LA FIESTA DE SAN LUCAS EN ZACÁN
Michoacán (México)
Texto y fotos: Julie Sopetrán
El Apostol San Lucas espera a su pueblo. Foto: Julie Sopetrán
En un clima templado y húmedo, con temperaturas entre los 12 y 18 grados centígrados, con temporadas de abundantes lluvias, la naturaleza en Zacán se expresa exuberante. Zacán fue fundada por Padres Franciscanos en 1530, su nombre significa en p´urhépecha: “El lugar pedregoso donde la tierra se cultiva” y está rodeado de árboles: pinos encinos, tejocotes, cedros, aguacates, duraznos… El cultivo de maíz es abundante y la mayor explotación está basada en el aguacate. Es un pueblo dedicado a las artesanías y abunda especialmente el ganado vacuno. Su población está entre los 800 y los 1000 habitantes. Pero a Zacán hay que venir para la fiesta de San Lucas que es el Patrón de los ganaderos y las gentes del lugar le ofrecen al santo sus yuntas y su ganado, la fiesta se celebra desde el 17 al 19 de Octubre. Comenzó en 1971, y se recuperó para mantener viva la tradición, la fe y el entusiasmo de la raza p´urhépecha. Cada año Zacán se viste de gala, de músicas, de sones que llegan de la Sierra de Uruapan, de la zona Lacustre de Pátzcuaro o de la Ciénaga de Zacapu y de la Cañada de los Once Pueblos.
Torito de barro policromado, artesanía de Ocumicho. Foto: Julie Sopetrán
Zacán se convierte en el centro vital, real y virtual de la música, la danza, las canciones más variadas, desde las pirekuas, sin olvidarnos de la comida típica, el deporte ancestral, la fiesta religiosa, “el toro de once”, el tianguis, los concursos de bordados que se exhiben en la Huatápera, un Hospital del pueblo indígena, donde queda ubicada la capilla del Hospital o Iurixio, Santa Rosa, con un artesonado de madera, donde quedó inscrita, en el techo, la Letanía Lauretana, es una capilla de singular belleza donde se encuentra la imagen de la Virgen de Guadalupe que data del siglo XVIII. Son tantos los acontecimientos que ofrece Zacán, que la lista de eventos sería interminable.
Uno de los ganaderos con su toro ya bendecido por San Lucas Foto: Julie Sopetrán
Todo lo que sucede en Zacán es en honor de San Lucas, un santo representado en compañía de un toro, un santo que espera a su pueblo sentado y recibe uno por uno a todos los habitantes y visitantes, junto a los bellísimos retablos labrados en madera, que datan del siglo XVIII en estilo barroco churrigueresco. La Iglesia de San Pedro, data de 1560, su portada es de estilo renacentista. Fue Fray Alonso de la Veracruz, quien hizo la fundación del templo. Es el lugar de la obligada visita, pues merece la pena contemplar tan impresionante imaginería.
La niña porta en su canasta los toros bendecidos. Foto: Julie Sopetrán
Pero lo más peculiar, lo más bello, tal vez, es que no hay fiesta sin el toro, y antes de entrar a la Iglesia hay que comprar el torito de barro policromado, artesanía elaborada en el pueblo de Ocumicho. Porque nadie puede quedarse en la fiesta sin llevar a bendecir al toro y pasarlo por el manto rojo de San Lucas. Pues aunque el patrón de Zacán es San Pedro, la fiesta se le dedica a San Lucas. Y el torito hay que pasarlo por el manto y cuando esté bendito, dará suerte y abundancia a las familias, en los hogares, y será como algo especial tenerlo en casa hasta el próximo año. De esta forma las cosechas serán mayores y el ganado se multiplicará y dará beneficios. Y habrá paz y salud para vivir contentos. Aunque muchos de sus habitantes emigraron, ya que es el pueblo p´urhépecha que más profesionales tiene esparcidos por el resto del Estado de Michoacán. Pero todos vuelven a celebrar la fiesta con los que quedan, familiares, amigos y vecinos.
Comida para todos en una casa particular de Zacán. Foto: Julie Sopetrán
En la explanada frente a la Iglesia, el tianguis es un jardín de artesanías, especialmente de toritos, de cirios, de comida, de platos típicos, muebles, cobre, guitarras, ollas, violines, sombreros, petates (esteras), máscaras, bordados, blusas, delantales plisados, máscaras… El tianguis ofrece una imagen realmente armónica, lúdica, diferente, gente ataviada con los mejores trajes, niños disfrutando de una alegría armonizada con el ambiente indígena. Existe también el San Lucas “chiquito”, que va cambiando de domicilio cada año. A veces, es por ofrenda, por manda, por ofrecimiento particular, por deseo propio. A estas personas se les llama “cargueros” y desean tenerlo en sus casas todo el año, el 18 de Octubre San Lucas chiquito regresa a la Iglesia, y el carguero saliente debe patrocinar los arreglos del templo y ofrecer una fiesta para la comunidad.
Algo que me conmovió es comprobar activamente cómo los habitantes de Zacán comparten lo que tienen con los visitantes, amigos de otros lugares, turistas, gente que no conoce el pueblo y los nativos invitan amablemente a comer la comida típica del lugar en sus casas, se sientan a la mesa con las familias, son uno más para degustar el famoso y aromático “churipo”(caldo de res con col), las “corundas” envueltas en forma de estrella de cinco picos, los uchepos y una variedad inmensa de “atoles” hechos con los granos del maíz. Es una auténtica fiesta donde nadie se siente forastero, donde se prueban los platillos más variados y típicos. Comida elaborada por la mujer p´urhépecha, incansable, dedicada en cuerpo y alma a complacer a sus invitados. Se pasa horas en la cocina y la gente no cesa de llegar.
Autoridades relacionadas con el Turismo de Michoacán compartiendo la mesa. Foto: Julie Sopetrán
Y llega gente importante que viene de Morelia, autoridades de las comunidades del Estado de Michoacán; y también gente sencilla, trabajadora, artesanos, que acuden a visitar el pueblo para compartir sus artesanías, el trueque de artículos, la diversidad de actos pero sobre todo para admirar también las danzas típicas. Danzas como la de las Nanecha K´ericha, que son las abuelas. Esta danza simboliza el agradecimiento de la mujer a las buenas cosechas. Las abuelas bailan en círculo mientras que una de ellas carga a la Virgen de Santa Marta.
En el Festival participan más de mil artistas durante toda la noche. Concursos de Pirekuas, danzas, orquestas y pireris. Otra danza interesante es la de “los viejos chicos” heredada de los “viejos grandes”. O “La danza de los Santiagos” que representa la lucha entre el bien y el mal. La danza de “arcos y listones” que presiden los Reyes Indígenas y sus segundos reyes engalanados con trajes de colores y “Cúrpites”(los que se juntan) con su precioso vestuario elaborado por las novias de los danzantes, que suelen ser casaderos; se destaca esta danza por los difíciles pasos que tienen que interpretar. Pero si alguna danza hay que destacar por su antigüedad, es la que caracteriza la cosmovisión de la creación del hombre p´rhépecha, la danza de los Chilinchilies, se emiten sonidos con sonajas que se tocan hacia los cuatro puntos cardinales.
Cocinan grandes cantidades de comida para todos. Foto: Julie Sopetrán
También este año, en esta fiesta hay que destacar la inauguración del Auditorio Cultural por el gobernador Lázaro Cárdenas Batel. Presidía el acto la bandera P´rhépecha, cuadros de color rosa, azul, verde y amarillo con un puño apretado y flechas en el centro, simbolizando la unidad. La palabra p´rhépecha es una autoafirmación de sí mismo. P´urhé o p´uré, significa persona. Los conquistadores los llamaron tarascos, pero se ha recuperado, afortunadamente, su autenticidad prehispánica.
El gobernador de Michoacán (izquierda) D. Lázaro Cárdenas Batel, inaugurando El Auditorio Cultural (Octubre 2005)