FESTIVAL DE LA RAZA PUREPECHA
EL TORO ALEGRE DE ZACÁN o
“EL TORO DE ONCE”. MICHOACÁN, MÉXICO
Texto y fotos: Julie Sopetrán
No existe un lugar más ganadero en toda la sierra michoacana, que el de Zacán, situado a 45 kilómetros, unos veinte minutos, de Uruapan por la carretera que lleva a Carapan. Zacán, quiere decir “lugar pedregoso” y es un nombre de origen tarasco. Decía, que no hay un lugar más ganadero, porque en su templo, que data de 1560, es donde reina San Lucas, y nunca mejor dicha esta palabra: reina. San Lucas es el patrón de los ganaderos y la mejor forma de expresarlo es la de sacar el día 19 de Octubre, por la mañana, el tradicional toro de once que recorre las calles de un pueblo verdaderamente fiestero, acogedor y entrañable.
Es costumbre que el toro salga de la casa del mayordomo del lugar. Allí se reúnen unos cuantos jóvenes y una banda de música que amenizará el comienzo del recorrido. El toro está como esperando la borrachera, la ebriedad. Primero hay que adornarlo, con cintas de colores, frutas, collares que le dan vistosidad y belleza al animal. Amuletos y adornos que irá perdiendo en su deambular por las calles. Al toro lo visten con las mejores galas. Su vistosidad ha de hacer honor a su simbolismo, a la tradición más fiel. Instintivamente el animal sabe que la gente le espera en cada esquina con gran expectación.
El toro es el hijo del cielo y de la selva, pero los indígenas de Zacán, saben que ante todo es el símbolo de la Madre tierra, de allí donde se puede labrar la milpa, y sembrar, y donde la hierba sale como alimento de quien es aliado del ser humano, el animal más cercano a él, el que le ayuda en sus trabajos, el que le hace prosperar. Y el toro, en Zacán puede o no puede ser bravo, allí el toro es dócil como el hombre y la mujer que trabajan el terruño.
La gente le espera con gran júbilo, los turistas le hacen fotos, los niños le temen, y las precauciones son siempre pocas, pues no se sabe cómo reaccionará el potro y hay que atarlo con sogas para mayor seguridad. Hay que dirigirlo para que no se desvíe del itinerario.
Las calles del pueblo estallan de color, la arena del volcán Paricutín es como una alfombra finísima, los cohetes suenan y todavía el reloj no ha cantado las ONCE hay que esperar, faltan unos minutos. Y el toro no puede comenzar a correr hasta que no sean las once en punto de la mañana en Zacán, por eso se llama así al toro de once. Porque sale justo cuando den las once campanadas en plano día 19 de Octubre. La diversión está servida y todo el mundo disfruta, corre, se entretiene viendo para donde va el toro. La banda de música sigue detrás de la gente que se arremolina y detrás del toro que ya apenas se sabe dónde está porque la emoción hace girar y correr a los visitantes dependiendo de las decisiones del animal y la emoción se suma al griterío y los espectadores van aumentando.
Seguramente en sus adentros el toro muge, como el rayo, protesta, o también se divierte, a veces se enfada y salta y otras se queda parado como meditando el por qué de tanta expectación ante su figura ancestral. Lo cierto es que en el animal se impregna como una expresión de sacrificio, de abnegación y de cansancio según avanza la fiesta.
Lo más bello de esta fiesta en Zacán, es vivir la representación ritual, hacer un homenaje al trabajo y al carisma de este animal, en el paisaje y en el corazón y con las gentes que lo habitan. Pero también es hermoso admirar el agradecimiento de sus dueños, de los ganaderos de la zona hacia el animal. El pararlo en algunas esquinas o partes de la calle y darle un trago, de tequila, de bebida alcohólica, simboliza el descanso del trabajo, la sed, el asueto que se necesita para seguir la marcha de cada día duro en la sierra. Es una comunión de hombre con animal, un querer que la bestia comprenda el descanso del hombre, incluso su propia ebriedad, un compartir la dura jornada con sus diferentes momentos. Y en realidad el toro reacciona, se cae, se levanta, juega, y comparte esta vivencia de la gente que es la fiesta en la que nadie como el toro, se integra en ella.
Es bellísimo conocer, compartir el ambiente de Zacán en estos días de sus fiestas, al que dedicaré varios artículos. Sólo añadiré, que después de recorrer las calles, yo me paré a tomar un delicioso churipo que es precisamente un caldo de res con col, y lo acompañé con las no menos deliciosas corundas, que es una variedad de tamal, masa de maíz que se mezcla uniformemente con los ingredientes incluidos, pueden ser de queso, de verduras… y tiene una forma triangular. Algo exquisito.
Si quieres, amigo lector, disfrutar de una fiesta entrañable, no dejes de visitar Zacán. Si eres de España, podrás comparar una forma más civilizada de tratar al toro, si lo comparas con los encierros tradicionales de algunos pueblos de Castilla. Si eres estadounidense, podrás saborear el sentido intermedio de la comunicación del ser humano con la naturaleza. La relación del hombre con el toro siempre ha sido histórica y en estas fiestas quedan las reminiscencias ancestrales que no dejan de darnos sus raíces. Raíces purépechas de Zacán, donde la ganadería es parte de su historia más noble.
Parecen relatos fantásticos. sus costumbres me chocan fuertemente. No estoy muy segura de que se pueda interpretar como civilizado ese paseo con el toro, el darle alcohol, etc. por muchas connotaciones y simbología con el hombre.
ResponderEliminarUn besito
Con respecto al comentario anterior, creo que la esencia de cada núcleo social son precisamente sus tradiciones, usos y costumbres que claramente identifican y distingue a una población con otra. No podemos decir civilización, pero si el darle alcohol al toro no lo puedes concevir, porque tolerar la matanza de la fiesta brava?..
ResponderEliminarLas tradiciones purepechas nadie las podrá cambiar, al menos en esta festividad se le da un trato humano a un animal..
Muy interesante publicación, realmente disfrutamos la narrativa, hubiéramos deseado encontrarla antes para compartirla con mi abuelo (qepd), un apasionado del campo, los toros y los caballos.excelente festejo.
ResponderEliminarYo desde que conoci esta fiesta quiero ir cada año son hermosas las tradiciones de este lindo pueblo gracias a mi novio lo conoci y hasta me case ahí por eso le tengo un gran cariño ¡¡ Pekeño pueblo pero magia gigante!!!...
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