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domingo, octubre 29

LA DOÑA Y EL CLIMA (Calaverita)

 

 
                                                              Foto: Mary Andrade

Muchos aviones vuelan
por encima de mi casa,
y van dejando una estela
como un pañuelo de gasa...

 La Muerte que es muy coqueta
se fue a estrenar esta moda,
y se acercó a los fluidos
para sentirse la Doña

 Pues lo que sea que dejen
en el aire, es peligroso,
que al rato el cristal del coche
está sucio y pegajoso.

A la Doña no le importa
que se la peguen los huesos,
se ajusta la estela blanca
y despegan luego, luego...

 Dicen que es condensación
de turbinas y motores,
aviones supersónicos
que nos tiran sus vapores.

Colaboran al proceso
de nuestro calentamiento,
y no hay nadie que les diga
que nos molesta su aliento.

A Doña Huesos le gusta
manipular el ambiente,
pa llevarse al Panteón
a puñaditos de gente...

Si los chinos siembran nubes
y otros no sé lo que siembran,
¿Y por qué no había gases
en tiempo de las abuelas?

El efecto invernadero
los aviones a chorro,
óxidos de azufre agreden
los perfiles de mi gorro.

La Huesos se carcajea
pues todo es un artificio,
si dejas de respirar
ella cumplirá su oficio.

Y yo me quedo pensando
en estas cosas del clima,
del cielo, de los humanos
y hasta de la gota fría...

 Nada entiendo y es la Doña
la que pulsa el temporal,
que un día llueve y al otro
donde llovió, ya no estás.

©Julie Sopetrán



jueves, mayo 10

EL PARQUE ECOLÓGICO XCARET EN QUINTANA ROO


Xcaret, en lengua maya, quiere decir: "pequeña caleta o cala". Xcaret es un parque temático eco Arqueológico, que se encuentra situado a seis kilómetros de la Playa del Carmen, Mar Caribe en la Riviera Maya, en Cancún. Disfrutar de la historia de México en este lugar, es un verdadero placer, con más de trescientos actores, bailarines, músicos, danzas, espectáculos, trajes típicos, juegos, danzas prehispánicas, charros, ríos subterráneos, delfines, mariposas, atracciones de todo tipo, actividades acuáticas, rutas ecológicas, fiestas que memoran cada lugar de México...
Es para mi un honor traer hoy a Mary Andrade, a MAGIAS DE MÉXICO, ella es una gran periodista, fotógrafo, editora, publicista, dedicada en cuerpo y alma a la festividad e investigación de Día de Muertos en México, a quien le debo mis viajes, mi interés por la Noche de Muertos, mi conocimiento en muchos aspectos de México, mis itinerarios por este gran país.  Mary hoy, desde California, me envía una entrevista muy interesante para los lectores que qieran visitar Xcaret durante la festividad de Día de Muertos. Espero que lo disfruten.

Julie Sopetrán


Tradiciones de Vida y Muerte en Xcaret
Un regreso a los orígenes de Hanal Pixán


     Entrevista y fotos por Mary J. Andrade

     Uno de los lugares que atrae como un imán en el espacio recreativo del Parque Ecológico Xcaret en Quintana Roo es “Puente al Paraíso”, un panteón inaugurado para las fiestas de Día de Muertos en el año 2004, donde “los vivos y las almas deambulan por allí, unos muertos de gusto y otros llenos de vida”, como se narra en el libro titulado “Puente al Paraíso, Panteón Vivo en Xcaret”. En él, a través de su arquitectura y diseño, se manifiesta el arte popular mexicano, en el que resalta el estilo de la zona sur de la península de Yucatán. 
      En este panteón se conjuntan los conceptos del calendario astronómico de 365 días, con el ritual maya, de 260 días. Con base a las concepciones de ambos calendarios se agruparon las tumbas; 260 de ellas están formadas en una espiral ascendente dentro de una pequeña montaña de siete terrazas, en el terreno donde se construyó el panteón. Las 105 que restan para completar el número de los días del año astronómico, se colocaron en el muro exterior que envuelve la montaña

      Cada una de las tumbas es una obra de arte en las que el humor de los mexicanos se manifiesta al poner los epitafios. Humorísticos y conmovedores, algunos son réplicas de varios que se leen en panteones del área y otros que destacan igualmente como una manifestación artística de la creatividad de quienes intervinieron en su creación.



      Es en este escenario, enmarcado por la vegetación, donde los últimos seis años se ha venido realizando un festival que muestra, durante cuatro días, cómo las comunidades mayas de la península honran la memoria de sus muertos. Xcaret vibra intensamente con las luces que iluminan el panteón por la noche. El aroma y el color dorado de las flores de cempasúchitl cubren las tumbas y docenas de altares diseminados en diferentes áreas del parque. Junto al panteón, la aldea maya cobra vida con la energía de docenas de personas que preparan los alimentos distintivos que como ofrendas en honor al alma del fallecido, se colocan en los altares y se comparten con los visitantes. Aquí hay de todo y para todos.



      La misa que se oficia la noche del primero de noviembre, mientras miles recorren el panteón envueltos en la magia de luces y sombra, escuchando a la distancia el murmullo de oraciones, congrega las familias alrededor de un altar que se erige en la explanada del cementerio. Más tarde en este escenario, grupos de música folklórica desfilan interpretando danzas regionales, a la vez que alusivas a la celebración, con los rostros de los bailarines artísticamente pintados como calaveras. Caminos iluminados por velas que los participantes encienden en memoria de un ser querido y que colocan en vasos pequeños de cristal, que cuelgan de una pequeña muralla marcan la ruta hacia áreas donde se desarrollan otras actividades. Cuentistas con fondos musicales, representaciones de obras de teatro tocan las fibras más sensibles de una audiencia que recorre caminos en diferentes direcciones, esperando no perder el inicio de estos programas que se van dando de manera sucesiva.

      Canto, poesía, drama, marimbistas, tamborileros, fandangos, exposiciones fotográficas y bandas ubicadas en sitios estratégicos, convierten a Xcaret en el lugar indicado para celebrar la vida y obtener conocimiento de la tradición prehispánica del Día de los Muertos.
      Con el propósito de ofrecer a nuestros lectores una visión más profunda de todo lo que implica la creación, programación y ejecución del Festival de Tradiciones de Vida y Muerte que se desarrolla anualmente en este parque, sostuvimos una amena conversación con su directora, la Lic. Leticia Aguerrebere Salido.
     ¿Qué motivó la implementación de este festival?
     “El contar con este panteón creado con el propósito de presentar un aspecto de la identidad de México en torno a la muerte y habiendo realizado previamente eventos y espectáculos aislados en los que se pone un gran esfuerzo, y sobre todo el hecho de que la Festividad Indígena dedicada a los Muertos hubiese sido declarada por la UNESCO como “Obra Maestra del Patrimonio Intangible de la Humanidad”, nos llevó a crear un proyecto con miras a que fuera permanente y que se realizara durante varios días”.


     “Personalmente, siempre he tenido una inclinación muy marcada por el Día de los Muertos, ya que nací entre flores de cempasúchitl y garra de león, en la fecha que se celebra la tradición; pero debo señalar que fueron varios los aspectos que se conjuntaron. Para los dueños del parque, quienes son mexicanos, es importante que todo el esfuerzo que se realiza en la organización de un evento sea disfrutado y apreciado por un mayor número de personas, de manera consecutiva. Cuidando siempre la sustentabilidad de una serie de cosas, propuse el proyecto como un festival anual, formando un comité con miembros del Municipio para ver incluso qué nombre se le pondría, decidiéndose por el de ‘Festival de Tradiciones de Vida y Muerte’. Al final somos los vivos los que celebramos a nuestros difuntos”.

       En el área del pabellón infantil, donde horas antes todo era actividad con el desarrollo de talleres, juegos colectivos y obras de teatro, durante el último día del festival de Hanal Pixán, Leticia Aguerrebere comparte las motivaciones que llevaron a los propietarios y a quienes forman parte de la administración del parque, convertido ya en una ventana cultural de México, a establecer y mantener este festival.

      “Hay que señalar que en el Mundo Maya hay la dualidad de la vida y la muerte, de luz y sombra, el arriba y el abajo. Estos elementos que están visibles en el diseño y construcción del  panteón “Puente al Paraíso”, sustentan el objetivo principal del festival de dar a conocer al resto del país lo que se hace en el sur de México. En el Mundo Maya la celebración es como más devota, posiblemente menos festiva que la del centro de México pero igualmente profunda en su contenido y nuestro reto era difundir ese aspecto de los mayas”.

      En el Parque Xcaret se han realizado seis Festivales de Tradiciones de Vida y Muerte, tres han enfocado en Yucatán, Chiapas y Tabasco como los estados invitados. Y aunque hay mucha similitud en la forma de hacer los altares, existen igualmente diferencias muy marcadas en el Mundo Maya, según Leticia Aguerrebere, quien hace hincapié que la importancia del festival radica en ser un encuentro cultural y artístico en donde se puede compartir la tradición, enfocándolo a la vez en las perspectivas contemporáneas.
      Como espectadora y participante del sexto Festival de Tradiciones de Vida y Muerte que se realizó en el 2011 y que tuvo como eslogan “Lo que Muere y lo que Vive junto Agua Vive y Muere”, y como tema principal “La Muerte Niña”, fue un placer muy grande presenciar el espectáculo poético musical “Voces Mexicanas”, a cargo de la sin igual actriz Ofelia Medina, que llenó a su máxima capacidad el teatro de Xcaret.



      “El festival enfoca en dos partes: la tradicional que no debe faltar y nunca perderse porque es lo que da origen a la celebración y la parte contemporánea que le ofrece a las nuevas generaciones la oportunidad de acercarse a la tradición y recuperarla para ellos. El festival presenta el concepto de la muerte como parte de la dualidad, proyectándola de forma diferente a través del teatro, la danza, y la música clásica, contemporánea y folklórica. Igualmente se muestra a través de exposiciones de fotografía pintura y de las artesanales llenan este cometido”

      “La Muerte Niña, Danza Ritual”
       En el festival que se desarrolló en el 2011, el Cuarteto de Carlos Chávez y Jesús Echevarria presentó en el concierto de gala el estreno de “La Muerte Niña, Danza Ritual”, que consta de tres partes: Flor y Canto, La Muerte Niña y la Fiesta de los Muertecitos.


      Al comentar el Maestro Carlos Chávez, al inicio del concierto, sobre a primera parte de La Muerte Niña, titulada “Flor y Canto”, indicó que “está dedicada a los niños que murieron sin dejar la cuna, sin comer maíz. Según los antiguos mexicas, estos niños iban a un lugar que tenía un árbol nodriza con ramas que daban leche y estaban allí alimentándose de las ramas del árbol, esperando para volver a nacer”.
      Antes de iniciar la segunda parte, titulada “La Muerte Niña”, ampliando el concepto prehispánico de la muerte, dice que la madre se pregunta “¿A dónde fue mi niño?” Y le contestan “Está en el árbol nodriza”. “Los mexicas no pensaban en el infierno. No existía el concepto de un lugar de castigo. Era más bien un lugar sin sonido, sin luz y lo que lamentaban era haber perdido la oportunidad de dejar cantos y poesías que era lo más valioso. Por ello, la madre se lamenta que su niño no dejó canto”.


      La tercera parte de la Muerte Niña se titula “La Fiesta de los Muertecitos”. Según el Maestro Carlos Chávez: “Los mexicanos tenemos esta característica de encontrar el lado jocoso, alegre y las fiestas populares en nuestro país que son de duelo y son también de disfrute”.
      Pabellón Infantil y Juvenil

      A través de las diferentes manifestaciones artísticas, basadas en la tradición, es donde las nuevas generaciones encuentran la motivación para que a su vez investiguen dentro de sus propias familias, buscando en sus abuelos el conocimiento de cómo celebraban el Día de los Muertos. Para Leticia Aguerrebere es una propuesta que se ofrece a los jóvenes, a  su vez a buscar el conocimiento de manera individual y por ende a recuperar la tradición.


      “El primero y segundo año del festival no tuvimos el pabellón infantil, aunque se ofrecieron talleres aislados. La necesidad de un pabellón infantil se dio en el tercer año, ya que cada vez llegaban a participar más niños. Ellos aprenden a apreciar aspectos de sus vidas a los que no ponían atención, de manera que cuando sean grandes van a ver las cosas de diferente manera, sobre todo en la apreciación del arte, la estética, el contenido. Ya no se cuecen en el primer hervor como se dice, porque ya tienen escuela”.
       La organización, bajo la dirección de la directora Aguerrebere trabaja con escuelas públicas y con ludotecas. Los talleres que se realizan en el festival son incluyentes tanto para niños con capacidades diferentes, como para personas de la tercera edad. En el 2011, año que el festival tuvo como invitado al Estado de Tabasco, se realizó un taller con niños con limitaciones visuales. En este caso, fueron ellos, precisamente, quienes dieron el taller con una venda en los ojos, simulando ser invidentes. Conducidos por la directora vivieron esa experiencia, enfocándola en el Día de los Muertos.

       Preparativos de todo un año
      Concluido el festival, inmediatamente se comienza a organizar el siguiente, con investigaciones que sustentan, a la hora de la interpretación, la forma cómo celebra el estado invitado, la tradición del Día de los Muertos. Esto ha venido funcionando y están muy satisfechos con los resultados, ya que “hacer un festival es fácil, pero mantenerlo es difícil”.



      “Han salido aspectos muy positivos porque previo al festival se trabaja con las comunidades de la zona maya, asesorándolas en sus danzas, en teatro, realizando también talleres de manualidades, interactivos. Trabajamos en muchas líneas paralelas para que el proyecto avance y parte de la idea es que dicho proyecto se lo apropie la sociedad que vive en Quintana Roo”.
      Participación de estudiantes en el festival
      Según Leticia Arreguebere la Riviera Maya es un lugar multicultural en su máxima expresión. “Tenemos gente de todo México viviendo en este lugar y muchos extranjeros que forman sus comunidades aquí. ‘Tradiciones de Vida y Muerte’ es un proyecto que busca hacer una función social. Los mexicanos estamos acostumbrados a nuestras tradiciones en nuestro lugar de origen, el reto por lo tanto es implementar la tradición a través de un festival. Por ello, Xcaret es un proyecto cultural que ha logrado trabajar en todas las líneas: con gobierno, con sociedad, con comunidad, con turismo y con jóvenes. Estudiantes universitarios y de la preparatoria participan como voluntarios, laborando en diferentes aspectos del festival. Esto les permite formarse como profesionales ganando experiencia y amigos que van conociendo en el camino, en una convivencia que los beneficia y les abre horizontes”.

      Acercando el festival a través del transporte

      El Parque Xcaret está situado aproximadamente a 75 kilómetros al sur de Cancún y a seis kilómetros y medio de Playa del Carmen en la costa caribeña del Estado de Quintana Roo, conocida como la Riviera Maya. La organización se enfrenta a un desafío muy importante: la transportación. Cómo llegan los participantes y cómo se lo acerca a la gente. Al respecto, Leticia Aguerrebere señala que se organiza toda una logística de transportación urbana de diferentes tipos, tanto para los que van a participar, los que llegan de voluntarios, así como los que van a disfrutar como audiencia. “Cada año realizamos una encuesta de satisfacción del expositor y de los que llegan a trabajar, lo que nos ha permitido corregir los inconveniente, y hacer mejoras rápidamente”.


      Empresa Socialmente Responsable

      Xcaret está reconocida como una Empresa Socialmente Responsable (ESR), por el trabajo del festival con las comunidades. Igualmente ha recibido el “Earth Check”, una modalidad de calidad que se asigna bajo las categorías de cobre, plata y oro, de acuerdo a los aspectos de higiene.
      “Earth Check enfoca en cómo se afecta al planeta con nuestras acciones, con nuestras huellas ecológicas. Hemos desarrollado procedimientos de sustentabilidad en el manejo de residuos, de los animales, en el reciclaje. Este año obtuvimos el reconocimiento de plata y se necesita dos años seguidos sustentando esta categoría para obtener el reconocimiento del oro. Se lo ha establecido de esta manera, para que los avances que se van dando lleguen a formarse hábitos”.

      En lo que respecta al apoyo económico, el festival corre con la mayor parte de los gastos  tanto del Estado invitado como de las comunidades de Carrillo Puerto y algunas que quedan retiradas en Yucatán. En algunos casos se organizan las comunidades con el transporte y los organizadores del festival les proporcionan el hospedaje, alimentación y los insumos a los participantes. En lo gastronómico les proveen la materia prima, porque uno de los objetivos del festival es mostrar los procesos en la preparación de los platillos tradicionales de la temporada que se colocan en los altares y que a la vez se ofrecen al público asistente. Lo que se recauda de ellos queda en manos de los grupos que participan en el festival, beneficiando a sus comunidades con dichos ingresos.

    Proyectos especiales

      En Xcaret se realizan tres proyectos especiales durante el año: La Travesía Sagrada Maya, en el mes de mayo; El Festival de Tradiciones de Vida y Muerte en octubre-noviembre y las Mañanitas de Flor y Canto, en honor a la Virgen de Guadalupe, el 12 de diciembre. Además se desarrollan las operaciones regulares del Parque que tienen que ver con exhibiciones temporales, permanentes y los espectáculos.

     Aunque el Parque Xcaret es ya un destino turístico conocido a nivel internacional, con 21 años de funcionamiento, los organizadores del festival, en particular su directora, Leticia Aguerrebere sienten la responsabilidad y tienen como objetivo lograr que se proyecte a nivel internacional. “Una persona que no tiene la oportunidad de ir a diferentes lugares para conocer la tradición en sus múltiples manifestaciones, puede venir a este festival y darse cuenta de cómo se celebra el Día de los Muertos en México, obteniendo aquí el conocimiento sobre el significado del altar, la música que se interpreta en los hogares y en el panteón, e incluso participar en el desarrollo de la misa que se oficia al pie del “Puente al Paraíso”, el primero de noviembre. Todos estos elementos los ofrecemos en este lugar”.
       Este 2012, entre el 30 de octubre y el 2 de noviembre, el “Festival de Tradiciones de Vida y Muerte” tendrá como invitado al Estado de Campeche, brindando una nueva oportunidad para disfrutar las manifestación tradicional así como contemporánea, a la vez que religiosa y ritual de la tradición prehispánica del Día de los Muertos, que cruzó las fronteras y los mares convirtiéndose internacionalmente como parte de la identidad cultural de México.
       Para mayor información sobre el “Festival de Tradiciones de Vida y Muerte” los interesados pueden obtenerla visitando el sitio en el Internet: http://www.festivaldevidaymuerte.com/ Para información general sobre el Parque Ecológico Xcaret, visite: http://www.xcaret.com/

       Mary J. Andrade es Editora de Viajes del periódico “La Oferta”, que se publica en San José, California. Puede ser contactada escribiendo a su correo electrónico: mary@laoferta.com o a mary@dayofthedead.com


jueves, octubre 27

¿QUÉ HACEN LOS NIÑOS MEXICANOS EN LOS CEMENTERIOS?




Texto y fotos: Julie Sopetrán

Desde la primera vez que entré en los cementerios mexicanos, hace ya muchos años, me llamó poderosamente la atención ver a los niños en los cementerios arreglando las tumbas junto a sus padres y familia, preparando las flores, participando de los quehaceres y preparativos para la celebración de Día de Muertos. Me di cuenta, que desde muy niños, asimilan esa realidad de la muerte y en el panteón, observan, ríen, juegan respetuosamente, encienden velas, transportan flores, se acurrucan junto a las tumbas, llevan sus golosinas, miran, siguen los pasos de sus familias, son parte muy activa de lo que hacen los mayores y así maman en el cementerio las creencias. 

                                       Madre amamantando a su hijo en el cementerio.
Desde muy niños están informados del proceso de vivir y morir. En México no se evita la presencia de la muerte y los niños no sólo ven morir a sus seres queridos, también participan en los velatorios, y en el recuerdo que cada año se le dedica al familiar, amigo, vecino que se fue para siempre, y ese recuerdo se hace más patente en esta celebración de Día y Noche de Muertos.


No ocurre lo mismo en nuestro país, en España, el día primero de Noviembre no se ve a un niño en el cementerio, tampoco en un entierro o en un velatorio, a los niños se les aísla ante el acto de la muerte, no se les cuenta o se les habla con naturalidad del tema, no se les hace entender que nacemos y morimos, y el pequeño lo va aprendiendo con los años, con  la propia experiencia y, ese desconsuelo aterrador con el que va cubriendo a solas y muy íntimamente ese proceso.


Mi experiencia en México, me ha hecho ver lo importante que es para el niño estar activo en el duelo, hacerle participar en lo esencial, en lo natural que es la muerte. Es muy necesario quitarles el miedo, el terror, la incertidumbre, la mentira con que adornamos la muerte a muchos niños. Y sería muy necesario llevarles a las ceremonias funerarias, darles, enseñarles esa oportunidad de expresar sus propios sentimientos. Los niños son muy creativos y ante la muerte saben reaccionar incluso mejor que los mayores.

Niños adornando la tumba
En México se habla con los niños de la muerte, del abuelito que se fue, del hermanito que murió, y se le enseña a velarlo, a ser él mismo ante la ausencia y ante la creencia de saber que una vez al año, por lo menos, el muertito va a volver a casa, y todos lo van a recibir. Así se le da valor a los objetos que utilizó el difunto, a los gustos que tenía en vida. Resucita familiarmente el ser que fue, lo que nos dejó en el recuerdo espiritual y físicamente.  Y para ello se hará un caminito de pétalos de flores doradas, para que cuando venga a visitarnos el espíritu de fulanito y menganito, sepa el camino a seguir y que no se vaya a perder, y entre todos se hará un altar en la casa, y se le pondrá la foto más linda y la comida que más le gustaba, y el juguete con el que jugaba, y si el que murió fue el abuelo, pues su tequilita y su garrote o herramienta de trabajo habrá que desempolvarla... Y se le recordará tal como era en vida, con alegría y sin miedo alguno. Nunca, nunca al niño se le debe ocultar nada que lo traumatice.


¿Pero, se ríen los mexicanos de la muerte? Yo creo que no. Los mexicanos como los españoles, como muchos otros pueblos, temen de igual modo a la muerte, lloran, sienten, extrañan a sus seres queridos... Al pueblo mexicano lo que le pasa es que es muy fiel a sus tradiciones y a su religión, tradiciones antiguas y religiones mezcladas.  
Ya los antiguos mexicanos, hace miles de años, seguían sus mitos a través de ritos mortuorios, ellos creían que al morir se viajaba al Mictlán, que era el lugar de los muertos y de la eternidad y cuando uno moría se convertía automáticamente en dios...




Luego, el cristianismo, les trajo la vida eterna. Así su entrega a la oración también es auténtica y los niños van siguiendo esos pasos ancestrales y modernos de los mayores, lo hacen con respeto, con amor y  espontaneidad y con una naturalidad que en otros lugares no sería común.




                                            Sin su sonrisa, la muerte sería muy seria

A mi me llamó mucho la atención ese colorido, esa maravillosa composición de flores en el cementerio, colores de papel picado morado, naranja, colgado de un extremo a otro con motivos de la muerte, comiendo, bebiendo, trabajando... Ese humor mexicano que se hace arte en el papel, o ese adorno multicolor sobre la tierra, sólo quiere decir amor, porque México está lleno de flores y es la estación del cempasúchil color oro puro y  es un estallido de sensaciones alegres, de velas encendidas, de incienso o copal, de jarras o vasos con agua para saciar la sed en el camino del muerto que regresa a casa, las fotografías de los difuntos, la gente en armonía con sus creencias, pero en el fondo fondo, el mexicano está velando a sus muertos desde su fe ancestral y cristiana.


¿Es un festejo? No sé si podría llamarlo así, para el turista que se acerca al cementerio, tal vez lo es, porque en sus países de origen es distinto o tal vez no existe ese culto a la muerte. Pero para el mexicano, el primero de noviembre lleva muy dentro el dolor de sus muertos, y más de sus muertos matados, ahora no, no creo que sea precisamente fiesta sino grito pidiendo justicia.


Y sí, son los niños, con su inocencia, los que verdaderamente disfrutan de la luz, del colorido, del ambiente creado en torno a la tumba, de las calaveritas de azúcar, del pan de muertos, de sus golosinas. Para los niños, la imagen del esqueleto con guadaña es algo lúdico, aunque simboliza lo pasajero, no le causa el miedo que podría causarle a cualquier otro niño europeo. Tal vez porque en México la muerte es mágica, trágica, sí, pero esotérica y se la implora como remedio para muchas cosas, por ejemplo, para atraer el dinero, para las conquistas amorosas, para la salud, etc.. Ella es la Santísima Muerte, la que puede hacer y deshacer al instante. Y los niños lo saben muy bien porque sus papás así se lo han enseñado y para ellos es una santa costumbre ya ir al cementerio.

Me di cuenta, que los niños en los cementerios mexicanos, crecen, es una forma de hacerse más o muy mexicanos, la muerte sin ellos, no estaría tan viva, tan presente, no sería tan cotidiana ni tan trascendente.



                                                                    Con Papá velando a los difuntos
De lo que sí estoy segura, es de que esos niños a mi también me hicieron crecer ante la muerte, y tal vez por eso, de regreso a España, mirando sus fotos, su inocencia, su autenticidad, recopilando sus sonrisas, sus gestos, sus tradiciones, me hacen ver la vida de otra forma.  


domingo, noviembre 21

UN DÍA DE MUERTOS EN LA ZONA DE URUAPAN

UN DÍA DE MUERTOS EN LA ZONA DE URUAPAN

Por Julie Sopetrán


                            Mujer p´urhépecha preparando comida en Zacán. Foto: Julie Sopetrán

Uruapan

Está situado a 52 kilómetros de Pátzcuaro y unos 100 de Morelia, con más de doscientos mil habitantes, se llega  sin sentir debido a los deliciosos paisajes, la frondosa vegetación, pueblos tan antiguos como su propia gente, gente tan acogedora como su propio paisaje, capillas del siglo XVI, artesanías de todo tipo elaboradas por manos p´urhépechas, por artesanos nativos que van mimando minuciosamente los secretos de sus antepasados conservando su recuerdo en cada obra de arte.
Se llega a Uruapan por la autopista Morelia-Pátzcuaro-Uruapan, aunque también se puede llegar por la carretera federal Nº 14 pasando por Tingambato. Su belleza natural está rodeada de huertos y frutales, por algo es”la capital mundial del aguacate”, al que también han llamado “el oro verde”. Aunque vive de otros cultivos como la caña de azúcar, el maíz, el durazno, el café, la guayaba, el jitomate, la calabaza, el chile... Siendo también una región rica en ganadería. Uruapan es un punto de unión entre la meseta p´urhépecha y la tierra caliente. Está situada a casi dos mil metros de altura y  disfruta de una temperatura media de veinte grados centígrados.
Desde la carretera podemos distinguir el Volcán más joven del mundo, el Paricutín, uno de los pocos existentes que el hombre ha visto nacer y crecer, este volcán hizo su erupción el 20 de febrero de 1943, se pueden contemplar los vestigios del Templo de San Juan Parangaricutiro, que junto al poblado quedó cubierto por la lava. A unos cuantos minutos se encuentra Zacán.
Uruapan es un nombre netamente p´urhépecha Uruapan, que significa “lugar donde los árboles reverdecen” o lugar donde todo florece. También se dice que es “el lugar de los futuros donde se tiene la oportunidad de vivir eternamente” Tal vez por ello se comenta que es el “Vergel de Michoacán” o “la verdadera cuna del maque”, por la cantidad de artesanías que se hacen con la madera de estos lugares de bosques de pino y encino, guajes y cascalotes. Se hacen máscaras, bateas, cajas, instrumentos musicales, platos artesanales… También se elaboran rebozos, mantas de algodón y de acrilán. Son famosos los telares rústicos, los que todavía se usan de madera de pedal.  Los artesanos saben cómo mezclar y recubrir las piezas, para ello utilizan aceites vegetales y animales que lo mezclan con minerales pulverizados, lo aplican a las artesanías y consiguen una superficie dura y lustrosa, luego imprimen sus dibujos decorativos, los resecan y embuten con diferentes colores y consiguen recrear verdaderas joyas.  Yo diría que únicas en el mundo.
Uruapan en 1534, fue fundada por Fray Juan de San Miguel, su labor evangelizadora quedó establecida sobre asentamientos prehispánicos. Su influencia franciscana se respira especialmente en La Huatápera, y las capillas de los barrios de la Magdalena, San Francisquito, San Juan Bautista, San Pedro, San Miguel y Santiago. 
  


       Los uchepos ...los tamales de harina y atole de tamarindo y de cacao... Foto: Julie Sopetrán
 
Dar un paseo por las calles y pararse a comer el churipo con corundas, las carnitas, el atole, la barbacoa de borrego, los nacatamales, en el día de muertos, los uchepos, las quesadillas de flor de calabaza, los tamales de harina y atole de tamarindo y de cacao y las toqueras de maíz azul… es una de las delicias gastronómicas de Uruapan, entrando al Mercado de los Antojitos.    O pasear por el Parque Nacional “Eduardo Ruiz” en el mismo centro de la ciudad donde nace el Río Cupatitzio, o “río que canta” llamado también la Rodilla del Diablo. Entrar al Museo del Turista donde los artesanos exhiben y venden sus productos de maque, máscaras, cestos, guitarras de Paracho, maderas maqueadas y demás caprichos artesanales, es una delicia que nunca olvidará el visitante.

Día de Muertos

La Maestra Silvia Huanosto, Directora de Turismo en la ciudad y región nos recibe amablemente, nos enseña la ciudad, nos habla de sus gentes, de sus fiestas, de sus pueblos, quiere enseñarnos todo con una amabilidad desbordante.
      Zacán, en una casa particular recibiendo y poniendo las ofrendas.  Foto: Julie Sopetran

Ella misma nos lleva a Zacán, “lugar pedregoso” y también “lugar donde la tierra es cultivada”, estuvo muy afectado este lugar por la erupción del volcán Paricutín.  En Zacán, todos los años se dan cita más de 60 comunidades indígenas de la Meseta P´urhépecha, La Cañada de los Once Pueblos y la Zona Lacustre, debido al Concurso artístico de la Raza Purépecha” compuesta por pirekuas, orquestas, danzas y bandas de viento o como dicen en la región, de aliento. En este pueblo es típica la elaboración del punto de cruz, prendas de vestir y sombreros hechos con fibras vegetales.  Zacán está a dos mil metros de altura sobre el nivel del mar.


Familiar de uno de los muertos que visitamos. Foto: Julie Sopetrán

Silvia quiere que vayamos a visitar ofrendas. Hay tres casas donde hay que llevar un regalo al muerto, ofrecérselo, y saludar a las familias. Son muertos de este año, se han ido hace poco, y ellos vuelven, así lo creen las familias.
La ofrenda es hermosa dentro de las casas, hay de todo en los tres lugares que visitamos, frutas, frutos, comida,  retratos de los fallecidos, detalles que hablan de sus vidas, de lo que más les gustaba…

                     Horno elaborado para recibir al muerto. Foto: Julie Sopetrán

Detalles como un horno, porque a ella le gustaba cocinar en el horno, una cancha de baloncesto, porque él era jugador de este deporte… Conchas de mar, porque a ella le gustaba coleccionarlas…Una máquina de coser porque a ella le gustaba coser… Detalles que hacen que cada ofrenda sea diferente, aunque en todas tengan en común la abundancia de comida junto a los frutos de la tierra.


 Conchas que le gustaban en vida... Foto: Julie Sopetrán

Debemos ser respetuosos, dar y recibir, hacer fotos, participar, hablar con las familias. Rosita murió de 30 años de corazón; Enedina murió de 107 años, tiene cuatro hijos, y fue muy querida en la comunidad; María de la Salud murió de accidente, le gustaban mucho las conchas y era muy alegre. La gente va llegando con más ofrendas, las mujeres cocinan comida para corresponder a la gente que lleva algo al difunto.

        Cancha... en altar de muertos, Zacán. Foto: Julie Sopetrán

 Incluso nos obsequian con un regalo, es un pañito hecho por las mujeres de la familia a punto de cruz, para que lo llevemos de recuerdo. Y así es la costumbre… compartir, dar, agradecer, recibir. Todo en un ambiente familiar muy agradable, serio, alegre y a la vez respetuoso.  

Comida en Zacán

Llovía a mares, Silvia, después, nos llevará a comer una comida exquisita, es una cocinera que ha viajado a París, que en dos días viajará a Sud-África para llevar la comida mexicana a distintos lugares, es una mujer p´urhépecha extraordinaria, su esposo ya la deja viajar y llevar sus saberes culinarios a otros pueblos y mundos.   Es una familia encantadora. Está la mesa puesta. Huele rico.

      Silvia Huanosto, de pie, Enrique  Escalona y yo antes de la comida.

Esperanza Galván Hernández, y su familia, han preparado una comida deliciosa, en su casa. Ella lleva años cocinando exquisitos platos que ha aprendido con la experiencia de la necesidad, hoy representa a esta zona de México, en los programas de la UNESCO, la cocina de Michoacán.   
El mole, las corundas, su plato de toroatápakua, las carnitas, la sopa de arroz, el queso fresco, la corunda mixtamal con verdura, calabaza, zanahoria envuelta en hojas de maíz…y una carne de res a la brasa, exquisita, con tortillas recién hechas, calientes, platos deliciosos que hará en África Esperanza, en un taller para la enseñanza de la cocina mexicana.  Acaba de venir de Tijuana, de Paris.  Se lleva ingredientes que no hay en otros lugares sólo en México, le ayuda su nieta, nos dijo que tarda de tres a cuatro horas en preparar la comida que degustamos en un día tan especial en Zacán.  Su esposo muy amable nos saluda, comparte la idea de que su esposa viaje a África y aprecia hondamente su trabajo y dedicación a la cocina.
Seguimos nuestro viaje a Santa Fe de la Laguna, no sin antes agradecer a Silvia, A Esperanza, a su esposo y familia su hospitalidad.  Ese cariño especial que nos muestran y nos hacen sentir las gentes y las costumbres de Uruapan y los pueblos entrañables de una sierra mágica.  


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