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lunes, noviembre 14

QUÉ LINDO ES JALISCO


Texto y fotos: Julie Sopetrán




Jalisco es tan lindo como lo expresa la canción que cantaba Jorge Negrete.

"Y me gusta escuchar los mariachis,
cantar con el alma sus lindas canciones,
oír como suenan esos guitarrones
y echar un tequila con los valentones
 
¡Ay, Jalisco no te rajes!
me sale del alma gritar con calor,
abrir todo el pecho pa' echar este grito:
¡Qué lindo es Jalisco, palabra de honor!"

Jalisco está  formado por ciento veinticinco municipios distribuidos en doce regiones.  Guadalajara, conocida también con la abreviatura GDL, es la capital del estado y está localizada en lo que se llamaba Valle de Atemajac, en la parte occidental de México.  Atemac significa: piedra que bifurca el agua. Atl (agua) tetl (piedra o cerro) maxatli (bifurcar).

Ay Jalisco, Jalisco, Jalisco, Jalisco
tú tienes tu novia que es Guadalajara

 

En este valle se fundó la ciudad de Guadalajara en el siglo XVI. El 14 de Febrero de 1542, después de haber intentado fundarla en tres asentamientos anteriores, quedó definitivamente establecida donde hoy se encuentra. Nuño Beltrán de Guzmán, fundó la ciudad de Guadalajara con sesenta y tres familias españolas, seis extremeños, quince portugueses, dieciséis castellanos, once vizcaínos, trece andaluces y nueve cántabros montañeses.
Es un valle no demasiado profundo, rodeado de cerros, al oeste la Sierra Primavera, al este y al sur el Eje Neovolcánico y al norte la Barranca de Huentitlán. Entre las muchas luchas, que también existían entre los conquistadores, Nuño Beltrán de Guzmán, se convirtió en un enemigo acérrimo de Hernán Cortés. El uso y el abuso del poder que le otorgó el rey Carlos I de España, nombrándole gobernador de la provincia del Pánuco, entre otros cargos influyentes, le hizo cometer bastantes errores. Nuño Beltrán no sólo usó, también abusó del poder. Algunos historiadores dicen de él que fue "aborrecible, o el más perverso gobernador de la Nueva España". Y el mismísimo Fray Bartolomé de las Casas lo llamó: "gran tirano".


La palabra Guadalajara, es árabe y significa "Río de piedras". ¿Por qué le pusieron este nombre a la capital de Jalisco? Sencillamente porque su fundador Juan de Oñate, así la nombró en honor a su conquistador: Nuño Beltrán de Guzmán, que nació en la Guadalajara española en 1490. Es curioso que el territorio conquistado por Beltrán luego se llamaría Reino de la Nueva Galicia, gracias a Juana I de Castilla, que entonces gobernaba por ausencia del emperador Carlos I de España y V de Alemania. Ella conocía ya los abusos sangrientos y vengativos de Nuño de Guzmán que decidió enjuiciarlo, le quitó el gobierno y la provincia y lo llevó preso con grilletes al Castillo de Torrejón de Velasco, (Madrid) en marzo de 1544, y allí murió. Algunos historiadores, quieren adjudicar la conquista a Cristóbal de Oñate. Tal vez por los abusos de poder del malvado conquistador Nuño. Yo que soy de un pueblo de la Guadalajara española, no me agrada encontrarme con semejante compatriota en el recuerdo. Aunque afortunadamente el tiempo ha pasado y las dos ciudades están hoy hermanadas.


La región conquistada estaba habitada por indígenas, entre los que se encontraban las tribus cocas y huicholas o huicholes que habitaban la Sierra Madre Occidental, Jalisco, Nayarit, Durango y Zacatecas. Antes de la llegada de los españoles, los mexicas llamaban huichol a los wixárikas en forma despectiva.
Guadalajara, conocida también como "La Perla de Occidente" o "La Perla Tapatía" o "La ciudad de las Rosas", está situada en este gran llano situado a unos mil quinientos metros sobre el nivel del mar. Hoy es la segunda ciudad más poblada de México.


El acerbo cultural de esta ciudad es conocido en el mundo entero, no sólo por la Feria Internacional del Libro más importante de habla hispana, sino porque el Papa Paulo III, autorizó establecer en Guadalajara, el obispado de la Nueva Galicia, en el año de 1560. Y más tarde, en 1791, se fundó la Universidad de Guadalajara y su sede fue el excolegio de Santo Tomás. Está considerada como la ciudad del futuro, el valle del silicio mexicano por ser la capital de la informática y el desarrollo tecnológico. También durante este año, Guadalajara es la sede de los Juegos Panamericanos de 2011.


El mariachi, el tequila, la charrería, son los iconos representativos de México, verdaderos símbolos del carácter típico mexicano, y los tres se encuentran en Jalisco. A los nativos de Guadalajara se les conoce con el gentilicio oficial de tapatíos. El origen de la palabra tapatío es náhuatl, significa "que vale por tres".




Los Mariachis, nacieron con la cultura mestiza y existen desde 1500 más o menos. Es un acercamiento entre músicas nativas y coloniales. Fue especialmente el franciscano Juan de Padilla, en Cocula, quien enseñó, a través del cristianismo, la música española.
Los pueblos indígenas incorporaron el violín en sus grupos e incluso los construyeron con una madera llamada palo de colorín. Más tarde, añadieron la guitarra y el indígena Justo Rodríguez Nixen, inventó la vihuela con un caparazón de armadillo. Luego el guitarrón, usaban tripas de animales como cuerdas de tan grandote instrumento. La percusión mestiza y melódica, así como el baile español, se mezcló con la música nativa, y así nació el fandango que se hizo muy popular llamándose después mariachi. Luego recibió otro instrumento: el arpa. Y en la parte sureste de México, también se incluyó la flauta para interpretar el huapango. En Nayarit, Jalisco, Guerrero, Michoacán, se escuchaban estos acordes que cada día se iban haciendo más populares. Acordes que allí donde se escuchan, representan la alegría de México.

El tequila es una bebida cien por cien mexicana, pero especialmente de Jalisco, que se conoce en todo el mundo. El tequila se hace con el jugo del agave azul, puede ser incoloro o coloreado. El agave es una planta antiquísima oriunda de México, mesoamérica, hay muchas variedades y se las conoce también como magueyes o mezcales. Según la tradición, dicen que el tequila se descubrió gracias a un rayo que cayó a la planta de agave y desgajó su corazón e hizo que ardiera por algunos segundos, así los indígenas observaron que de su interior brotaba un delicioso y aromático néctar. Lo bebieron con gran reverencia y sintieron que era un milagroso regalo de sus dioses.  El proceso de destilación lo aprendieron de los españoles. En el paisaje de Jalisco se admiran estos campos de agave que a mi me cautivaron por su color azul grisáceo. Hay varias clases de agave o maguey, de alguna de estas variedades se hace también el mezcal en el Estado de Oaxaca.


Es un placer visitar Guadalajara, pasear por sus calles llenas de gente, sus terrazas, adentrarse por el centro histórico o visitar los murales de José Clemente Orozco en la capilla del Hospicio Cabañas. Caminar por el Parque Morelos, la Avenida Hidalgo, el Palacio de Gobierno, la Plaza de los Fundadores, el teatro Alarcón o Degollado... La Catedral y el viejo seminario de San José, hoy museo. Sus gentes son acogedoras y amables. Es un gusto dar una vuelta a la ciudad en uno de los autobuses con terraza y admirar sus monumentos, como la diosa  Minerva esculpida en bronce  en la glorieta de las Avenidas de López Mateos y Vallarta, es la fuente más grande de la ciudad donde el agua brota como si fuera brisa. Las diecisiete columnas de los hombres ilustres... El monumento a la Madre, al Maestro, a la Independencia, a la Madre Patria...

Jalisco es esa joya de variedades que deslumbran y que no debemos dejar de contemplar hasta envolver nuestra alma en su belleza. He visitado este lugar tres, cuatro veces y, siempre encuentro un motivo para volver o hacerla eterna en mi corazón.
¡Ay, Jalisco no te rajes!
me sale del alma gritar con calor,
abrir todo el pecho pa' echar este grito:¡
Qué lindo es Jalisco, palabra de honor!

martes, junio 14

LAS CALLES DE MÉXICO

                                                            

Fotos y texto de Julie Sopetrán




Pasear por las calles de México es sentir con el alma de sus gentes. Es ver, palpar con los cinco sentidos todo el encanto de la ciudad, pueblo u entorno. Ese espacio urbano lineal que es la calle se transforma en algo familiar, algo que ofrece el ambiente que es el que caracteriza a un pueblo. 



Esa circulación de personas, vehículos, tiendas ambulantes, edificios, solares, puertas, restaurantes, soportales, balcones que se encuentran a ambos lados tienen una longitud y amplitud indefinida. Pero nada sería sin sus gentes. Ese cruce de calles, esa plaza, esa “cuadra” por caminar, ese parque urbano, ese monumento, esa farola, museo, fuente central, entorno, café, ese número que buscas, esa iglesia, la calle no tiene final, no tiene límite con el campo, porque te sientes envuelta en sus mil maneras de ser y estar con sus habitantes.

Las calles han crecido en el camino, así se han formado los caseríos, los pueblos, las ciudades. La calle en México es el soporte de toda actividad. Ves gente que va al trabajo, a casa, a comprar, niños que van a la escuela, gente que camina, espacios abiertos para el encuentro, para conversar, terrazas para tomar algo con los amigos, balcones abiertos con personas que se asoman y conversan con los vecinos, abuelos que pasean, jóvenes que se divierten, limpiabotas que esperan a sus clientes, taxistas…

Hasta los mismos pájaros encuentran su árbol en esas avenidas anchas de Jalisco, Puebla, Morelia, Oaxaca, Cuernavaca… En la más sencilla calle de cualquier pueblo de México que concluye en el zócalo de la ciudad, todo pasa: una procesión, un desfile, una feria, un mercadillo, una fiesta, un cumpleaños, una boda, un turista despistado, un comercio que nos invita a entrar desde el escaparate…



La cultura, el diseño, el arte, todo está en la calle. Es en la calle donde  encuentras la música, la danza, la expectación del transeúnte más estrafalario o del más elegante. También en la calle se encuentran las protestas del que no está conforme con el sistema. El loco que expresa su religión a voz en grito. Tantas y tantas expresiones como modos de ser y de pensar existen en esta humanidad que se realiza en los espacios públicos. Expresiones que podemos contemplarlas a plena luz del sol en las calles de cualquier ciudad mexicana. Incluso la pobreza y la riqueza se manifiestan espontáneamente si observamos nuestras maneras sentados en un banco viendo pasar la gente…



En México y en todas las partes del mundo, observando las calles podemos saber como es y como respira un país. Porque la calle también es un escenario de conductas, donde se manifiestan las buenas y las malas obras. Los ladrones están en la calle. La violencia también está en la calle. La calle es un refugio y un escape. ¿Y qué haría un periódico sin una calle? Porque la calle es también el centro de las comunicaciones.


La vida en México tiene un doble sentido, una dimensión etérea, humana, que la convierte en culto, en esencia de costumbres. Y sus costumbres están también en la calle. En la calle que va al cementerio, en la calle que va al mercado, en la calle donde se oye la música, donde se respira el silencio. Sus ritos nos envuelven, su magia nos cautiva, su semblanza nos une y nos empuja al ambiente más variado y también en la calle está el miedo.


Sus calles son históricas porque en ellas se ha vivido y se ha muerto por la revolución, por los ideales.  Caminar por cualquier calle de México es como teñirse de colores para conocer lo trascendente. Lo que merece la pena imprimir en nuestra memoria de viaje. Gentes, paisajes, monumentos, puertas que se abren para sentir el abrazo de América, para comprender a sus dioses y sobre todo sus grandes misterios. Porque el alma de México, cuando caminas por sus calles, te lleva de la mano al más fiero y al más dulce de sus hechizos.

Es necesario viajar para ver, para sentir otra historia muy distinta a la que nos enseñaron. Es necesario caminar sus calles y salir a sus caminos, conocer mejor el mestizaje, abrazar al indígena que vive en armonía con la naturaleza, aprender de su día a día y apreciar aquello que nadie puede conquistar como es lo más auténtico de un pueblo, su acervo, su saber, su conocimiento, su folclore, su filosofía. 


 Revivir instantes es reconquistar la magia. La instantánea no pasa por el filtro casualmente, antes de que esto suceda existe la vivencia, la inspiración, el capricho en la mirada. Señal o fábula, lo importante es captar el sentido, la primicia, la fuerza y el poder de lo que está en las calles, de lo que existe ante nuestros ojos: esa frágil y cambiante imagen del momento, que también, por arte de magia, podemos retener y, ahora, compartir.


Las calles de México son una muestra viva y activa de grandes contenidos históricos, literarios, humanos, que cercan y acercan, pero también, a la vez, liberan el espíritu. Porque son contenidos de la interioridad y el enclave. Estas calles enriquecen nuestro espíritu, invito a la experiencia, al detalle para que hagas más cercana esa vida en México.

Hoy aproximo mi lente a tu curiosidad, amigo lector, en este artículo muestro distintos aspectos de su vida, de sus calles que hablan por sí solas de la actividad y confluencia de gentes, actividades, vehículos, momentos… Algunas fotos fueron tomadas hace años, otras son más actuales.

Dicen que la leyenda es aquello que debe ser leído, yo no puedo darte a leer cada leyenda de cada calle visitada, pero sí de aquello insignificante que capté para dártelo. Te aseguro que cada rincón es una enciclopedia de anécdotas, de vidas, de entramados, de historias completas e incompletas. Espero que la imagen cautive tu imaginación y te lleve una muestra de la vida en México. A la vez te invito a visitar este gran país.   


CALAVERITA

LA MALQUERIDA   Si la llaman Malquerida es porque nadie la quiere; cuando te cite, no esperes que te robará la vida, hazte la muy di...