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jueves, mayo 10

EL PARQUE ECOLÓGICO XCARET EN QUINTANA ROO


Xcaret, en lengua maya, quiere decir: "pequeña caleta o cala". Xcaret es un parque temático eco Arqueológico, que se encuentra situado a seis kilómetros de la Playa del Carmen, Mar Caribe en la Riviera Maya, en Cancún. Disfrutar de la historia de México en este lugar, es un verdadero placer, con más de trescientos actores, bailarines, músicos, danzas, espectáculos, trajes típicos, juegos, danzas prehispánicas, charros, ríos subterráneos, delfines, mariposas, atracciones de todo tipo, actividades acuáticas, rutas ecológicas, fiestas que memoran cada lugar de México...
Es para mi un honor traer hoy a Mary Andrade, a MAGIAS DE MÉXICO, ella es una gran periodista, fotógrafo, editora, publicista, dedicada en cuerpo y alma a la festividad e investigación de Día de Muertos en México, a quien le debo mis viajes, mi interés por la Noche de Muertos, mi conocimiento en muchos aspectos de México, mis itinerarios por este gran país.  Mary hoy, desde California, me envía una entrevista muy interesante para los lectores que qieran visitar Xcaret durante la festividad de Día de Muertos. Espero que lo disfruten.

Julie Sopetrán


Tradiciones de Vida y Muerte en Xcaret
Un regreso a los orígenes de Hanal Pixán


     Entrevista y fotos por Mary J. Andrade

     Uno de los lugares que atrae como un imán en el espacio recreativo del Parque Ecológico Xcaret en Quintana Roo es “Puente al Paraíso”, un panteón inaugurado para las fiestas de Día de Muertos en el año 2004, donde “los vivos y las almas deambulan por allí, unos muertos de gusto y otros llenos de vida”, como se narra en el libro titulado “Puente al Paraíso, Panteón Vivo en Xcaret”. En él, a través de su arquitectura y diseño, se manifiesta el arte popular mexicano, en el que resalta el estilo de la zona sur de la península de Yucatán. 
      En este panteón se conjuntan los conceptos del calendario astronómico de 365 días, con el ritual maya, de 260 días. Con base a las concepciones de ambos calendarios se agruparon las tumbas; 260 de ellas están formadas en una espiral ascendente dentro de una pequeña montaña de siete terrazas, en el terreno donde se construyó el panteón. Las 105 que restan para completar el número de los días del año astronómico, se colocaron en el muro exterior que envuelve la montaña

      Cada una de las tumbas es una obra de arte en las que el humor de los mexicanos se manifiesta al poner los epitafios. Humorísticos y conmovedores, algunos son réplicas de varios que se leen en panteones del área y otros que destacan igualmente como una manifestación artística de la creatividad de quienes intervinieron en su creación.



      Es en este escenario, enmarcado por la vegetación, donde los últimos seis años se ha venido realizando un festival que muestra, durante cuatro días, cómo las comunidades mayas de la península honran la memoria de sus muertos. Xcaret vibra intensamente con las luces que iluminan el panteón por la noche. El aroma y el color dorado de las flores de cempasúchitl cubren las tumbas y docenas de altares diseminados en diferentes áreas del parque. Junto al panteón, la aldea maya cobra vida con la energía de docenas de personas que preparan los alimentos distintivos que como ofrendas en honor al alma del fallecido, se colocan en los altares y se comparten con los visitantes. Aquí hay de todo y para todos.



      La misa que se oficia la noche del primero de noviembre, mientras miles recorren el panteón envueltos en la magia de luces y sombra, escuchando a la distancia el murmullo de oraciones, congrega las familias alrededor de un altar que se erige en la explanada del cementerio. Más tarde en este escenario, grupos de música folklórica desfilan interpretando danzas regionales, a la vez que alusivas a la celebración, con los rostros de los bailarines artísticamente pintados como calaveras. Caminos iluminados por velas que los participantes encienden en memoria de un ser querido y que colocan en vasos pequeños de cristal, que cuelgan de una pequeña muralla marcan la ruta hacia áreas donde se desarrollan otras actividades. Cuentistas con fondos musicales, representaciones de obras de teatro tocan las fibras más sensibles de una audiencia que recorre caminos en diferentes direcciones, esperando no perder el inicio de estos programas que se van dando de manera sucesiva.

      Canto, poesía, drama, marimbistas, tamborileros, fandangos, exposiciones fotográficas y bandas ubicadas en sitios estratégicos, convierten a Xcaret en el lugar indicado para celebrar la vida y obtener conocimiento de la tradición prehispánica del Día de los Muertos.
      Con el propósito de ofrecer a nuestros lectores una visión más profunda de todo lo que implica la creación, programación y ejecución del Festival de Tradiciones de Vida y Muerte que se desarrolla anualmente en este parque, sostuvimos una amena conversación con su directora, la Lic. Leticia Aguerrebere Salido.
     ¿Qué motivó la implementación de este festival?
     “El contar con este panteón creado con el propósito de presentar un aspecto de la identidad de México en torno a la muerte y habiendo realizado previamente eventos y espectáculos aislados en los que se pone un gran esfuerzo, y sobre todo el hecho de que la Festividad Indígena dedicada a los Muertos hubiese sido declarada por la UNESCO como “Obra Maestra del Patrimonio Intangible de la Humanidad”, nos llevó a crear un proyecto con miras a que fuera permanente y que se realizara durante varios días”.


     “Personalmente, siempre he tenido una inclinación muy marcada por el Día de los Muertos, ya que nací entre flores de cempasúchitl y garra de león, en la fecha que se celebra la tradición; pero debo señalar que fueron varios los aspectos que se conjuntaron. Para los dueños del parque, quienes son mexicanos, es importante que todo el esfuerzo que se realiza en la organización de un evento sea disfrutado y apreciado por un mayor número de personas, de manera consecutiva. Cuidando siempre la sustentabilidad de una serie de cosas, propuse el proyecto como un festival anual, formando un comité con miembros del Municipio para ver incluso qué nombre se le pondría, decidiéndose por el de ‘Festival de Tradiciones de Vida y Muerte’. Al final somos los vivos los que celebramos a nuestros difuntos”.

       En el área del pabellón infantil, donde horas antes todo era actividad con el desarrollo de talleres, juegos colectivos y obras de teatro, durante el último día del festival de Hanal Pixán, Leticia Aguerrebere comparte las motivaciones que llevaron a los propietarios y a quienes forman parte de la administración del parque, convertido ya en una ventana cultural de México, a establecer y mantener este festival.

      “Hay que señalar que en el Mundo Maya hay la dualidad de la vida y la muerte, de luz y sombra, el arriba y el abajo. Estos elementos que están visibles en el diseño y construcción del  panteón “Puente al Paraíso”, sustentan el objetivo principal del festival de dar a conocer al resto del país lo que se hace en el sur de México. En el Mundo Maya la celebración es como más devota, posiblemente menos festiva que la del centro de México pero igualmente profunda en su contenido y nuestro reto era difundir ese aspecto de los mayas”.

      En el Parque Xcaret se han realizado seis Festivales de Tradiciones de Vida y Muerte, tres han enfocado en Yucatán, Chiapas y Tabasco como los estados invitados. Y aunque hay mucha similitud en la forma de hacer los altares, existen igualmente diferencias muy marcadas en el Mundo Maya, según Leticia Aguerrebere, quien hace hincapié que la importancia del festival radica en ser un encuentro cultural y artístico en donde se puede compartir la tradición, enfocándolo a la vez en las perspectivas contemporáneas.
      Como espectadora y participante del sexto Festival de Tradiciones de Vida y Muerte que se realizó en el 2011 y que tuvo como eslogan “Lo que Muere y lo que Vive junto Agua Vive y Muere”, y como tema principal “La Muerte Niña”, fue un placer muy grande presenciar el espectáculo poético musical “Voces Mexicanas”, a cargo de la sin igual actriz Ofelia Medina, que llenó a su máxima capacidad el teatro de Xcaret.



      “El festival enfoca en dos partes: la tradicional que no debe faltar y nunca perderse porque es lo que da origen a la celebración y la parte contemporánea que le ofrece a las nuevas generaciones la oportunidad de acercarse a la tradición y recuperarla para ellos. El festival presenta el concepto de la muerte como parte de la dualidad, proyectándola de forma diferente a través del teatro, la danza, y la música clásica, contemporánea y folklórica. Igualmente se muestra a través de exposiciones de fotografía pintura y de las artesanales llenan este cometido”

      “La Muerte Niña, Danza Ritual”
       En el festival que se desarrolló en el 2011, el Cuarteto de Carlos Chávez y Jesús Echevarria presentó en el concierto de gala el estreno de “La Muerte Niña, Danza Ritual”, que consta de tres partes: Flor y Canto, La Muerte Niña y la Fiesta de los Muertecitos.


      Al comentar el Maestro Carlos Chávez, al inicio del concierto, sobre a primera parte de La Muerte Niña, titulada “Flor y Canto”, indicó que “está dedicada a los niños que murieron sin dejar la cuna, sin comer maíz. Según los antiguos mexicas, estos niños iban a un lugar que tenía un árbol nodriza con ramas que daban leche y estaban allí alimentándose de las ramas del árbol, esperando para volver a nacer”.
      Antes de iniciar la segunda parte, titulada “La Muerte Niña”, ampliando el concepto prehispánico de la muerte, dice que la madre se pregunta “¿A dónde fue mi niño?” Y le contestan “Está en el árbol nodriza”. “Los mexicas no pensaban en el infierno. No existía el concepto de un lugar de castigo. Era más bien un lugar sin sonido, sin luz y lo que lamentaban era haber perdido la oportunidad de dejar cantos y poesías que era lo más valioso. Por ello, la madre se lamenta que su niño no dejó canto”.


      La tercera parte de la Muerte Niña se titula “La Fiesta de los Muertecitos”. Según el Maestro Carlos Chávez: “Los mexicanos tenemos esta característica de encontrar el lado jocoso, alegre y las fiestas populares en nuestro país que son de duelo y son también de disfrute”.
      Pabellón Infantil y Juvenil

      A través de las diferentes manifestaciones artísticas, basadas en la tradición, es donde las nuevas generaciones encuentran la motivación para que a su vez investiguen dentro de sus propias familias, buscando en sus abuelos el conocimiento de cómo celebraban el Día de los Muertos. Para Leticia Aguerrebere es una propuesta que se ofrece a los jóvenes, a  su vez a buscar el conocimiento de manera individual y por ende a recuperar la tradición.


      “El primero y segundo año del festival no tuvimos el pabellón infantil, aunque se ofrecieron talleres aislados. La necesidad de un pabellón infantil se dio en el tercer año, ya que cada vez llegaban a participar más niños. Ellos aprenden a apreciar aspectos de sus vidas a los que no ponían atención, de manera que cuando sean grandes van a ver las cosas de diferente manera, sobre todo en la apreciación del arte, la estética, el contenido. Ya no se cuecen en el primer hervor como se dice, porque ya tienen escuela”.
       La organización, bajo la dirección de la directora Aguerrebere trabaja con escuelas públicas y con ludotecas. Los talleres que se realizan en el festival son incluyentes tanto para niños con capacidades diferentes, como para personas de la tercera edad. En el 2011, año que el festival tuvo como invitado al Estado de Tabasco, se realizó un taller con niños con limitaciones visuales. En este caso, fueron ellos, precisamente, quienes dieron el taller con una venda en los ojos, simulando ser invidentes. Conducidos por la directora vivieron esa experiencia, enfocándola en el Día de los Muertos.

       Preparativos de todo un año
      Concluido el festival, inmediatamente se comienza a organizar el siguiente, con investigaciones que sustentan, a la hora de la interpretación, la forma cómo celebra el estado invitado, la tradición del Día de los Muertos. Esto ha venido funcionando y están muy satisfechos con los resultados, ya que “hacer un festival es fácil, pero mantenerlo es difícil”.



      “Han salido aspectos muy positivos porque previo al festival se trabaja con las comunidades de la zona maya, asesorándolas en sus danzas, en teatro, realizando también talleres de manualidades, interactivos. Trabajamos en muchas líneas paralelas para que el proyecto avance y parte de la idea es que dicho proyecto se lo apropie la sociedad que vive en Quintana Roo”.
      Participación de estudiantes en el festival
      Según Leticia Arreguebere la Riviera Maya es un lugar multicultural en su máxima expresión. “Tenemos gente de todo México viviendo en este lugar y muchos extranjeros que forman sus comunidades aquí. ‘Tradiciones de Vida y Muerte’ es un proyecto que busca hacer una función social. Los mexicanos estamos acostumbrados a nuestras tradiciones en nuestro lugar de origen, el reto por lo tanto es implementar la tradición a través de un festival. Por ello, Xcaret es un proyecto cultural que ha logrado trabajar en todas las líneas: con gobierno, con sociedad, con comunidad, con turismo y con jóvenes. Estudiantes universitarios y de la preparatoria participan como voluntarios, laborando en diferentes aspectos del festival. Esto les permite formarse como profesionales ganando experiencia y amigos que van conociendo en el camino, en una convivencia que los beneficia y les abre horizontes”.

      Acercando el festival a través del transporte

      El Parque Xcaret está situado aproximadamente a 75 kilómetros al sur de Cancún y a seis kilómetros y medio de Playa del Carmen en la costa caribeña del Estado de Quintana Roo, conocida como la Riviera Maya. La organización se enfrenta a un desafío muy importante: la transportación. Cómo llegan los participantes y cómo se lo acerca a la gente. Al respecto, Leticia Aguerrebere señala que se organiza toda una logística de transportación urbana de diferentes tipos, tanto para los que van a participar, los que llegan de voluntarios, así como los que van a disfrutar como audiencia. “Cada año realizamos una encuesta de satisfacción del expositor y de los que llegan a trabajar, lo que nos ha permitido corregir los inconveniente, y hacer mejoras rápidamente”.


      Empresa Socialmente Responsable

      Xcaret está reconocida como una Empresa Socialmente Responsable (ESR), por el trabajo del festival con las comunidades. Igualmente ha recibido el “Earth Check”, una modalidad de calidad que se asigna bajo las categorías de cobre, plata y oro, de acuerdo a los aspectos de higiene.
      “Earth Check enfoca en cómo se afecta al planeta con nuestras acciones, con nuestras huellas ecológicas. Hemos desarrollado procedimientos de sustentabilidad en el manejo de residuos, de los animales, en el reciclaje. Este año obtuvimos el reconocimiento de plata y se necesita dos años seguidos sustentando esta categoría para obtener el reconocimiento del oro. Se lo ha establecido de esta manera, para que los avances que se van dando lleguen a formarse hábitos”.

      En lo que respecta al apoyo económico, el festival corre con la mayor parte de los gastos  tanto del Estado invitado como de las comunidades de Carrillo Puerto y algunas que quedan retiradas en Yucatán. En algunos casos se organizan las comunidades con el transporte y los organizadores del festival les proporcionan el hospedaje, alimentación y los insumos a los participantes. En lo gastronómico les proveen la materia prima, porque uno de los objetivos del festival es mostrar los procesos en la preparación de los platillos tradicionales de la temporada que se colocan en los altares y que a la vez se ofrecen al público asistente. Lo que se recauda de ellos queda en manos de los grupos que participan en el festival, beneficiando a sus comunidades con dichos ingresos.

    Proyectos especiales

      En Xcaret se realizan tres proyectos especiales durante el año: La Travesía Sagrada Maya, en el mes de mayo; El Festival de Tradiciones de Vida y Muerte en octubre-noviembre y las Mañanitas de Flor y Canto, en honor a la Virgen de Guadalupe, el 12 de diciembre. Además se desarrollan las operaciones regulares del Parque que tienen que ver con exhibiciones temporales, permanentes y los espectáculos.

     Aunque el Parque Xcaret es ya un destino turístico conocido a nivel internacional, con 21 años de funcionamiento, los organizadores del festival, en particular su directora, Leticia Aguerrebere sienten la responsabilidad y tienen como objetivo lograr que se proyecte a nivel internacional. “Una persona que no tiene la oportunidad de ir a diferentes lugares para conocer la tradición en sus múltiples manifestaciones, puede venir a este festival y darse cuenta de cómo se celebra el Día de los Muertos en México, obteniendo aquí el conocimiento sobre el significado del altar, la música que se interpreta en los hogares y en el panteón, e incluso participar en el desarrollo de la misa que se oficia al pie del “Puente al Paraíso”, el primero de noviembre. Todos estos elementos los ofrecemos en este lugar”.
       Este 2012, entre el 30 de octubre y el 2 de noviembre, el “Festival de Tradiciones de Vida y Muerte” tendrá como invitado al Estado de Campeche, brindando una nueva oportunidad para disfrutar las manifestación tradicional así como contemporánea, a la vez que religiosa y ritual de la tradición prehispánica del Día de los Muertos, que cruzó las fronteras y los mares convirtiéndose internacionalmente como parte de la identidad cultural de México.
       Para mayor información sobre el “Festival de Tradiciones de Vida y Muerte” los interesados pueden obtenerla visitando el sitio en el Internet: http://www.festivaldevidaymuerte.com/ Para información general sobre el Parque Ecológico Xcaret, visite: http://www.xcaret.com/

       Mary J. Andrade es Editora de Viajes del periódico “La Oferta”, que se publica en San José, California. Puede ser contactada escribiendo a su correo electrónico: mary@laoferta.com o a mary@dayofthedead.com


viernes, abril 13

EL BALLET FOLKÓRICO DE MÉXICO DE AMALIA HERNÁNDEZ



Texto y fotos: Julie Sopetrán



Fue en Acapulco, en uno de los Tianguis de Turismo, donde pude conocer, admirar y fotografiar libremente estas danzas realmente espectaculares. Era el triunfo sin precedente de la que fue su creadora: Amalia Hernández, que falleció en el año 2000. Después, pasó la dirección a su hija, Norma López Hernández, que falleció el pasado Agosto de 2011 y que siguió los pasos de su madre, manteniendo vivo el repertorio y las coreografías. Su hijo, Salvador López López y su media hermana, Vibiana Basanta, seguirán manteniendo la dirección y el alma de este gran Ballet Folclórico de México.

   Amalia Hernández. Foto propiedad del  Ballet Folklórico de México. Adquirida por el mismo Ballet en el Tianguis de Acapulco.

Amalia Hernández, fue una mujer que dedicó años de trabajo y estudio a la danza mexicana en la segunda mitad del siglo XX. Su pasión era no sólo por la danza y la música, también la coreografía, su frenesí sin barreras logró su indiscutible marca de mexicanidad. Una mujer con una voluntad de hierro, su firmeza, su entusiasmo, se exhibían en escena, en cada una de sus presentaciones y en cada paso de su gran espectáculo.

                                                                                                            
                                                                                                La novia del arte

Desde muy niña, Amalia ya sentía la vocación de bailar. Don Lomberto Hernández, su padre, militar y político, y su estricta madre, maestra, Amalia Navarro, pusieron a su hija dos profesores de categoría como fueron: Sybine, un bailarín de la compañía de Pawlova y Madame Dambré, de la Ópera de París. Amalia nació en la ciudad de México el 19 de septiembre de 1917.

     
                                                                              El bailarín que sabe conquistar el corazón

Estudió ballet clásico, pero Amalia tenía también una gran profesora española, "La Argentinita" y otra más Waldeen, norteamericana. Aprendió no sólo baile clásico español y moderno, también se dedicó a estudiar las danzas ancestrales de su país. Y creó la Danza guerrera en honor de Tláloc, Ofrenda y duelo, Danza de Tláloc y Chalchihtlicue y también, la Danza final de júbilo.
Fue también alumna de Nellie y Gloria Campobello, Tessy Marcué... entre otros. Estudió en la Escuela Nacional de Danza, pero salió de esa misma escuela por tener conflictos con la directora. Ella sabía todo lo relacionado con la coreografía, en su alma mestiza danzaba también el eco de los valles de México, la voz de las montañas, la majestuosidad de los dioses que, de todo esto, hay en el arte que nos ha transmitido, como es el pasado y el presente de México a través de la danza y de la música.

         
                                                La sonrisa que es música y danza del país más alegre del mundo

Ella y su hija, han sido toda una explosión de sentimientos y emociones que transmitieron en  sus coreografías la belleza del alma mexicana.
Una de sus primeras experiencias como artista independiente fue cuando estrenó su conocida coreografía "Sones de Michoacán" obteniendo un éxito indiscutible.


Fue en 1952 cuando formó su propia compañía, presentando al público el folklore más vivo de México.  Su talento, su decisión, la hicieron triunfar en todo el mundo. Son innumerables los premios que ha recibido por su obra, incluido el mas importante de México como es el Premio Nacional de Cultura.
Ha innovado y renovado constantemente la música y la danza y después de su muerte, su familia ha heredado, no sólo el prestigio de su quehacer sino también el arte que ella prodigaba sin cesar.  Amalia comenzó con ocho bailarines, al principio todos bailaban ballet clásico y también danza moderna como ella, y luego todos pasaron al folklore. En 1959, eran ya cincuenta los bailarines que componían su grupo.


                      
                                                                        Jarabe, fantasía, color, movimiento...
                                                                                                    
Cuando yo lo vi, me impresionó tanto el vestuario como el maquillaje, la presentación de los bailarines y los trajes exquisitamente cuidados y de gran colorido, así como la movilidad y esa elegancia y alegría que proporcionan la música y la danza de México.


      La elegancia de la mujer mexicana luciendo los trajes regionales de México, no tiene imitación en el mundo porque su porte es único.

Actualmente el Ballet Folklórico de Amalia Hernández, actúa en la ciudad de México en el Palacio de Bellas Artes durante el mes de Abril. Son ya más de cien artistas entre bailarines, cantantes y músicos. Ojalá que siga manteniendo el éxito y el trato que sus antecesores le dieron para que no se pierda este legado sin precedentes. 

                                            ¿Marimba de Chiapas? Movimiento que es llama en el espíritu. Revuelo de color que es arte.

El Palacio de Bellas Artes está ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, es el teatro lírico más importante del país, la UNESCO lo declaró monumento artístico en 1987. Es un edificio de cincuenta y dos metros de alto que dan lugar a sus cuatro pisos. Cuenta con cuatro salas principales, una cafetería, librería y salas de exposiciones. Su aforo es de más de  mil quinientas personas y es el único teatro del mundo, dentro de los teatros de ópera, que tiene un telón antifuego, donde se aprecian los volcanes mexicanos Popocatépetl e Iztaccihuatl. Fue encargado a la casa Tiffany de Nueva York. Sus murales son de una gran belleza, pintados por Siqueiros, Roberto Montenegro, Orozco, Rivera... Famosa también es su lámpara de cristal que representa al dios griego Apolo rodeado de las musas, diseñada por el húngaro Geza Marotti. En su escenario debutaron grandes de la canción como Lola Beltrán, María Callas, Pavarotti, Plácido Domingo, Tereza Berganza, Marilyn Horne, Rudolf Nuréyev...
                      
               Foto de Daniel Manrique.  Palacio de Bellas Artes. Ciudad de México.

El ritmo, los movimientos, la música unida a las presentaciones de los trajes, dan a este espectáculo un carácter único en el mundo. Las danzas prehispánicas, como la de Los Matachines, danzando con sus dioses. Las de la Revolución, personificando a la mujer con sus rifles y a la famosa Adelita. Los Colcheros, del Estado de México, también los bailes relacionados con la zafra del azúcar de Tamaulipas.


                           Las danzas prehispánicas que expresan el increíble misterio cósmico del Universo.

La Charreada, con los Jarabes rancheros, tapatíos, clásicos. Los bailes de las distintas regiones de México, con sus pasos de gran belleza y alegría que dan color y personalidad al espectáculo, representando a Veracruz, Michoacán, Oaxaca, Guerrero, Tlaxcala, Yucatán y cada uno de los Estados Mexicanos con sus innumerables bailes. La Danza de los pescadores, Los abanicos, La Jorocha, El Siquisiri, El Payaso, Los Viejitos... De cada una de estas danzas se podría escribir una historia.  Pero son los bailarines los que la escriben con sus pies y sus brazos y su cuerpo en el escenario.



                                                                                                      Carnaval en Tlacotalpan

Los bailes de Chiapas, con sus marimbas, la Danza del Venado, la Fiesta de Jalisco, los mariachis... En sus más de cincuenta años de creación este Ballet ha realizado más de quince mil funciones y más de cien giras a lo largo y ancho del planeta. Estas funciones expresan en cada actuación diez diferentes bailes que confirman la excelencia musical de México.

         
                                                                          Las reatas y los machetes de Tamaulipas...

Amigo lector, si visitas México, no dejes de acercarte al Palacio de Bellas Artes, este Ballet actúa todos los miércoles a las 20:30 horas y también los domingos.

En este espectáculo han participado excelentes bailarines, compositores, diseñadores, cantantes, especialistas de  la creatividad y del repertorio, de la estética y de la escenografía, técnicos de la música y amantes de las raíces folklóricas que han logrado dar lo mejor de sí mismos. Por esa misma  razón  en 1961, obtuvo el primer premio otorgado a grupos de danza dentro del Festival de las Naciones, en París.


Amalia Hernández creó Escuela, y a ella acuden en la actualidad unos trescientos alumnos, en cursos que comienzan en el mes de septiembre y terminan en junio, en esta escuela por las mañanas hay ensayos del Ballet y por las tardes se imparten las clases. También existe un curso de verano abierto a cualquier público y perdura todo  el mes de julio, incluidos grupos infantiles. Pero lo más interesante es destacar que la Escuela no tiene fines lucrativos y lo que importa es mantener la vigencia de la enseñanza y difusión del folklore de México para que nunca acaben las tradiciones.



El coraje dibuja en el aire la belleza que es arte. Desde las danzas taraumaras dedicadas al Padre Sol y a la Madre Luna, pasando por la Mojiganga de Carnaval, por la Marimba de Chiapas o el Zapateado y los sones de Jalisco, por el movimiento en color de todas las flores tropicales que se hacen danza, por todos los árboles de las montañas que aplauden el fuego de la música, por todas las miradas que bailan al son de la Soldadera o la danza de amor y odio de Zapotecas, desde todas las danzas de México y con toda la sangre en movimiento, el Ballet manifiesta la elegancia y la fiesta más espectacular que pueda exhibirse en un escenario.



                              Zapateado y sones de Jalisco

Las Tamboras de Sinaloa, Redobas de Nuevo León, Poesía Huasteca, la Gracia de Veracruz, la Energía Yaqui, las Plumas de Oaxaca, la Dulzura del Norte, la Elegancia de Michoacán, los Sones de Jalisco, los Matlachines de Aguas Calientes, la Sensualidad del Istmo de Tehuantepec, el Árbol dando cobijo al son de Guerrero, las Emociones Tarascas... Todo ello es una manifestación de alegría y buen hacer, el ritmo  y la ilusión, la fuerza y el ardor del corazón, lo profundo, lo íntimo, el amor, todo baila en los ojos con gran delicadeza, elegancia y arte.


                                                    
                                               Gestos ancestrales


Bien puedo decir que viendo este espectáculo, México, todo México, es  canto, música y...Magia.


jueves, marzo 22

LAS FLORES DE MÉXICO



Texto y fotos: Julie Sopetrán


México es un país de flores, florece cada día su exuberante vegetación, en cualquier rincón, en la casa más humilde, en el jardín más elegante, en el pueblo más apartado, en una puerta vieja, en una ventana descolorida, en cualquier lugar hay una flor, porque el mexicano no puede vivir sin sus flores y allí por donde vas encuentras  grandes variedades y te quedas sorprendida ante su belleza.


La flor nacional es la dalia, a la que los aztecas llamaban xicamiti. Esta flor la envió a España Vicente Cervantes en 1784. Pero si alguna flor es originaria de México, es el nardo, creíamos que era tan madrileña, pero es muy mexicana. Otra de las flores  originarias es la orquídea, sólo en Chiapas existen más de setecientas especies diferentes. Y ni que hablar de la Flor de Pascua.
Hablar de las flores de México llevaría páginas y páginas, te contaré de las que he contemplado en Michoacán, en Morelos, en Oaxaca, en Puebla, en Tlaxcala, en Guanajuato, en Acapulco, en la ciudad de México...


Merece la pena visitar este país sólo por admirar sus flores, sus jardines, su naturaleza, más pura y conservada que la nuestra. Pararse un segundo ante las tumbas en la fiesta del primero de noviembre ya te cambia la idea de la muerte. El color dorado del cempasúchil te transporta a la luz, a la vida y a la convivencia con los muertos pero también con los vivos.
Recuerdo una mula cargada de esta flor en Hueyapan, municipio de Telela del Volcán, en Morelos, me quedé fascinada ante su imagen. O el niño que carga su bicicleta de flores, también la muchacha que no deja ver su cuerpo porque lo envuelven los ramilletes.


Uno de los primeros jardines de México, fue el de Texcoco, data del siglo XV, Netzahuelcóyoti lo mandó construir en la roca, recreándose en las flores sobre los quinientos veinte peldaños de la escalera, que este rey poeta de los alcolhúachichimecas, mandó construir en la roca. Podemos imaginar la exhuberancia de las plantas y la variedad de colores adornando las cascadas, las terrazas, los mármoles y cada rincón de este lugar realmente mágico...



Lugar de ensueño como aquel otro jardín del "Cerro de la Langosta" en el bosque de Chapultepec. O aquel otro de Xochimilco. O el del Señor de Ixtapalapa, o el de Huaxtepec... Y tantos rincones de las aldeas donde nunca, nunca, faltan las flores, como las buganvillas, los cucuruchos de nieve a corazón abierto de las calas o alcatraces, los nenúfares, margaritas, tulipanes, las begonias, capuchinas, rosas, los narcisos, las malvas, los iris, la flor de pasión, hortensias, jacintos, amapolas, girasoles, las crestas de gallo, la flor del nopal, del agave, de la calabaza, la flor de nochebuena o cuetlaxóchitl y tantos otros nombres desconocidos para mi de tantas y tantas flores mexicanas.



El pueblo mexicano conserva conocimientos de la flora nativa de hace catorce mil años, ellos mejor que nadie en el mundo conocen las variedades de plantas, se calculan unas treinta mil útiles para vivir en este mundo. Eso nos puede dar idea de lo que son y significan las flores en México.



Tlaloc, el dios azteca del agua y de la lluvia me inspirará las flores nuevas que nacerán esta primavera en México. Y también Chac, el dios de la lluvia maya, y reconocido por su diadema de flores y Coatlicue, la diosa de la tierra y de la fecundidad, y Cozijo...  Los pueblos sometidos, pagaban tributos con flores y fue Moctezuma, el que le hizo la guerra al cacique de Tlachquiauco, Malinal, porque le negó una flor de tlalixquixóchitl, que le había gustado sobremanera al monarca mexica, un gran enamorado de las flores. Muchos de estos dioses, se cree que han nacido de las flores. Y aún más, para los mayas las flores eran sagradas, por algo uno de sus veinte días de su calendario se llama "flor". Xochipilli, el dios flor.



Juan Diego en su ayate llevaba rosas de Castilla, que no eran originarias de México, pero la Virgen, milagrosamente, se las había dado en el Tepeyac, aunque era invierno y no había flores en esa época. El jardín Borda de Cuernavaca, anfitrión de emperadores, es otro vivo ejemplo de la jardinería mexicana...



Cada flor de México tiene su leyenda, su historia, su perfume, su significado. El mercado de las flores, la calle de las flores, la casa de las flores, los patios de las flores, la ciudad de las flores, el lenguaje de las flores, los campos de flores... Los viveros existen por todo el país, en Veracruz, en Morelia, en Monterrey, en Morelia, en Puebla... Y todas las flores hablan por sí solas.



Son dalias, con sus colores brillantes, su rosa amarillo, su color burdeos, esta planta puede crecer hasta ocho metros de alta y existen más de treinta especies perennes diferentes. La salvia con sus flores ornamentales, parecen sombras brillantes de color azul. La gran variedad de  orquídeas, en Oaxaca, se cultiva una especie de hojas verdes plateadas, ornamental, preciosa, son de color blanco intercalando dibujos rosas pálidos con pétalos que parecen una luna en creciente. Dicen que crece en los acantilados y en las grietas de las rocas.



La flor de Pascua, a la que llaman estrella, por la forma; su leyenda, dice que un niño pobre, no tenía dinero para hacer un regalo como él deseaba. Entonces al verle triste, las malas hierbas del camino se convirtieron en brillantes flores de color rojo y verde. La llaman también  "hoja de llama". Y para los aztecas esta planta era símbolo de pureza, las hay blancas, rojas y rosas.



Por muchos caminos mexicanos recuerdo ver unas flores parecidas a las margaritas de distintos colores muy vivos, eran fleabanes, blancas y se van volviendo rosas cuando envejecen. En Michoacán y en Puebla abundan las buganvillas con sus hojas muy verdes, ovadas y sus flores en las puntas de sus ramas, pequeñas, amarillas, rodeadas de brácteas muy vistosas de colores variados, moradas, naranja rosa y blanco. Cuernavaca es un auténtico jardín, en pocas ciudades he visto volar enormes mariposas por las calles como en esta ciudad jardín. Los amarantos de Tehuacán, en Puebla, Oaxaca, Jalisco, con sus flores granates que resaltan paisajes. Las azaleas, las flores de la calabaza, las orquídeas silvestres, los cactus, las magnolias, los crisantemos, los gladiolos, las violetas, los claveles, los helechos "cuerno de alce" de variados colores, las aves del paraíso...   


En México todo se hace y se dice con flores, el cumpleaños, la boda, la muerte, la amistad, la religión, el amor, la sonrisa, el adorno, el recuerdo, el agradecimiento, la vivencia, la sorpresa, todo es flor. Recuerdo en uno de mis viajes, cuando entré al hotel me encontré en la habitación un gran ramo de flores de bienvenida y es el detalle el que habla de la conducta o la llegada, del adiós en la despedida, de la alegría en la presencia.



También las flores en México han sido el néctar de bebidas y las han utilizado como tintes, como esculturas, como medicina, como ritual religioso, como artesanías, como remedio para no envejecer, por ejemplo, de una clase de orquídea se hace pegamento para elaborar el arte plumaria...  Tan importante es la flor para el mexicano, que incluso las crea con sus manos, como las flores de papel que darían para otro artículo.  O las flores que se emplean para la medicina naturista. Y la gente vive de sus flores, en Querétaro, en Michoacán, en Morelos, en el Estado de México, se cultivan más de diez mil hectáreas de flores y en el país se gastan unos quinientos millones de dólares en flores al año, exportando también a otros países.


Desiertos, valles, planicies, bosques, milpas, grandes altitudes, jardines, hablan de flores y también los antiguos poemas indígenas manifiestan su amor a las flores. La reina Atotoztli, dice: "Yo, doncella mexicana, estoy meciendo al Anáhuac, de fragantes flores es la leche de mis pechos".  





Termino este artículo de las flores de México con una leyenda de la región tarasca, donde Tezpi, un personaje parecido a Noé, logró salvarse del diluvio junto con su familia y varias especies de animales. Cuando dejó de llover envió un zopilote para saber si ya había tierra firme, pero el ave no regresó, después soltó un tzintzuni, (colibrí) que volvió con un pétalo de flor, así pudo desembarcar y poblar nuevamente la tierra y nombró al colibrí como mensajero del sol. Porque si algún amigo tienen las flores en México, es sin duda el colibrí.



Según la tradición  oral Náhuatl, este poema: Flor y Canto.


In zan o ihui tinemi                                               ¡Así es como vivimos:

zan cuel achic in motioc                                       breve instante a tu lado,

monohuac in ipainemohuani.                              junto a ti, Autor de la vida:

Ni hual neiximacho                                              Vine a que me conozcan

tlalticpac ye nican.                                                aquí, sobre la tierra.

Ayac mocahuaz:                                                   ¡Nadie habrá de quedarse:

Quetzalli ya pupuztequi                                       Plumas de quetzal se hacen trizas,

intlacuilolli zan no pupulihui                              pinturas se van destruyendo,

xochiti a cuitlahui:                                               las flores, se marchitan.

ixquich ompa ya huicalo                                      ¡Todo es llevado allá

ye ichan.                                                                a la casa del sol!



¿Cuix oc nelli nemohua oa in tialticpac?             ¿Es que en verdad se vive aquí en la

Annochipan  tlalticpac, zan achica ye nican.       rra?

Tel  ca chaichihuitl no xamani,                             ¡No para siempre aquí, un momento

no teocuitlatl in tiapani,                                         en la tierra!

no quetzalli poztequi.                                             Si es jade, se hace astillas,

An nochipan talticpac, zan achica ye nican.        si es oro, se destruye,

                                                                si es un plumaje de quetzal, se rasga

                                                                ¡No para siempre aquí, un momento

                                                                en la tierra!        


jueves, febrero 16

LA COCHINILLA: UN INSECTO DE PURA SANGRE


Texto y fotos: Julie Sopetrán



EL COLOR DE LAS VOCES ANCESTRALES

Sarapes y ponchos, tapetes,
alfombras, cortinas, vestidos
y telas de algodón:
cantan los colores,
reminiscencias de los glifos
zapotecos, mixtecos...
Ecos de grecas que entonan
los dibujos que ríen
las artesanías más antiguas.
Teotitlán, tlan de telar
de madera,
tlan de hilo cardado
por las manos puras
de la niña, del niño
aprendiz de sueños.
Tlan tlan de grana
de la cochinilla
que pinta de vida
el eco de los dioses
todavía vivo
en estas tierras...
 

Julie Sopetrán



UNA LEYENDA


Escuché una leyenda muy bonita. Dicen los antiguos mixtecos, hace miles de años, que dos dioses tuvieron una cruenta lucha entre ellos, porque los dos querían ser los dueños de una nopalera. Tanto lucharon que tiñeron con la sangre de sus heridas las pencas de los nopales. Desde entonces, se considera al nopal portador de la sangre real. Cuando murieron, los hermanos de estos dioses, enviaron nubes a recoger la sangre y así cubrieron la planta de un manto blanco. La grana era la sangre de estos dioses y en el capullo quedó la nube como manto.




DÓNDE SE CRÍA


La grana de la cochinilla se cría especialmente en Perú. En España, Chile y México, concretamente en Oaxaca. Unos cuántos artesanos mantienen vivo el cultivo para teñir con los diferentes tonos de rojo sus artesanías de textiles. Casi perdida esta tradición, hoy poco a poco se va recuperando.

La grana cochinilla de Oaxaca es de gran importancia y allí se puede contemplar su producción realizada con todo esplendor, también la cultivaban los indígenas y la siguen cultivando hoy en Puebla, Campeche, Chiapas,  Michoacán, Tlaxcala, México...
La grana, para que sea buena, necesita un clima caluroso y a la vez seco. La zona mixteca es ideal para esta plantación. También los Mayas sabían de estas prácticas de la cochinilla, así como los Chancy, los Incas, Los Paracas...



LA GRANA


Esta gran nochestli, que así la llamaban, aunque su verdadero nombre es dactylopius coccus costa, mide de tres a seis milímetros de larga. Es un insecto homóptero que pertenece a la familia dactylopidae. Vive tres meses y es el macho el que forma el capullo. Una vez que ha cumplido su misión, sale y muere. Tarda tres o cuatro días hasta hacer explotar su aparato de la boca que es cuando fecunda a la hembra.


Esta hembra pondrá hasta quinientos o seiscientos huevos en cuarenta y ocho horas, sobre la penca del nopal, allí encontrará un sitio para establecerse como su verdadero paraíso. No olvidemos que es un parásito. Saciará su apetito y no se moverá.  Esa sustancia del nopal será su constante alimento. El jugo maravilloso que lleva en su química es la atraquinona, con ello hará el milagro de los compuestos y el ácido carmíneo. Después, es el ser humano el que sacudirá las pencas en los llamados tapescos, donde caerán las hembras arrastradas por los cepillos hechos de cola de venado. Más tarde, éstos animalitos se secarán y serán machacados hasta convertirse en polvo de grana, que puesto en el agua con el mordente, un fijador, especie de ceniza de madera de encino, como si fuera cáscara de aguacate, es el que dará cuerpo al tinte mágico.



PRODUCCIÓN


Este colorante mágico, natural, del carmín rojo, también se usa en la farmacia y para dar color natural a muchos alimentos. La cochinilla se llama coccus cacti. Es en Perú donde se produce más cochinilla: 40% carmín y 60% en forma de insecto. Se pueden producir cuatro cosechas anuales. En cada ciclo se producen hasta dos gramos por penca. Está comprobado que un huerto entre seis a ocho años de edad, produce has las diez mil raquetas por hectárea en la poda. Un huerto puede producir a los cinco años hasta cincuenta mil pencas con una densidad baja de doce mil plantas hectárea.



El precio se cotiza hasta 130 dólares el kilo si la grama está seca, si es grana para reproducirse, la venden hasta ocho mil pesos el kilo. Un huerto verdulero, puede dar grandes ganancias hasta los ochocientos mil pesos por hectárea.  Antiguamente se pagaban tributos con la cochinilla. Se entregaba en forma de talegas o panes que los llamaban nochestlitlaxcalli, era como una pasta-tinte, también se ofrecían mantas o hilos ya teñidos. Después del oro y la plata, la cochinilla se mandaba a España por barcos, como también llegaba a Flandes, Venecia, Génova  e Inglaterra. Durante más de cien años, la cochinilla coloreó los trajes reales y los textiles de Europa  a finales del siglo XVIII. En 1754, sólo en Oaxaca hubo una producción de unas ochocientas toneladas.



SU ENEMIGO


El enemigo número uno de la cochinilla, ha sido la modernización con sus traídos y llevados colorantes artificiales. Los tintes sintéticos, las anilinas conseguidas a muy bajo precio, la industria química, casi acabó con este maravilloso producto natural.  Guatemala, Perú y las Islas Canarias, la cultivaron con gran éxito. El éxito fue debido a que tomaron buen ejemplo de las nopaleras de México. Y a que la industria ofrecía productos poco recomendables para la salud, especialmente aquellos derivados de la hulla del carbón, ese rojo no era recomendable como lo es el rojo de la cochinilla, por ser éste último un colorante natural.



PRODUCTO ANCESTRAL


Recordemos brevemente lo que decía Fray Bernardino de Sahagún:

"Al color con que se tiñe la grana llaman nocheztli, quiere decir, sangre de tunas, porque en cierto género de tunas, se crían unos gusanos que se llaman cochinillas, apegados a las hojas y que aquellos gusanos tienen una sangre muy colorada, esta es la grana fina que es conocida en esta tierra... A la grana que ya está purificada y hecha en panecitos, llaman grana recia o fina, véndenla en los tiánquez hecha en panes, para que la compren los pintores y tintoreros."

Este tinte natural  se le ha llamado "sangre de los dioses" entre otros muchos apelativos, como "oro rojo" "cochinilla indiana" etc. Son los artistas, los artesanos, los que más aprecian su contenido, para dibujar no sólo las máscaras, también la usan en su propia piel o ilustran códices, pintan murales, etc.. La antigua tradición se hace en telares de madera con hilos de lana cardados con esmero y pintados con la grana cochinilla, así elaboran pinturas vegetales y de la tierra. Son artesanías muy preciadas y apreciadas en México.



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