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viernes, abril 13

EL BALLET FOLKÓRICO DE MÉXICO DE AMALIA HERNÁNDEZ



Texto y fotos: Julie Sopetrán



Fue en Acapulco, en uno de los Tianguis de Turismo, donde pude conocer, admirar y fotografiar libremente estas danzas realmente espectaculares. Era el triunfo sin precedente de la que fue su creadora: Amalia Hernández, que falleció en el año 2000. Después, pasó la dirección a su hija, Norma López Hernández, que falleció el pasado Agosto de 2011 y que siguió los pasos de su madre, manteniendo vivo el repertorio y las coreografías. Su hijo, Salvador López López y su media hermana, Vibiana Basanta, seguirán manteniendo la dirección y el alma de este gran Ballet Folclórico de México.

   Amalia Hernández. Foto propiedad del  Ballet Folklórico de México. Adquirida por el mismo Ballet en el Tianguis de Acapulco.

Amalia Hernández, fue una mujer que dedicó años de trabajo y estudio a la danza mexicana en la segunda mitad del siglo XX. Su pasión era no sólo por la danza y la música, también la coreografía, su frenesí sin barreras logró su indiscutible marca de mexicanidad. Una mujer con una voluntad de hierro, su firmeza, su entusiasmo, se exhibían en escena, en cada una de sus presentaciones y en cada paso de su gran espectáculo.

                                                                                                            
                                                                                                La novia del arte

Desde muy niña, Amalia ya sentía la vocación de bailar. Don Lomberto Hernández, su padre, militar y político, y su estricta madre, maestra, Amalia Navarro, pusieron a su hija dos profesores de categoría como fueron: Sybine, un bailarín de la compañía de Pawlova y Madame Dambré, de la Ópera de París. Amalia nació en la ciudad de México el 19 de septiembre de 1917.

     
                                                                              El bailarín que sabe conquistar el corazón

Estudió ballet clásico, pero Amalia tenía también una gran profesora española, "La Argentinita" y otra más Waldeen, norteamericana. Aprendió no sólo baile clásico español y moderno, también se dedicó a estudiar las danzas ancestrales de su país. Y creó la Danza guerrera en honor de Tláloc, Ofrenda y duelo, Danza de Tláloc y Chalchihtlicue y también, la Danza final de júbilo.
Fue también alumna de Nellie y Gloria Campobello, Tessy Marcué... entre otros. Estudió en la Escuela Nacional de Danza, pero salió de esa misma escuela por tener conflictos con la directora. Ella sabía todo lo relacionado con la coreografía, en su alma mestiza danzaba también el eco de los valles de México, la voz de las montañas, la majestuosidad de los dioses que, de todo esto, hay en el arte que nos ha transmitido, como es el pasado y el presente de México a través de la danza y de la música.

         
                                                La sonrisa que es música y danza del país más alegre del mundo

Ella y su hija, han sido toda una explosión de sentimientos y emociones que transmitieron en  sus coreografías la belleza del alma mexicana.
Una de sus primeras experiencias como artista independiente fue cuando estrenó su conocida coreografía "Sones de Michoacán" obteniendo un éxito indiscutible.


Fue en 1952 cuando formó su propia compañía, presentando al público el folklore más vivo de México.  Su talento, su decisión, la hicieron triunfar en todo el mundo. Son innumerables los premios que ha recibido por su obra, incluido el mas importante de México como es el Premio Nacional de Cultura.
Ha innovado y renovado constantemente la música y la danza y después de su muerte, su familia ha heredado, no sólo el prestigio de su quehacer sino también el arte que ella prodigaba sin cesar.  Amalia comenzó con ocho bailarines, al principio todos bailaban ballet clásico y también danza moderna como ella, y luego todos pasaron al folklore. En 1959, eran ya cincuenta los bailarines que componían su grupo.


                      
                                                                        Jarabe, fantasía, color, movimiento...
                                                                                                    
Cuando yo lo vi, me impresionó tanto el vestuario como el maquillaje, la presentación de los bailarines y los trajes exquisitamente cuidados y de gran colorido, así como la movilidad y esa elegancia y alegría que proporcionan la música y la danza de México.


      La elegancia de la mujer mexicana luciendo los trajes regionales de México, no tiene imitación en el mundo porque su porte es único.

Actualmente el Ballet Folklórico de Amalia Hernández, actúa en la ciudad de México en el Palacio de Bellas Artes durante el mes de Abril. Son ya más de cien artistas entre bailarines, cantantes y músicos. Ojalá que siga manteniendo el éxito y el trato que sus antecesores le dieron para que no se pierda este legado sin precedentes. 

                                            ¿Marimba de Chiapas? Movimiento que es llama en el espíritu. Revuelo de color que es arte.

El Palacio de Bellas Artes está ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, es el teatro lírico más importante del país, la UNESCO lo declaró monumento artístico en 1987. Es un edificio de cincuenta y dos metros de alto que dan lugar a sus cuatro pisos. Cuenta con cuatro salas principales, una cafetería, librería y salas de exposiciones. Su aforo es de más de  mil quinientas personas y es el único teatro del mundo, dentro de los teatros de ópera, que tiene un telón antifuego, donde se aprecian los volcanes mexicanos Popocatépetl e Iztaccihuatl. Fue encargado a la casa Tiffany de Nueva York. Sus murales son de una gran belleza, pintados por Siqueiros, Roberto Montenegro, Orozco, Rivera... Famosa también es su lámpara de cristal que representa al dios griego Apolo rodeado de las musas, diseñada por el húngaro Geza Marotti. En su escenario debutaron grandes de la canción como Lola Beltrán, María Callas, Pavarotti, Plácido Domingo, Tereza Berganza, Marilyn Horne, Rudolf Nuréyev...
                      
               Foto de Daniel Manrique.  Palacio de Bellas Artes. Ciudad de México.

El ritmo, los movimientos, la música unida a las presentaciones de los trajes, dan a este espectáculo un carácter único en el mundo. Las danzas prehispánicas, como la de Los Matachines, danzando con sus dioses. Las de la Revolución, personificando a la mujer con sus rifles y a la famosa Adelita. Los Colcheros, del Estado de México, también los bailes relacionados con la zafra del azúcar de Tamaulipas.


                           Las danzas prehispánicas que expresan el increíble misterio cósmico del Universo.

La Charreada, con los Jarabes rancheros, tapatíos, clásicos. Los bailes de las distintas regiones de México, con sus pasos de gran belleza y alegría que dan color y personalidad al espectáculo, representando a Veracruz, Michoacán, Oaxaca, Guerrero, Tlaxcala, Yucatán y cada uno de los Estados Mexicanos con sus innumerables bailes. La Danza de los pescadores, Los abanicos, La Jorocha, El Siquisiri, El Payaso, Los Viejitos... De cada una de estas danzas se podría escribir una historia.  Pero son los bailarines los que la escriben con sus pies y sus brazos y su cuerpo en el escenario.



                                                                                                      Carnaval en Tlacotalpan

Los bailes de Chiapas, con sus marimbas, la Danza del Venado, la Fiesta de Jalisco, los mariachis... En sus más de cincuenta años de creación este Ballet ha realizado más de quince mil funciones y más de cien giras a lo largo y ancho del planeta. Estas funciones expresan en cada actuación diez diferentes bailes que confirman la excelencia musical de México.

         
                                                                          Las reatas y los machetes de Tamaulipas...

Amigo lector, si visitas México, no dejes de acercarte al Palacio de Bellas Artes, este Ballet actúa todos los miércoles a las 20:30 horas y también los domingos.

En este espectáculo han participado excelentes bailarines, compositores, diseñadores, cantantes, especialistas de  la creatividad y del repertorio, de la estética y de la escenografía, técnicos de la música y amantes de las raíces folklóricas que han logrado dar lo mejor de sí mismos. Por esa misma  razón  en 1961, obtuvo el primer premio otorgado a grupos de danza dentro del Festival de las Naciones, en París.


Amalia Hernández creó Escuela, y a ella acuden en la actualidad unos trescientos alumnos, en cursos que comienzan en el mes de septiembre y terminan en junio, en esta escuela por las mañanas hay ensayos del Ballet y por las tardes se imparten las clases. También existe un curso de verano abierto a cualquier público y perdura todo  el mes de julio, incluidos grupos infantiles. Pero lo más interesante es destacar que la Escuela no tiene fines lucrativos y lo que importa es mantener la vigencia de la enseñanza y difusión del folklore de México para que nunca acaben las tradiciones.



El coraje dibuja en el aire la belleza que es arte. Desde las danzas taraumaras dedicadas al Padre Sol y a la Madre Luna, pasando por la Mojiganga de Carnaval, por la Marimba de Chiapas o el Zapateado y los sones de Jalisco, por el movimiento en color de todas las flores tropicales que se hacen danza, por todos los árboles de las montañas que aplauden el fuego de la música, por todas las miradas que bailan al son de la Soldadera o la danza de amor y odio de Zapotecas, desde todas las danzas de México y con toda la sangre en movimiento, el Ballet manifiesta la elegancia y la fiesta más espectacular que pueda exhibirse en un escenario.



                              Zapateado y sones de Jalisco

Las Tamboras de Sinaloa, Redobas de Nuevo León, Poesía Huasteca, la Gracia de Veracruz, la Energía Yaqui, las Plumas de Oaxaca, la Dulzura del Norte, la Elegancia de Michoacán, los Sones de Jalisco, los Matlachines de Aguas Calientes, la Sensualidad del Istmo de Tehuantepec, el Árbol dando cobijo al son de Guerrero, las Emociones Tarascas... Todo ello es una manifestación de alegría y buen hacer, el ritmo  y la ilusión, la fuerza y el ardor del corazón, lo profundo, lo íntimo, el amor, todo baila en los ojos con gran delicadeza, elegancia y arte.


                                                    
                                               Gestos ancestrales


Bien puedo decir que viendo este espectáculo, México, todo México, es  canto, música y...Magia.


jueves, marzo 22

LAS FLORES DE MÉXICO



Texto y fotos: Julie Sopetrán


México es un país de flores, florece cada día su exuberante vegetación, en cualquier rincón, en la casa más humilde, en el jardín más elegante, en el pueblo más apartado, en una puerta vieja, en una ventana descolorida, en cualquier lugar hay una flor, porque el mexicano no puede vivir sin sus flores y allí por donde vas encuentras  grandes variedades y te quedas sorprendida ante su belleza.


La flor nacional es la dalia, a la que los aztecas llamaban xicamiti. Esta flor la envió a España Vicente Cervantes en 1784. Pero si alguna flor es originaria de México, es el nardo, creíamos que era tan madrileña, pero es muy mexicana. Otra de las flores  originarias es la orquídea, sólo en Chiapas existen más de setecientas especies diferentes. Y ni que hablar de la Flor de Pascua.
Hablar de las flores de México llevaría páginas y páginas, te contaré de las que he contemplado en Michoacán, en Morelos, en Oaxaca, en Puebla, en Tlaxcala, en Guanajuato, en Acapulco, en la ciudad de México...


Merece la pena visitar este país sólo por admirar sus flores, sus jardines, su naturaleza, más pura y conservada que la nuestra. Pararse un segundo ante las tumbas en la fiesta del primero de noviembre ya te cambia la idea de la muerte. El color dorado del cempasúchil te transporta a la luz, a la vida y a la convivencia con los muertos pero también con los vivos.
Recuerdo una mula cargada de esta flor en Hueyapan, municipio de Telela del Volcán, en Morelos, me quedé fascinada ante su imagen. O el niño que carga su bicicleta de flores, también la muchacha que no deja ver su cuerpo porque lo envuelven los ramilletes.


Uno de los primeros jardines de México, fue el de Texcoco, data del siglo XV, Netzahuelcóyoti lo mandó construir en la roca, recreándose en las flores sobre los quinientos veinte peldaños de la escalera, que este rey poeta de los alcolhúachichimecas, mandó construir en la roca. Podemos imaginar la exhuberancia de las plantas y la variedad de colores adornando las cascadas, las terrazas, los mármoles y cada rincón de este lugar realmente mágico...



Lugar de ensueño como aquel otro jardín del "Cerro de la Langosta" en el bosque de Chapultepec. O aquel otro de Xochimilco. O el del Señor de Ixtapalapa, o el de Huaxtepec... Y tantos rincones de las aldeas donde nunca, nunca, faltan las flores, como las buganvillas, los cucuruchos de nieve a corazón abierto de las calas o alcatraces, los nenúfares, margaritas, tulipanes, las begonias, capuchinas, rosas, los narcisos, las malvas, los iris, la flor de pasión, hortensias, jacintos, amapolas, girasoles, las crestas de gallo, la flor del nopal, del agave, de la calabaza, la flor de nochebuena o cuetlaxóchitl y tantos otros nombres desconocidos para mi de tantas y tantas flores mexicanas.



El pueblo mexicano conserva conocimientos de la flora nativa de hace catorce mil años, ellos mejor que nadie en el mundo conocen las variedades de plantas, se calculan unas treinta mil útiles para vivir en este mundo. Eso nos puede dar idea de lo que son y significan las flores en México.



Tlaloc, el dios azteca del agua y de la lluvia me inspirará las flores nuevas que nacerán esta primavera en México. Y también Chac, el dios de la lluvia maya, y reconocido por su diadema de flores y Coatlicue, la diosa de la tierra y de la fecundidad, y Cozijo...  Los pueblos sometidos, pagaban tributos con flores y fue Moctezuma, el que le hizo la guerra al cacique de Tlachquiauco, Malinal, porque le negó una flor de tlalixquixóchitl, que le había gustado sobremanera al monarca mexica, un gran enamorado de las flores. Muchos de estos dioses, se cree que han nacido de las flores. Y aún más, para los mayas las flores eran sagradas, por algo uno de sus veinte días de su calendario se llama "flor". Xochipilli, el dios flor.



Juan Diego en su ayate llevaba rosas de Castilla, que no eran originarias de México, pero la Virgen, milagrosamente, se las había dado en el Tepeyac, aunque era invierno y no había flores en esa época. El jardín Borda de Cuernavaca, anfitrión de emperadores, es otro vivo ejemplo de la jardinería mexicana...



Cada flor de México tiene su leyenda, su historia, su perfume, su significado. El mercado de las flores, la calle de las flores, la casa de las flores, los patios de las flores, la ciudad de las flores, el lenguaje de las flores, los campos de flores... Los viveros existen por todo el país, en Veracruz, en Morelia, en Monterrey, en Morelia, en Puebla... Y todas las flores hablan por sí solas.



Son dalias, con sus colores brillantes, su rosa amarillo, su color burdeos, esta planta puede crecer hasta ocho metros de alta y existen más de treinta especies perennes diferentes. La salvia con sus flores ornamentales, parecen sombras brillantes de color azul. La gran variedad de  orquídeas, en Oaxaca, se cultiva una especie de hojas verdes plateadas, ornamental, preciosa, son de color blanco intercalando dibujos rosas pálidos con pétalos que parecen una luna en creciente. Dicen que crece en los acantilados y en las grietas de las rocas.



La flor de Pascua, a la que llaman estrella, por la forma; su leyenda, dice que un niño pobre, no tenía dinero para hacer un regalo como él deseaba. Entonces al verle triste, las malas hierbas del camino se convirtieron en brillantes flores de color rojo y verde. La llaman también  "hoja de llama". Y para los aztecas esta planta era símbolo de pureza, las hay blancas, rojas y rosas.



Por muchos caminos mexicanos recuerdo ver unas flores parecidas a las margaritas de distintos colores muy vivos, eran fleabanes, blancas y se van volviendo rosas cuando envejecen. En Michoacán y en Puebla abundan las buganvillas con sus hojas muy verdes, ovadas y sus flores en las puntas de sus ramas, pequeñas, amarillas, rodeadas de brácteas muy vistosas de colores variados, moradas, naranja rosa y blanco. Cuernavaca es un auténtico jardín, en pocas ciudades he visto volar enormes mariposas por las calles como en esta ciudad jardín. Los amarantos de Tehuacán, en Puebla, Oaxaca, Jalisco, con sus flores granates que resaltan paisajes. Las azaleas, las flores de la calabaza, las orquídeas silvestres, los cactus, las magnolias, los crisantemos, los gladiolos, las violetas, los claveles, los helechos "cuerno de alce" de variados colores, las aves del paraíso...   


En México todo se hace y se dice con flores, el cumpleaños, la boda, la muerte, la amistad, la religión, el amor, la sonrisa, el adorno, el recuerdo, el agradecimiento, la vivencia, la sorpresa, todo es flor. Recuerdo en uno de mis viajes, cuando entré al hotel me encontré en la habitación un gran ramo de flores de bienvenida y es el detalle el que habla de la conducta o la llegada, del adiós en la despedida, de la alegría en la presencia.



También las flores en México han sido el néctar de bebidas y las han utilizado como tintes, como esculturas, como medicina, como ritual religioso, como artesanías, como remedio para no envejecer, por ejemplo, de una clase de orquídea se hace pegamento para elaborar el arte plumaria...  Tan importante es la flor para el mexicano, que incluso las crea con sus manos, como las flores de papel que darían para otro artículo.  O las flores que se emplean para la medicina naturista. Y la gente vive de sus flores, en Querétaro, en Michoacán, en Morelos, en el Estado de México, se cultivan más de diez mil hectáreas de flores y en el país se gastan unos quinientos millones de dólares en flores al año, exportando también a otros países.


Desiertos, valles, planicies, bosques, milpas, grandes altitudes, jardines, hablan de flores y también los antiguos poemas indígenas manifiestan su amor a las flores. La reina Atotoztli, dice: "Yo, doncella mexicana, estoy meciendo al Anáhuac, de fragantes flores es la leche de mis pechos".  





Termino este artículo de las flores de México con una leyenda de la región tarasca, donde Tezpi, un personaje parecido a Noé, logró salvarse del diluvio junto con su familia y varias especies de animales. Cuando dejó de llover envió un zopilote para saber si ya había tierra firme, pero el ave no regresó, después soltó un tzintzuni, (colibrí) que volvió con un pétalo de flor, así pudo desembarcar y poblar nuevamente la tierra y nombró al colibrí como mensajero del sol. Porque si algún amigo tienen las flores en México, es sin duda el colibrí.



Según la tradición  oral Náhuatl, este poema: Flor y Canto.


In zan o ihui tinemi                                               ¡Así es como vivimos:

zan cuel achic in motioc                                       breve instante a tu lado,

monohuac in ipainemohuani.                              junto a ti, Autor de la vida:

Ni hual neiximacho                                              Vine a que me conozcan

tlalticpac ye nican.                                                aquí, sobre la tierra.

Ayac mocahuaz:                                                   ¡Nadie habrá de quedarse:

Quetzalli ya pupuztequi                                       Plumas de quetzal se hacen trizas,

intlacuilolli zan no pupulihui                              pinturas se van destruyendo,

xochiti a cuitlahui:                                               las flores, se marchitan.

ixquich ompa ya huicalo                                      ¡Todo es llevado allá

ye ichan.                                                                a la casa del sol!



¿Cuix oc nelli nemohua oa in tialticpac?             ¿Es que en verdad se vive aquí en la

Annochipan  tlalticpac, zan achica ye nican.       rra?

Tel  ca chaichihuitl no xamani,                             ¡No para siempre aquí, un momento

no teocuitlatl in tiapani,                                         en la tierra!

no quetzalli poztequi.                                             Si es jade, se hace astillas,

An nochipan talticpac, zan achica ye nican.        si es oro, se destruye,

                                                                si es un plumaje de quetzal, se rasga

                                                                ¡No para siempre aquí, un momento

                                                                en la tierra!        


jueves, febrero 16

LA COCHINILLA: UN INSECTO DE PURA SANGRE


Texto y fotos: Julie Sopetrán



EL COLOR DE LAS VOCES ANCESTRALES

Sarapes y ponchos, tapetes,
alfombras, cortinas, vestidos
y telas de algodón:
cantan los colores,
reminiscencias de los glifos
zapotecos, mixtecos...
Ecos de grecas que entonan
los dibujos que ríen
las artesanías más antiguas.
Teotitlán, tlan de telar
de madera,
tlan de hilo cardado
por las manos puras
de la niña, del niño
aprendiz de sueños.
Tlan tlan de grana
de la cochinilla
que pinta de vida
el eco de los dioses
todavía vivo
en estas tierras...
 

Julie Sopetrán



UNA LEYENDA


Escuché una leyenda muy bonita. Dicen los antiguos mixtecos, hace miles de años, que dos dioses tuvieron una cruenta lucha entre ellos, porque los dos querían ser los dueños de una nopalera. Tanto lucharon que tiñeron con la sangre de sus heridas las pencas de los nopales. Desde entonces, se considera al nopal portador de la sangre real. Cuando murieron, los hermanos de estos dioses, enviaron nubes a recoger la sangre y así cubrieron la planta de un manto blanco. La grana era la sangre de estos dioses y en el capullo quedó la nube como manto.




DÓNDE SE CRÍA


La grana de la cochinilla se cría especialmente en Perú. En España, Chile y México, concretamente en Oaxaca. Unos cuántos artesanos mantienen vivo el cultivo para teñir con los diferentes tonos de rojo sus artesanías de textiles. Casi perdida esta tradición, hoy poco a poco se va recuperando.

La grana cochinilla de Oaxaca es de gran importancia y allí se puede contemplar su producción realizada con todo esplendor, también la cultivaban los indígenas y la siguen cultivando hoy en Puebla, Campeche, Chiapas,  Michoacán, Tlaxcala, México...
La grana, para que sea buena, necesita un clima caluroso y a la vez seco. La zona mixteca es ideal para esta plantación. También los Mayas sabían de estas prácticas de la cochinilla, así como los Chancy, los Incas, Los Paracas...



LA GRANA


Esta gran nochestli, que así la llamaban, aunque su verdadero nombre es dactylopius coccus costa, mide de tres a seis milímetros de larga. Es un insecto homóptero que pertenece a la familia dactylopidae. Vive tres meses y es el macho el que forma el capullo. Una vez que ha cumplido su misión, sale y muere. Tarda tres o cuatro días hasta hacer explotar su aparato de la boca que es cuando fecunda a la hembra.


Esta hembra pondrá hasta quinientos o seiscientos huevos en cuarenta y ocho horas, sobre la penca del nopal, allí encontrará un sitio para establecerse como su verdadero paraíso. No olvidemos que es un parásito. Saciará su apetito y no se moverá.  Esa sustancia del nopal será su constante alimento. El jugo maravilloso que lleva en su química es la atraquinona, con ello hará el milagro de los compuestos y el ácido carmíneo. Después, es el ser humano el que sacudirá las pencas en los llamados tapescos, donde caerán las hembras arrastradas por los cepillos hechos de cola de venado. Más tarde, éstos animalitos se secarán y serán machacados hasta convertirse en polvo de grana, que puesto en el agua con el mordente, un fijador, especie de ceniza de madera de encino, como si fuera cáscara de aguacate, es el que dará cuerpo al tinte mágico.



PRODUCCIÓN


Este colorante mágico, natural, del carmín rojo, también se usa en la farmacia y para dar color natural a muchos alimentos. La cochinilla se llama coccus cacti. Es en Perú donde se produce más cochinilla: 40% carmín y 60% en forma de insecto. Se pueden producir cuatro cosechas anuales. En cada ciclo se producen hasta dos gramos por penca. Está comprobado que un huerto entre seis a ocho años de edad, produce has las diez mil raquetas por hectárea en la poda. Un huerto puede producir a los cinco años hasta cincuenta mil pencas con una densidad baja de doce mil plantas hectárea.



El precio se cotiza hasta 130 dólares el kilo si la grama está seca, si es grana para reproducirse, la venden hasta ocho mil pesos el kilo. Un huerto verdulero, puede dar grandes ganancias hasta los ochocientos mil pesos por hectárea.  Antiguamente se pagaban tributos con la cochinilla. Se entregaba en forma de talegas o panes que los llamaban nochestlitlaxcalli, era como una pasta-tinte, también se ofrecían mantas o hilos ya teñidos. Después del oro y la plata, la cochinilla se mandaba a España por barcos, como también llegaba a Flandes, Venecia, Génova  e Inglaterra. Durante más de cien años, la cochinilla coloreó los trajes reales y los textiles de Europa  a finales del siglo XVIII. En 1754, sólo en Oaxaca hubo una producción de unas ochocientas toneladas.



SU ENEMIGO


El enemigo número uno de la cochinilla, ha sido la modernización con sus traídos y llevados colorantes artificiales. Los tintes sintéticos, las anilinas conseguidas a muy bajo precio, la industria química, casi acabó con este maravilloso producto natural.  Guatemala, Perú y las Islas Canarias, la cultivaron con gran éxito. El éxito fue debido a que tomaron buen ejemplo de las nopaleras de México. Y a que la industria ofrecía productos poco recomendables para la salud, especialmente aquellos derivados de la hulla del carbón, ese rojo no era recomendable como lo es el rojo de la cochinilla, por ser éste último un colorante natural.



PRODUCTO ANCESTRAL


Recordemos brevemente lo que decía Fray Bernardino de Sahagún:

"Al color con que se tiñe la grana llaman nocheztli, quiere decir, sangre de tunas, porque en cierto género de tunas, se crían unos gusanos que se llaman cochinillas, apegados a las hojas y que aquellos gusanos tienen una sangre muy colorada, esta es la grana fina que es conocida en esta tierra... A la grana que ya está purificada y hecha en panecitos, llaman grana recia o fina, véndenla en los tiánquez hecha en panes, para que la compren los pintores y tintoreros."

Este tinte natural  se le ha llamado "sangre de los dioses" entre otros muchos apelativos, como "oro rojo" "cochinilla indiana" etc. Son los artistas, los artesanos, los que más aprecian su contenido, para dibujar no sólo las máscaras, también la usan en su propia piel o ilustran códices, pintan murales, etc.. La antigua tradición se hace en telares de madera con hilos de lana cardados con esmero y pintados con la grana cochinilla, así elaboran pinturas vegetales y de la tierra. Son artesanías muy preciadas y apreciadas en México.



CALAVERITA

LA MALQUERIDA   Si la llaman Malquerida es porque nadie la quiere; cuando te cite, no esperes que te robará la vida, hazte la muy di...