Envuelto en sarapes rojos
Debajo de la tierra. En la milpa
El maíz suda sangre
Y me duele, me duele la
tierra
Los girasoles lloran por
Emilio Zapata
Por el Maestro rural Otilio
Montaño
Lloran por los caídos, por
los que se quieren levantar
Y no pueden.
Lloran
Por los que no saben por qué
murieron, sin más.
Pero lo hicieron con honor,
con rabia, con hambre
Buscando la justicia
Los girasoles lloran y ríen
Su sonrisa es dorada por los
que renacen
Por los transfigurados
Por los que fecundan la
tierra en cualquier parte
No sólo hablo de México
La tierra es de todos y
todos somos de la tierra
Milpas de luchadores
Es la sonrisa dulce de lo
que no ha sucedido en vano
Fertilizante humano
Sacrificio y entrega de los
aconteceres
Por lo ideal sagrado
Son las patrias que no dejan de llorar
Yucatán,
Altamira, Monte Albán
Los Mayas, los Iberos
Y tantos y tantas razas
Pero sólo el Amor es
revolucionario
Los girasoles danzan
Es el movimiento de la
historia en proceso
El cambio, las revueltas,
los intereses creados
Los ciclos y las transformaciones
Son los levantamientos, la
agitación, el desacuerdo, el caos
El vaivén, el resurgir de un
pasado glorioso
Es Meso América, los abuelos, las ganas de vivir mejor
Y siempre la danza de los
girasoles dando la espalda
Al tiempo no vivido
Otilio Montaño, redactando aquel manifiesto de 1910 (Plan de Ayala)
Y ahí está envuelto en un
sarape rojo
Abonando la tierra de México
Y de cualquier parte, que
podría ser otro nombre
otra fecha en mi tierra
O en la tuya
Quién sabe cuántos más
Girasoles danzan
Abren su ventana a la
luz. Todo es el misterio de la historia
Luz circular para los
hambrientos
Y así, ayer, como hoy
Es la Alegoría de Chapingo
entre el maíz que llora a la vez que sonríe
Flor de luz aunque no veas
los pétalos
Es la revolución, ayer como
hoy, los cuerpos enterrados
El estiércol alquímico que
pisan los políticos cuando juegan al golf
Sangre que es oro. Oro que
es luz.
La luz que es semilla sin fin.
Semilla que germina porque
la sangre, como el Amor
Es revolucionario
Y es hoy igual que ayer
En la milpa
Arropados de flores y de tierra
En cualquier parte.
©Julie Sopetrán
ResponderEliminarNo sé va sin opinar quien lee el poema con todos los sentidos
Es como un pasar por la historia y sus épocas de lucha a través del tiempo.
La vida de los pueblos nunca ha estado ajena a la ilusión como a la lucha por evitar la injusticia y el dolor de sus gentes. Dejas un resumen que recuerda vida. Ese semillero donde crece la ilusión del ser humano, producto del trabajo, como el semillero de vida que simboliza la milpa.
Gracias, amiga Elisa, Gracias por haber leído este poema y por tu comentario. Lo escribí hace tiempo en una de mis visitas a México y, al encontrarme con el recuerdo, entre mis papeles, decidí publicarlo en este blog. Me impresionó este fresco de Diego Rivera y su contenido abierto a varias interpretaciones. Pero sí, tiene tanto que ver con la historia de nuestros pueblos, de esa lucha por la justicia, desde el trabajo y los aconteceres no siempre fructíferos. Pero tan unido todo a la tierra, o tan similar. Gracias por tu lectura. Mi abrazo fuerte fuerte para ti.
ResponderEliminarExcelso! Gracias por entretener tus letras en nuestros derroteros, y por hacerlo tan bello. Abrazo infinito. Os quiero.
ResponderEliminarGracias a ti que vienes a leer lo que escribo. Abrazo fuerte.
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