunidades mayas de la península honran la memoria de sus muertos. Xcaret vibra intensamente con las luces que iluminan el panteón por la noche. El aroma y el color dorado de las flores de cempasúchitl cubren las tumbas y docenas de altares diseminados en diferentes áreas del parque. Junto al panteón, la aldea maya cobra vida con la energía de docenas de personas que preparan los alimentos distintivos que como ofrendas en honor al alma del fallecido, se colocan en los altares y se comparten con los visitantes. Aquí hay de todo y para todos.



      La misa que se oficia la noche del primero de noviembre, mientras miles recorren el panteón envueltos en la magia de luces y sombra, escuchando a la distancia el murmullo de oraciones, congrega las familias alrededor de un altar que se erige en la explanada del cementerio. Más tarde en este escenario, grupos de música folklórica desfilan interpretando danzas regionales, a la vez que alusivas a la celebración, con los rostros de los bailarines artísticamente pintados como calaveras. Caminos iluminados por velas que los participantes encienden en memoria de un ser querido y que colocan en vasos pequeños de cristal, que cuelgan de una pequeña muralla marcan la ruta hacia áreas donde se desarrollan otras actividades. Cuentistas con fondos musicales, representaciones de obras de teatro tocan las fibras más sensibles de una audiencia que recorre caminos en diferentes direcciones, esperando no perder el inicio de estos programas que se van dando de manera sucesiva.

      Canto, poesía, drama, marimbistas, tamborileros, fandangos, exposiciones fotográficas y bandas ubicadas en sitios estratégicos, convierten a Xcaret en el lugar indicado para celebrar la vida y obtener conocimiento de la tradición prehispánica del Día de los Muertos.
      Con el propósito de ofrecer a nuestros lectores una visión más profunda de todo lo que implica la creación, programación y ejecución del Festival de Tradiciones de Vida y Muerte que se desarrolla anualmente en este parque, sostuvimos una amena conversación con su directora, la Lic. Leticia Aguerrebere Salido.
     ¿Qué motivó la implementación de este festival?
     “El contar con este panteón creado con el propósito de presentar un aspecto de la identidad de México en torno a la muerte y habiendo realizado previamente eventos y espectáculos aislados en los que se pone un gran esfuerzo, y sobre todo el hecho de que la Festividad Indígena dedicada a los Muertos hubiese sido declarada por la UNESCO como “Obra Maestra del Patrimonio Intangible de la Humanidad”, nos llevó a crear un proyecto con miras a que fuera permanente y que se realizara durante varios días”.


     “Personalmente, siempre he tenido una inclinación muy marcada por el Día de los Muertos, ya que nací entre flores de cempasúchitl y garra de león, en la fecha que se celebra la tradición; pero debo señalar que fueron varios los aspectos que se conjuntaron. Para los dueños del parque, quienes son mexicanos, es importante que todo el esfuerzo que se realiza en la organización de un evento sea disfrutado y apreciado por un mayor número de personas, de manera consecutiva. Cuidando siempre la sustentabilidad de una serie de cosas, propuse el proyecto como un festival anual, formando un comité con miembros del Municipio para ver incluso qué nombre se le pondría, decidiéndose por el de ‘Festival de Tradiciones de Vida y Muerte’. Al final somos los vivos los que celebramos a nuestros difuntos”.

       En el área del pabellón infantil, donde horas antes todo era actividad con el desarrollo de talleres, juegos colectivos y obras de teatro, durante el último día del festival de Hanal Pixán, Leticia Aguerrebere comparte las motivaciones que llevaron a los propietarios y a quienes forman parte de la administración del parque, convertido ya en una ventana cultural de México, a establecer y mantener este festival.

      “Hay que señalar que en el Mundo Maya hay la dualidad de la vida y la muerte, de luz y sombra, el arriba y el abajo. Estos elementos que están visibles en el diseño y construcción del  panteón “Puente al Paraíso”, sustentan el objetivo principal del festival de dar a conocer al resto del país lo que se hace en el sur de México. En el Mundo Maya la celebración es como más devota, posiblemente menos festiva que la del centro de México pero igualmente profunda en su contenido y nuestro reto era difundir ese aspecto de los mayas”.

      En el Parque Xcaret se han realizado seis Festivales de Tradiciones de Vida y Muerte, tres han enfocado en Yucatán, Chiapas y Tabasco como los estados invitados. Y aunque hay mucha similitud en la forma de hacer los altares, existen igualmente diferencias muy marcadas en el Mundo Maya, según Leticia Aguerrebere, quien hace hincapié que la importancia del festival radica en ser un encuentro cultural y artístico en donde se puede compartir la tradición, enfocándolo a la vez en las perspectivas contemporáneas.
      Como espectadora y participante del sexto Festival de Tradiciones de Vida y Muerte que se realizó en el 2011 y que tuvo como eslogan “Lo que Muere y lo que Vive junto Agua Vive y Muere”, y como tema principal “La Muerte Niña”, fue un placer muy grande presenciar el espectáculo poético musical “Voces Mexicanas”, a cargo de la sin igual actriz Ofelia Medina, que llenó a su máxima capacidad el teatro de Xcaret.



      “El festival enfoca en dos partes: la tradicional que no debe faltar y nunca perderse porque es lo que da origen a la celebración y la parte contemporánea que le ofrece a las nuevas generaciones la oportunidad de acercarse a la tradición y recuperarla para ellos. El festival presenta el concepto de la muerte como parte de la dualidad, proyectándola de forma diferente a través del teatro, la danza, y la música clásica, contemporánea y folklórica. Igualmente se muestra a través de exposiciones de fotografía pintura y de las artesanales llenan este cometido”

      “La Muerte Niña, Danza Ritual”
       En el festival que se desarrolló en el 2011, el Cuarteto de Carlos Chávez y Jesús Echevarria presentó en el concierto de gala el estreno de “La Muerte Niña, Danza Ritual”, que consta de tres partes: Flor y Canto, La Muerte Niña y la Fiesta de los Muertecitos.


      Al comentar el Maestro Carlos Chávez, al inicio del concierto, sobre a primera parte de La Muerte Niña, titulada “Flor y Canto”, indicó que “está dedicada a los niños que murieron sin dejar la cuna, sin comer maíz. Según los antiguos mexicas, estos niños iban a un lugar que tenía un árbol nodriza con ramas que daban leche y estaban allí alimentándose de las ramas del árbol, esperando para volver a nacer”.
      Antes de iniciar la segunda parte, titulada “La Muerte Niña”, ampliando el concepto prehispánico de la muerte, dice que la madre se pregunta “¿A dónde fue mi niño?” Y le contestan “Está en el árbol nodriza”. “Los mexicas no pensaban en el infierno. No existía el concepto de un lugar de castigo. Era más bien un lugar sin sonido, sin luz y lo que lamentaban era haber perdido la oportunidad de dejar cantos y poesías que era lo más valioso. Por ello, la madre se lamenta que su niño no dejó canto”.


      La tercera parte de la Muerte Niña se titula “La Fiesta de los Muertecitos”. Según el Maestro Carlos Chávez: “Los mexicanos tenemos esta característica de encontrar el lado jocoso, alegre y las fiestas populares en nuestro país que son de duelo y son también de disfrute”.
      Pabellón Infantil y Juvenil

      A través de las diferentes manifestaciones artísticas, basadas en la tradición, es donde las nuevas generaciones encuentran la motivación para que a su vez investiguen dentro de sus propias familias, buscando en sus abuelos el conocimiento de cómo celebraban el Día de los Muertos. Para Leticia Aguerrebere es una propuesta que se ofrece a los jóvenes, a  su vez a buscar el conocimiento de manera individual y por ende a recuperar la tradición.


      “El primero y segundo año del festival no tuvimos el pabellón infantil, aunque se ofrecieron talleres aislados. La necesidad de un pabellón infantil se dio en el tercer año, ya que cada vez llegaban a participar más niños. Ellos aprenden a apreciar aspectos de sus vidas a los que no ponían atención, de manera que cuando sean grandes van a ver las cosas de diferente manera, sobre todo en la apreciación del arte, la estética, el contenido. Ya no se cuecen en el primer hervor como se dice, porque ya tienen escuela”.
       La organización, bajo la dirección de la directora Aguerrebere trabaja con escuelas públicas y con ludotecas. Los talleres que se realizan en el festival son incluyentes tanto para niños con capacidades diferentes, como para personas de la tercera edad. En el 2011, año que el festival tuvo como invitado al Estado de Tabasco, se realizó un taller con niños con limitaciones visuales. En este caso, fueron ellos, precisamente, quienes dieron el taller con una venda en los ojos, simulando ser invidentes. Conducidos por la directora vivieron esa experiencia, enfocándola en el Día de los Muertos.

       Preparativos de todo un año
      Concluido el festival, inmediatamente se comienza a organizar el siguiente, con investigaciones que sustentan, a la hora de la interpretación, la forma cómo celebra el estado invitado, la tradición del Día de los Muertos. Esto ha venido funcionando y están muy satisfechos con los resultados, ya que “hacer un festival es fácil, pero mantenerlo es difícil”.



      “Han salido aspectos muy positivos porque previo al festival se trabaja con las comunidades de la zona maya, asesorándolas en sus danzas, en teatro, realizando también talleres de manualidades, interactivos. Trabajamos en muchas líneas paralelas para que el proyecto avance y parte de la idea es que dicho proyecto se lo apropie la sociedad que vive en Quintana Roo”.
      Participación de estudiantes en el festival
      Según Leticia Arreguebere la Riviera Maya es un lugar multicultural en su máxima expresión. “Tenemos gente de todo México viviendo en este lugar y muchos extranjeros que forman sus comunidades aquí. ‘Tradiciones de Vida y Muerte’ es un proyecto que busca hacer una función social. Los mexicanos estamos acostumbrados a nuestras tradiciones en nuestro lugar de origen, el reto por lo tanto es implementar la tradición a través de un festival. Por ello, Xcaret es un proyecto cultural que ha logrado trabajar en todas las líneas: con gobierno, con sociedad, con comunidad, con turismo y con jóvenes. Estudiantes universitarios y de la preparatoria participan como voluntarios, laborando en diferentes aspectos del festival. Esto les permite formarse como profesionales ganando experiencia y amigos que van conociendo en el camino, en una convivencia que los beneficia y les abre horizontes”.

      Acercando el festival a través del transporte

      El Parque Xcaret está situado aproximadamente a 75 kilómetros al sur de Cancún y a seis kilómetros y medio de Playa del Carmen en la costa caribeña del Estado de Quintana Roo, conocida como la Riviera Maya. La organización se enfrenta a un desafío muy importante: la transportación. Cómo llegan los participantes y cómo se lo acerca a la gente. Al respecto, Leticia Aguerrebere señala que se organiza toda una logística de transportación urbana de diferentes tipos, tanto para los que van a participar, los que llegan de voluntarios, así como los que van a disfrutar como audiencia. “Cada año realizamos una encuesta de satisfacción del expositor y de los que llegan a trabajar, lo que nos ha permitido corregir los inconveniente, y hacer mejoras rápidamente”.


      Empresa Socialmente Responsable

      Xcaret está reconocida como una Empresa Socialmente Responsable (ESR), por el trabajo del festival con las comunidades. Igualmente ha recibido el “Earth Check”, una modalidad de calidad que se asigna bajo las categorías de cobre, plata y oro, de acuerdo a los aspectos de higiene.
      “Earth Check enfoca en cómo se afecta al planeta con nuestras acciones, con nuestras huellas ecológicas. Hemos desarrollado procedimientos de sustentabilidad en el manejo de residuos, de los animales, en el reciclaje. Este año obtuvimos el reconocimiento de plata y se necesita dos años seguidos sustentando esta categoría para obtener el reconocimiento del oro. Se lo ha establecido de esta manera, para que los avances que se van dando lleguen a formarse hábitos”.

      En lo que respecta al apoyo económico, el festival corre con la mayor parte de los gastos  tanto del Estado invitado como de las comunidades de Carrillo Puerto y algunas que quedan retiradas en Yucatán. En algunos casos se organizan las comunidades con el transporte y los organizadores del festival les proporcionan el hospedaje, alimentación y los insumos a los participantes. En lo gastronómico les proveen la materia prima, porque uno de los objetivos del festival es mostrar los procesos en la preparación de los platillos tradicionales de la temporada que se colocan en los altares y que a la vez se ofrecen al público asistente. Lo que se recauda de ellos queda en manos de los grupos que participan en el festival, beneficiando a sus comunidades con dichos ingresos.

    Proyectos especiales

      En Xcaret se realizan tres proyectos especiales durante el año: La Travesía Sagrada Maya, en el mes de mayo; El Festival de Tradiciones de Vida y Muerte en octubre-noviembre y las Mañanitas de Flor y Canto, en honor a la Virgen de Guadalupe, el 12 de diciembre. Además se desarrollan las operaciones regulares del Parque que tienen que ver con exhibiciones temporales, permanentes y los espectáculos.

     Aunque el Parque Xcaret es ya un destino turístico conocido a nivel internacional, con 21 años de funcionamiento, los organizadores del festival, en particular su directora, Leticia Aguerrebere sienten la responsabilidad y tienen como objetivo lograr que se proyecte a nivel internacional. “Una persona que no tiene la oportunidad de ir a diferentes lugares para conocer la tradición en sus múltiples manifestaciones, puede venir a este festival y darse cuenta de cómo se celebra el Día de los Muertos en México, obteniendo aquí el conocimiento sobre el significado del altar, la música que se interpreta en los hogares y en el panteón, e incluso participar en el desarrollo de la misa que se oficia al pie del “Puente al Paraíso”, el primero de noviembre. Todos estos elementos los ofrecemos en este lugar”.
       Este 2012, entre el 30 de octubre y el 2 de noviembre, el “Festival de Tradiciones de Vida y Muerte” tendrá como invitado al Estado de Campeche, brindando una nueva oportunidad para disfrutar las manifestación tradicional así como contemporánea, a la vez que religiosa y ritual de la tradición prehispánica del Día de los Muertos, que cruzó las fronteras y los mares convirtiéndose internacionalmente como parte de la identidad cultural de México.
       Para mayor información sobre el “Festival de Tradiciones de Vida y Muerte” los interesados pueden obtenerla visitando el sitio en el Internet: http://www.festivaldevidaymuerte.com/ Para información general sobre el Parque Ecológico Xcaret, visite: http://www.xcaret.com/

       Mary J. Andrade es Editora de Viajes del periódico “La Oferta”, que se publica en San José, California. Puede ser contactada escribiendo a su correo electrónico: mary@laoferta.com o a mary@dayofthedead.com


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