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jueves, marzo 10

LAS MÁSCARAS EN LA ARTESANÍA DE MÉXICO

Foto Julie Sopetrán, realizada en Oakland (California) máscaras hechas por un grupo de artesanos mexicanos.

Por Julie Sopetrán


En cualquier mercado de México encontramos máscaras de todos los tamaños, de todas las formas, de infinidad de materiales diversos hechas con piel de animales, con barro, con madera, con hierro, con modernas materias sofisticadas, con telas... Y representan animales, águilas, monos, perros, abejas, jaguares... Cada máscara tiene su vida propia, no sólo del que la hace, del que la compra, del que la usa, del que la recibe en su casa, del que simplemente la admira. Hay máscaras que parecen estar vivas y apenas se distinguen de la realidad. También las hay muy toscas, muy primarias.



¿Qué nos inspiran las máscaras? A cada uno de nosotros, algo muy distinto, antiguamente, representaban a los dioses y eran parte integrante de los guerreros. No hay baile que no tenga su máscara. Su especie de botarga española. También las hay que representan la muerte, el diablo, los moros, los cristianos... Y cuántos colores y cuánto atractivo en algo tan simbólico, y también  cuánto miedo pasamos al verlas. Son muchos los bailes que se hacen con máscaras, los Tlacoloteros, que simulan la caza del jaguar. La danza de "Los dos pares de Francia" donde podemos admirar la serenidad y el pánico. Los judíos de Semana Santa que se ponen las máscaras para no ser reconocidos como los que mataron a Jesucristo.  Los diablos de Tanlajás, San Luis de Potosí o los tigres de Zitlata en Guerrero. En La Danza de los Catrines, la piel es más blanca.

http://carlosorduna.wordpress.com/  Pintura de Carlos Orduña - Pintor mexicano. 

La mujer mexicana apenas participa en las danzas, por ejemplo en la famosa de "Moros y Cristianos" no hay mujeres ni en otras muchas, porque por aquella época estaba feo que la mujer se exhibiera en la danza. Hay un baile donde participan las mujeres como es la Danza del torito, las viudas y las borrachas son las protagonistas y sus caras pueden ser bellas o transformadas en brujas.
El que se disfraza adquiere autoridad. Hay varias creencias mexicanas en las que se dice y cree que todos tenemos un animal asociado al destino y lo que le pasa al ser humano le pasa al animal y es alterno, si no tienes comida, el animal pasará hambre, pero si el animal está herido la persona asociada a él, se enfermará... recíprocamente. Hay mucha documentación sobre el animal guardián y compañero del alma, que es la Tona o el Tono...

Composición: Julie Sopetrán

 En Huejutla, Hidal, las caretas de "viajo" dan pie a un montón de interpretaciones se usan en Carnaval y también en Día y Noche de muertos.. Las máscaras barrocas con esos angelotes desfigurados. El jaguar, es un animal muy simbólico en la época prehispánica y hasta nuestros días, aunque hayan desaparecido muchas historias, danzas y costumbres relacionadas con este tigre ancestral. Cada máscara tiene su leyenda y su función de trasformar, esconder, ocultar. 
      
 
Danza de los viejitos, Michoacán. Foto de Mary Andrade


Recordemos la famosa Danza de los Viejitos de Michoacán, o la del Venado donde los bailarines simulan una cacería hasta conseguir matarlo. Lo curioso es que la gente ofrecía una fiesta para pedir el perdón al mismo venado. Le explicaban al venado su necesidad de comer y vestirse con su piel. El que hacía de hombre venado usaba la máscara a lo vivo del venado o con la mejor imitación posible. Los monos eran símbolos del baile y del canto. Las cabras, los toros, y la famosa serpiente que todavía simboliza la lluvia en muchos pueblos de México. Hemos visto en el arte de México muchas serpientes representando también al diablo. Fiestas propicias para usar estas máscaras en las danzas son la de Día de Muertos, la de Carnaval, la de Semana Santa. Los temas de la Biblia llevados por los misioneros en el siglo XVI enriquecen aún más la cultura de la máscara. Muchas deidades con caras descarnadas que pertenecen al mundo prehispánico exhiben los horrores esqueléticos del inframundo donde el Dios de la Muerte, Mictlantecutli, los recibía. La muerte y el diablo suelen ser amigos en la cultura de México. Los danzantes no pueden bailar ni expresar sus movimientos si no tienen puesta la máscara. Lo verdaderamente impresionante son las máscaras que representan a los dioses, la siguiente foto la realicé en Oakland (California) en una de las fiestas mexicanas, memorando costumbres ancestrales mesoaméricanas.

 Foto: Julie Sopetrán

El sincretismo, esa mezcla de culturas ha dado a México una riqueza universal, recrea una nueva visión extraída de sus muchas y ya arraigadas tradiciones. Y algo que es muy importante, la aportación que México ofrece al Arte con sus máscaras. Pero lo más maravilloso es que el creador de estas obras de arte apenas si se le reconoce el nombre, es el habitante de allí, donde el tiempo no ha pasado y, donde las horas son tesoros naturales para recrear lo mágico de una forma anónima. Ese hombre, esa mujer, ese niño que habitan México: son artistas y no necesitan grandes promociones en Arco ni en el mundo contemporáneo de las grandes exposiciones de Arte. Ellos, los artesanos mexicanos, nacieron ya con el don de hacer incentivado por la costumbre de sus antepasados, con su  imaginación a flor de piel, algo tan escaso en ese otro mundo que parece no tener tiempo ni memoria para poner en práctica la herencia de sus ancestros.

Y ya desde niños aprenden no sólo a elaborar su artesanía de la máscara, sino a usarla, como podemos ver en esta foto que realicé en Páztcuaro, donde un niño, imita, interpreta con su peculiar estilo, con su cara tapada y con su traje típico, la Danza de los viejitos. Máscaras hechas con hojalata, cartón, madera, lana, alambre, ixtle... Y esas artesanías de México de las que tanto, hoy, tenemos que aprender en Occidente, para motivar el gusto por el Arte, la fantasía y la creatividad.


lunes, marzo 7

ALEBRIJES



El alebrije, es una artesanía que se hace en varios lugares de México. La primera pieza la hizo Pedro Linares López en 1936 en la ciudad de México. Luego lo han seguido creando los indígenas y los artesanos. Las materias utilizadas son: papel de diferentes tipos, también con madera tallada y pintada casi siempre con colores muy vivos y alegres. Representan un animal imaginario.


jueves, marzo 3

RECORDANDO A TATA VASCO EN SANTA FE DE LA LAGUNA



Por Julie Sopetran

Iglesia de Santa Fe (Foto: Julie Sopetrán)


A Santa Fe de la Laguna, se la llamaba antiguamente “Santapen”, que quiere decir: “Lugar iluminado”. Está situada en el Municipio de Quiroga a más de dos mil metros de altura, a 27 kilómetros de Pátzcuaro, tiene en la actualidad unos cuatro mil habitantes y es uno de los pueblos más importantes porque en él se construyó el primer Hospital Pueblo que fundó Vasco de Quiroga en 1533. Es por lo tanto un pueblo histórico, central, ya que Tata Vasco, (como así lo llaman los indígenas)  realizó el sueño de convertir en realidad, su idea, su gran proyecto como era el de crear una sociedad basada en la que plasmó el gran canciller inglés, Tomás Moro, en su libro: “Utopía”.

Tata Vasco


En este libro se inventa un lugar que no es lugar, es todo imaginativo, donde la sociedad puede vivir un mundo ideal. Vasco de Quiroga quedó impactado con esta lectura y es por ello que quiso llevar a la realidad lo que había leído, la construcción de un mundo distinto tal y como se definía en Utopía y, el lugar propicio era justamente Santa Fe de la Laguna, en el “Nuevo Mundo” en la tierra de Michoacán, que ya era parte de la Nueva España en América.


Utopía de Santo Tomás Moro

El pueblo se conserva muy bien, sus casas son de adobe, sus calles están empedradas, siguen la ladera del Lago, por lo que tiene una singular belleza. Es un pueblo que vive de la alfarería y los bordados. Lo hermoso de este pueblo es ver cómo sus habitantes conservan su lengua purépecha, su cultura, sus costumbres. Podemos contemplar en sus calles y plazas las mujeres ataviadas con el traje tradicional indígena. Parece que a los lugareños no les gustaba que se establecieran personas que no fueran de su raza en el pueblo.  Otra de las cosas hermosas de este lugar es la alfarería vidriada negra, hecha con técnicas de pastillaje y bruñido, labor a la que los habitantes dedican la mayor parte de su tiempo y esmerado trabajo. Algunos alfareros no ganan los tres dólares al día. También tejen el tule o chúspata. Viven de la pesca. Algunos agricultores cultivan el maíz y el trigo, aunque son los menos. También elaboran los candelabros que son muy solicitados en la Noche de Muertos. Las tradiciones y ritos  ligados al Hospitalario se conservan también junto a todas sus tradiciones.

Mujer ataviada con su vestido típico cruzando la plaza (Foto: Julie Sopetrán)

El primer hospital indio, que también se llama huatápera en lengua purépecha, o lugar de reunión, fue fundado por Don Vasco. Se conserva el Hospital de Nuestra Señora del Rosario, se entra por un patio cerrado, que tiene un artesonado mudéjar donde podemos ver a la Virgen y a San José vestidos a la usanza purépecha.  Luego están las habitaciones del hospital. Lo cuidan los semaneros, que son familias que se turnan por semanas. En los fogones que tiene este hospital, se preparan comidas para la región. Los viernes se cambian de turno, preparando una comida, también se ponen flores en el templo, todo ello se hace con mucho respeto y veneración pensando en su fundador Tata Vasco.

 Entrada a la huatápera (Foto: Julie Sopetrán)


El patrón de Santa Fe de la Laguna es San Nicolás al que se le dedica un templo muy sobrio novo-hispano, de muros encalados y torre de tres cuerpos que le sirve de campanario. Su cruz de Caravaca del siglo XVII. Su altar lleno siempre de flores. Su Vía Crucis compuesto por un grupo de cuadros colgados en los muros y una paz impactante que se respira en el lugar. Una mujer purépecha barre el pórtico y, la pequeña explanada da al lugar el espacio adecuado para experimentar una hermosa serenidad.
En una de las calles que nace en un rincón de la plaza, se disfruta el mercado al aire libre, guayabas verdes, maduras en el suelo, la pesca del Lago, las flores, las cerámicas, todo es tan sencillo y vivo que ya sólo con respirarlo parece que te han regalado un tesoro auténtico.

Guayavas en los mercados (Foto: Julie Sopetrán)
Recordar a Don Vasco de Quiroga es como interesarte por tu propia historia. ¿Quién era este hombre? ¿Por qué vino hasta aquí? ¿Qué hizo para que los indígenas purépechas lo quisieran tanto? Son preguntas que nada más llegar a Santa Fe, me hice mirando y remirando su cultura. ¿Quién era este gran Reformador? Quiero poner un apunte de Nemesio Rodríguez Lois hablando de Tata Vasco: “Es él una figura excepcional, única, cuya vida hay que leer de rodillas y con el sombrero en la mano”.
Tata Vasco, nació en Madrigal de las Altas Torres, por los años de 1470, sí, el mismo lugar donde nació la reina Isabel y también donde murió Fray Luis de León, en la provincia de Ávila. Tata fue un jurista de gran prestigio,  entre otros muchos cargos de poder. Según Callens, cuando Cristóbal Colón llegó a América, él tenía 22 años.  Tenía 43 cuando Vasco Núñez de Balboa divisó por primera vez el Océano Pacífico. Y tenía 51 años cuando Cortés terminó su conquista de México.  Se formó en Salamanca.  Después de muchos avatares fue el 14 de agosto de 1531 cuando Don Vasco pide al Consejo de Indias la licencia para organizar pueblos de indios.  Porque a él le interesaba mucho “la dignidad humana de los indios” dándoles a la vez una convivencia cristiana y justa. El concepto de hospital era a la vez, escuela y pueblo. Se ganó el afecto de los indios por las medidas económicas que estableció y también por sus buenas obras librándoles de la esclavitud a las que les tenían sometidos los mismos españoles.
Estas escuelas eran también centros de instrucción para aprender oficios artesanales y agrarios y a la vez el concepto hospital era también el de albergue para los viajeros.

Cocina de uno de los nuevos albergues para visitantes (Foto: Julie Sopetrán)

Es así como sin esperar respuestas a sus peticiones busca una docena de indios cristianos y de vida honesta, compra unas tierras a dos leguas de la capital y pone una gran cruz en su primera población indígena que le da el nombre de Santa Fe.
Una de las más grandes cosas de este fundador es que aprende la lengua náhuatl con gran rapidez. El pueblo fundado prospera hasta llegar a los treinta mil habitantes, miles de indios no sólo reciben el bautismo sino que el pueblo vive el proyecto de un hombre de “amor visceral que se lo proyecta a los indios” vende sus propios vestidos para ayudar. Hace casas repartidas en familias, compra tierras y ovejas, para “poderse sustentar”. Su buen hacer, le lleva en 1538, a ser consagrado Obispo por Fray Juan de Zumárraga según las Bulas de Pablo III. Su valor y su eficacia a la causa indígena, le llevaron a tan alto grado de Obispo.  Situó su sede en Pátzcuaro, muy cerca de Tzintzuntzan.
Una de las primeras cosas que hizo Don Vasco de Quiroga fue encargar a los fabricantes de ídolos, que hicieran una imagen de la la Santa Madre de Dios con el nombre de Nuestra Señora de la Salud, y los artesanos la hicieron con caña de maíz bien seca y molida. Esta imagen reproducida de la Virgen de la Salud, está en casi todas las casas e iglesias de Santa Fe y de toda la zona.

Virgen de la Salud en la capilla del Hostal de la Sra. María del Carmen Dimas (Foto: Julie Sopetrán)

Don Vasco es el alma de este pueblo y también de Pátzcuaro. En 1542, el Obispo fundó el Colegio de San Nicolás. Antecedente de lo que hoy es la Universidad de San Nicolás Hidalgo en Morelia. Uno de los primeros Seminarios de América, muy anterior al Concilio de Trento donde convivían indios y españoles y donde se aprendía latín, teología dogmática y moral a la vez que se proyectaba la vida espiritual y, los seminaristas hablaban español y la lengua nativa. Lo curioso es que los indígenas se inclinaran más al matrimonio que  a ser sacerdotes.

Portada de la Iglesia de Santa Fe con signos antiguos (Foto: Julie Sopetrán)

Durante todas estas obras, Tata Vasco, sufrió enemistades de los propios españoles que incluso, quisieron crear ciudades parecidas a la suya, rivales que tenían el favor del Virrey Antonio de Mendoza. Bajo esa misma protección de Don Vasco, floreció la Casa de Altos Estudios en Tiripetío, encargado de esta Casa fue el alcarreño y amigo de Tata Vasco, Fray Alonso de la Vera Cruz.
Don Vasco de Quiroga fue un hombre dedicado a los indios, a sus problemas, a sus necesidades, a su organización de vida. Tenía tanto amor por ellos que viajó a España para pedir ayudas y las consiguió.  Su sentido de la justicia, de la pacificación, de la evangelización de las Indias, del trabajo comunitario, son ejemplares. Y tanto es así, que hoy, en nuestros días, la convivencia con los purépechas te lleva no sólo a interesarte por este hombre sino a admirar su obra, su gran amor y entrega a este pueblo indígena. 
Murió pacíficamente el 14 de marzo de 1565, tenía 95 años, estuvo 27 de obispo. Murió en Uruapan, creo que en otros artículos os he hablado de este bellísimo lugar, él trazó la guía de sus calles, las canalizaciones de agua, la iglesia, el hospital y la escuela.  Vasco de Quiroga está enterrado en la misma basílica de Nuestra Señora de la Salud en Pátzcuaro.

 Mujeres con flores para el Día de Muertos (Foto: Julie Sopetrán)

Las mujeres de Santa Fe, guardan un sillón que dicen que perteneció a Tata Vasco, lo tienen como si fuera una reliquia. Durante mi estancia allí, conocí a María del Carmen Dimas, ella llevaba con otras mujeres el negocio de la hostelería. El Gobierno y la Oficina de Turismo han invertido para promocionar la Ruta de Don Vasco, esta empresa SIPECUA, y ATESIRHU tiene por objeto el turismo rural y cultural, llevado por mujeres de la comunidad agremiadas a la Sociedad Civil. Llevan cocinas tradicionales, talleres de convivencia con artesanos y hostales tradicionales. ATESIRHU. Estas mujeres empresarias reciben capacitación en manejo de alimentos, cocina, computación, administración de empresas,   turismo, rutas, etc...

Sra. Maria del Crmen Dimas con dulces artesanales de Santa Fe (Foto: Julie Sopetrán)

Yo recomiendo darse un paseo por estos lugares, donde el paisaje es exuberante, la convivencia con el indígena es de lo más agradable, la comida excepcional, la paz que irradia Santa Fe, está impregnada de ese espíritu del gran Tata Vasco, ejemplar, incluso en nuestros días. Para un español, respirar estos aires de historia y de hermandad con el indígena, es más que obligatorio, un deber.
Para cualquier contacto o proyecto de viaje no dejes de contactar con la Secretaría de Turismo del Estado de Michoacán, alopez@michoacan.gob.mx y también te recomiendo que entres a su página: http://www.michoacan.gob.mx/ . BUEN VIAJE.

lunes, enero 31

LA IMPORTANCIA DE LA FAMILIA EN MÉXICO

Con el niño en los brazos. Foto: Julie Sopetrán


LA IMPORTANCIA DE LA FAMILIA EN MÉXICO

Por Julie Sopetran


Si el Día y la Noche de Muertos es importante en las celebraciones mexicanas del 31 de octubre y 1 y 2 de noviembre, es porque la familia está viva y, más que de muertos son unos días de vivos, de Familia, de unión, de acercamiento y encuentro. La unión familiar es un espejo transparente de comunicación y de respeto. Los valores forman parte de un interés y un reto de acercamiento, amor y alegría, muy poco comunes en nuestra sociedad europea.  Si comparo estos valores familiares que he vivido y observado en México, con lo que tenemos hoy en nuestra España, tengo que inclinar la balanza positivamente hacia México.  En momentos adversos es donde se siente la cercanía, el amor de padres a hijos de hijos a padres, de niños, de ancianos, de jóvenes. En los momentos positivos es más fácil vivirlo. Pero en lo adverso es donde esta familia nuclear, se siente y se comparte. Y observo que la familia es nuclear porque está basada en la primitiva, en la conservación fiel a las tradiciones.
Sí, es la tradición la que genera en la familia mexicana unos valores que les son comunes, el respeto, el interés por el trabajo, el esfuerzo realizado, la solidaridad, la humildad, son factores muy favorables e incondicionales.  El celebrar “juntos” algo, lo que sea, es casi obligatorio, eso implica que están demostrando el cariño que sienten por los demás miembros. Porque como bien dice el refrán practican lo de: “La unión hace la fuerza”.

Familia en el cementerio. Foto: Julie Sopetrán

Las normas sociales, la puntualidad, no es tan esencial, a veces se trunca el desarrollo personal por varios factores opresivos, las mujeres son las que más sufren los estereotipos ya que todavía en muchos casos, la mujer, no ha salido de la cocina y de cuidar a los hijos. Pero actualmente hay un interés muy grande de la juventud por la educación. He de resaltar la comunicación que existe entre los miembros de las familias, y que es  el secreto de esa unión y de ese entendimiento unitario, apretado y lúdico.
La familia michoacana, está fundada en unos pilares ancestrales, el ser humano actúa por sus influencias, los antropólogos ya nos hablan de una civilización de hace más de treinta mil años, cuando las gentes de Asia podían pasar por el estrecho de Behring a los lugares de América. Lo nuevo siempre nos atrae, nos seduce. Aquellos primeros amerindios tal vez vivían en cuevas, desnudos, alimentándose de hierbas y frutos de la tierra. Estos hombres y mujeres que se expandieron llegarían también a Michoacán y es uno de los pilares de la familia, porque no iban solos, iban en grupos de dos y tres, formando ya una familia que se alimentaba de vegetales e insectos. Después llegaron los cazadores, ¿hace quince mil años? Llegó armado, comía animales, se vestía con pieles y también vivía en cuevas. Eran también pescadores y también vivían en familia.  Más tarde, hace siete o nueve mil años, el nuevo ser que habitó América fue artesano, sabía pescar, sabía cazar y también cultivar la tierra, se le llama el hombre transición, que también vivía y afianzaba más la familia. De hecho se han encontrado cerca del Pacífico, amontonamientos de conchas marinas y ruinas que serían hogares con algunos artefactos de piedra. Nacen después, las aldeas de los sembradores, seis mil años atrás, el cultivo del maíz y la calabaza y luego el fríjol y el chile. La familia en esta época creció considerablemente.  Nace la aldea, con sus chozas, es la época de las hachas de piedra, vasijas, coas, telas y ornamentos con adornos.  Debajo de esas casitas de los pueblos era donde se enterraba a los muertos.  Se pasó también de la vida en familia a la vida en tribu y tal vez ahí comienza el primer culto a los muertos y estamos hablando ya de hace unos tres mil quinientos años.  Le evolución de la cerámica y el conocimiento de los tejidos, la historia nos habla de civilizaciones avanzadas, pues entre los muchos restos encontrados se han conocido decoraciones en cerámica a modo de cruces, triángulos y líneas verticales, incluso instrumentos musicales, silbatos, ocarinas, tambores y sonajas.  Podemos comparar ese amor a la música que existe en la familia michoacana y de México en general con sus propias raíces ancestrales.

Desde niños participan en el arreglo de las ofrendas.  Foto: Julie Sopetrán

Las familias de México, muchas, viven dedicadas a la artesanía, son verdaderos artistas, algunos, viven incluso en los mercados. La edad de estos alfareros, orfebres, artistas natos es incalculable. Teotihuacan, la gran metrópoli cultural de México dejó grandes creadores durante ocho siglos. Creó un estilo puro, único en el mundo. Pero según afirma Ignacio Bernal, del 650 al 900 los estilos se fueron haciendo más locales, más individuales.
México ha sido siempre rico, una riqueza natural, cultural, artesana, artística, que persiste hasta nuestros días.  Y todo eso es debido gracias a la familia, a lo que se ha heredado de padres a hijos y así sucesivamente. Una familia fiel a sus costumbres.
Existen varias hipótesis sobre la historia tarasca, michuaque o purépecha. Sus raíces pueden ser japonesas o suramericanas, cuando llegaron a Zacapu, Queréndaro y Zinapécuaro, aprendieron de los nativos de estos lugares e innovaron sus conocimientos afianzando los que traían nuevos, ya que ellos eran más guerreros que artífices.   Lo cierto es que estas familias se enriquecieron creando y recreando sus ideas y dejando plasmadas en sus obras, su forma de ser y de vivir, símbolos que permanecen  en el arte y en la forma, en el color y en la textura, en la innovación y en la recreación de lo aprendido.
El señorío tarasco hace quinientos años, llegó a ser una teocracia militar. Influida por la nobleza hereditaria de sus sacerdotes. Estos hombres y mujeres anteriores a la conquista española, no era una sociedad justa, porque la nobleza y los sacerdotes cobraban los tributos y tenían también sus esclavos. Esa esclavitud no era hereditaria y la mayor y mejor parte de los terrenos eran para los dioses, para sus guerras y para el cazonci. Pero más importante que el campo era, es y ha sido siempre la artesanía.  Por eso hoy, cada lugar conserva su propia artesanía. Artesanías dependientes de los recursos de los lugares. Y esa artesanía pervive gracias a la familia. El oro, el cobre, la cera, los textiles, la madera, la plata, la cerámica,  el jade, la turquesa, el cristal de roca, las plumas, la obsidiana, la calabaza con barniz de laca, los tejedores de camisas y mantas, el algodón, el maguey, los mimbres, la palma, el junco, la yácata (amontonamiento de piedras con lodo), la piedra, la poesía… Sí, también la poesía, porque tenían el don de la palabra y de la música. 

Músicos en el cementerio.  Foto: Julie Sopetrán

La llegada de los españoles a Michoacán en 1522, destruyó no sólo al cazonci Zuangua, sino todo lo que había en el camino, los hombres vestidos de hierro, eran voraces, destructores, ambiciosos. Pero gracias a otros españoles, que también llegaron a México, como Tata Vasco, Alonso de la Veracruz, entre muchos más, consiguieron unificar no sólo los grandes valores religiosos indígenas con la Iglesia Católica, sino fomentar el sentido del arte en cada individuo, la creatividad, la manifestación de lo bello, de lo bueno, de lo que construye un verdadero hogar, una aldea en paz y armonía con la naturaleza.   Esto ha perdurado, tiene continuidad en el México moderno o por lo menos yo así lo percibo en mis visitas de trabajo a estos lugares. Son pueblos donde se siente la influencia española, donde se palpa lo bueno y lo malo lo injusto y lo justo de aquellos conquistadores. El equilibrio de una herencia ancestral es  lo que mantiene viva la familia, podemos sobre todo sentirlo, verlo, en esta fiesta de Día y Noche de Muertos. El estar juntos en la tumba. El compartir recuerdos, la enseñanza a los niños, de la muerte, es la cultura del dar y el recibir de un pueblo que se mantiene unido siguiendo los pasos de la tradición, de lo que hicieron los abuelos, de lo que usaron, de cómo fueron, de cómo vivieron, del ejemplo que dieron a su familia, en el trabajo, en la vida. Y yo creo que eso en la familia mexicana, no morirá nunca, porque es la esencia ancestral de su casta.

martes, diciembre 14

COCINA MEXICANA: MENÚ PARA VIVOS Y MUERTOS


                 Pucheros, detalle de una cocina en Santa Fé de la Laguna. Foto: Julie Sopetrán

Por Julie Sopetrán

No hace mucho leí, que la cocina mexicana es una de las más saludables del mundo. Si me acerco a la cocina michoacana que es la que más he probado, reconozco sus delicias aunque exista todavía mucha ignorancia al respecto de estos pucheros y degustaciones. Los alimentos tradicionales michoacanos son principalmente, el maíz, el chile, la calabaza, fríjol, jitomate, nopal… La carne y el pescado son manjares exquisitos. La fruta con su variedad de jugos. Los atoles, las carnitas, los caldos, el pozole, el atole de grano hecho de elote con anisillo y hojas de calabaza, teñido de verde y sazonado con chile también verde, por no hablar del caldo miche picoso o de los totopos y variedades de antojitos…  
Los niños más pobres de México, tiene sus tortillas, maíz y sus frijoles y no están desnutridos, sus caritas redondas mofletudas evidencian su buen estado alimenticio. Y si hablamos de cocina sofisticada, Michoacán disfruta de excelentes restaurantes de primera categoría con platos altamente valorados, no sólo en presentación sino en gusto y elegancia.

Un niño de Michoacán en Día de Muertos. Foto: Julie Sopetrán

Si nos paramos en las carnes debemos resaltar el churipo, se trata de un revuelto de res, cerdo, gallina, zanahoria, garbanzo, verduras y chile. Los tamales que son las corundas de masa de maíz cocidos entre la ceniza. También los uchepos que se hacen con elote y se envuelven en hojas de mazorca. Y si nos acercamos a Quiroga, hay que probar las carnitas en plena calle, carne de cerdo frita o asada envuelta en tortilla, si pruebas una, repetirás de cinco a diez seguidas. El carnero de la artesa, famoso en Santa Clara del Cobre. El minguiche, quesos y dulces de leche. Las barbacoas de res al horno, las enchiladas y si te acercas al Lago de Pátzcuaro, el pescado blanco, los charales y las truchas. Por decir algo de esta primicia gastronómica de México para los que podemos degustarla y hablar de ella.
                                                             ...y a los muertos no les falta de nada.  Foto: Julie Sopetrán

Pero si nos acercamos a Día de Muertos, en cualquier cementerio podemos comprobar que a los muertos tampoco les falta de nada, y en su fiesta resucitan con el cacao, las aves, las semillas, el maíz, los tamales, las tortillas, los patos cazados para cocinarlos y ofrecérselo a los muertos y esas cazuelas con guisos de gallina o la variedad de frutas que se ofrecen a los benditos difuntos.  podemos pensar que, la muerte no pasa tampoco hambre en México.
Como bien dice un dicho popular: “Estaba la muerte un día, /sentada en un arenal, / comiendo tortilla fría/ pa´ ver si podía engordar”. 
La muerte también come y lo jocoso, lo irreverente, lo irónico quita importancia a lo trágico.  Su imagen no produce espanto, por lo contrario, también come como cualquier otra persona, y produce risa ya que no puede, la pobre, engordar.  Por eso se la llama “la flaca”, “huesuda” etc. y cuando alguien muere, se dice que se ilumina la vida y se le da la definición de “comer tierra”.  
Y así es, porque es la comida que le gustaba al muerto durante su vida, lo que le da sabor al cementerio. Los cuatro elementos son esenciales, el agua, para apagar la sed, para acompañar la comida, la fatiga. La tierra con todos los sabores de frutos y frutas. El viento y el fuego en conjunción de vida en el temblor de los cirios de las flores y los perfumes, color y movimiento.  

                               Mujer en Santa Fe de la Laguna haciendo tortillas. Foto: Julie Sopetrán

La mujer es el alma de la cocina, la cocinera por excelencia, y lo mismo la vemos haciendo tortillas que dirigiendo un restaurante de lujo. Es el buen comer lo que caracteriza al michoacano.
Sí. Es innumerable la cantidad de platillos que podríamos nombrar, los excelentes desayunos en los hoteles, el suave rompope, las típicas morelianas en los agradables restaurantes, como el de San Miguelito en Morelia, donde se hacen realidad los deseos de las solteronas. En un Rincón del restaurante, que así se llama, está San Antonio de cabeza, para atender todas las peticiones y al que solicita un milagro tiene que ofrecer trece monedas y hay que decir la oración… “OH grandioso San Antonio, santo de mujeres, no te estés haciendo pato y consígueme un marido, aunque te tardes un rato”. En este restaurante puedes comprar hasta la mesa donde has comido, así como vajillas y aquello que veas que te gusta y otros enseres típicos de la tierra. http://www.sanmiguelito.com.mx/inicio_morelia.html

                     Postre de guayaba con queso de Lu Casino en Morelia.  Foto: Julie Sopetrán

Pero ¿Cómo no recordar esa comida exquisita del Hotel Lu Casino, ubicado en la zona de los Portales de Morelia? Su chef, Lucero Soto Arriaga, presenta unos platos de exquisita degustación y presentación, donde se aprecia la creatividad en consonancia con los sabores de la tierra. Dice la leyenda en las crónicas de Pátzcuaro, de donde procede Lucero, que “de una efigie de la Virgen, que por algún momento fue considerada como un prodigio, ya que de sus faldones se desprendía un suave vapor… Porque unos monaguillos escondieron antes de la misa, debajo de las telas, unos uchepos recién cocinados que les servirían de almuerzo”.  Tuve la gran suerte de ser invitada y degustar de su cocina el filete de pescado envuelto en coco con salsa de aguacate,  y aún recuerdo el sabor de sus deliciosos postres.

El comal donde se calientan las tortillas. Foto: Julie Sopetrán

Pero también el pueblo, los restaurantes populares están llenos de gente, como Tacos Locos, ofrecen una variedad de platillos accesibles a todos los bolsillos, los tacos al pastor, preparados con carne de res a la brasa, exquisitos; los tacos albañil, de chicharrón, aguacate, queso fresco, acompañados de la salsa picante y las tortillas calientes, los tacos sudados, los tacos gilipollos, con pollo asado…  Por no hablar de las innumerables frutas y las agüitas naturales endulzadas... De tamarindo, de lima, de melocotón o durazno, de guayaba, de guanábana... Michoacán es también el centro del aguacate, ahuácatl, en náhuatl, que significa testículos, o avocado, “fruta de mantequilla”; la zona de Uruapan es la más rica en esta producción; los guacamoles, “salsa de aguacate”, hechos con esta fruta, son innumerables y se preparan de distintas maneras.

Plato típico. Foto: Julie Sopetrán

Y para terminar este artículo, nada mejor que ofrecer la receta del pan de muerto, y eso que nos hemos dejado a un lados los innumerables dulces y postres. Una de las costumbres en esta zona como en muchas de México, es rezar una oración antes de cocinar, se reza a diferentes santos, pero el principal es San Pascual Bailón, tanto para hacer buñuelos, como pan de muerto, que entre los muchos nombres de dulces existen, como cuchufletas,, morelianas, picones, puchas, trenzas, trocanetes, hojarascas…  Para hacer un buen pan de muerto se necesita harina, raspadura de naranja, leche, levadura, huevos, mantequilla, azúcar y el adorno que se le quiera poner. Existen varias recetas. Pero los ingredientes siempre son los mismos. Los antiguos nativos de Michoacán se repartían el pan y lo mezclaban con la sangre en los sacrificios, compartían así la divinidad de sus dioses.

                                               Pan de muerto. Foto: Julie Sopetrán

Lo que significa el círculo que ponen de adorno es el cráneo, las canillas los huesos y el sabor al azahar es el símbolo de los parientes fallecidos, o sea, la esencia. Lo curioso es que muchos de estos panes tienen figuras de animales y se llaman panes zoomorfos, otros tienen forma de flores u otras plantas, son panes fitomorfos etc... Pero como dicen que “ni lo dulce ni lo amargo, dura tiempo largo”, antes de que la “Delgada” nos coma, comamos la muerte, degustemos la receta que Mary Andrade, ofrece en su libro: Día de los Muertos, Pasión por la Vida. Pg. 185. Es una buena alternativa para definir la sustancia y cnoer a qué sabe el Pan de Muertos.  

http://www.dayofthedead.com/


Buen provecho.



jueves, diciembre 9

UN MURAL PARA APRENDER HISTORIA

BIBLIOTECA PÚBLICA -  EX-CONVENTO DE SAN AGUSTÍN - PÁTZCUARO - MICHOACÁN
                          Lo que fue el Convento de San Agustín.  Pátzcuaro. Foto: Julie Sopetrán


Por Julie Sopetrán

En 1941, el  Arquitecto y pintor, mexicano, Juan O´Gorman, comenzó a pintar el mural al fresco en la Biblioteca Pública Federal “Getrudis Bocanegra”, de Pátzcuaro, Michoacán, México. Lo que fue ex convento de San Agustín,  y lo terminó de pintar el 10 de Febrero de 1942. Contemplar este mural es algo grandioso.  Es como recuperar la memoria de innumerables hechos, o pararse atónito ante los personajes que lo componen. 
Juan O´Gorman nació en  Coyoacán, ciudad de México en 1905. Bajo el mandato de la dictadura de Porfirio Díaz. Fue hijo del pintor irlandés Cecil Crawford O´Gorman, y de madre mexicana, del padre heredó lo europeo y de la madre lo católico, de ahí su misticismo y su rebeldía. Tenía un hermano historiador y allá por los años veinte fue cuando comenzó, nuestro muralista, a estudiar Arquitectura en Universidad de México y en la famosa Academia de San Carlos de la misma ciudad.

Autorretrato de Juan O´Gorman 1950

Su padre fue uno de sus principales maestros, su estilo es neo-impresionista, dominaba el naturalismo, el retrato y el paisaje. Juan no sólo era un Artista, era un Ingeniero y un gran Arquitecto. Admiraba a su amigo Diego Rivera, la influencia de Rivera fue decisiva tanto en lo político como en lo humano en la trayectoria del artista.

Sus amigos artistas... Diego Rivera

Su arquitectura funcionalista y orgánica, le permitió realizar proyectos como el Nuevo Edificio del Banco de México, construyó también el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, con los que tenía una gran amistad, además de crearse su propia casa una verdadera obra de arte en la urbanización de El Pedregal de San Angel, despejando todo lo superfluo de la arquitectura. 
Sus murales son únicos en el mundo, cuatro mil metros cuadrados de mural que  existen en los cuatro costados de la Biblioteca Central de la Ciudad Universitaria de la UNAM, estos murales están hechos con millones de piedras de colores recolectados  a lo largo y ancho de la República Mexicana.

Biblioteca Central de la Universidad de México

Famosos son también los muros del Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec, murió trabajando, el 18 de Enero de 1982 cuando realizaba los frescos de este Museo Nacional.
O´Gorman, construyó y diseñó 35 escuelas primarias y técnicas para la Secretaría de la Educación Pública. Creó murales como la historia de la aviación en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, México,1937.

Monumento fúnebre del capitalismo insdustrial 1943 Juan O´Gorman

El ex convento de San Agustín, ahora Biblioteca Pública Getrudis Bocanegra, donde se encuentra el mural al que me refería al principio, fue construído en 1576. Fue el estadounidense Edgar Kraufman, de Pittsburg, empresario, el que apoyó la idea de O´Gorman de pintar un mural, reconociendo su creatividad y dándole la oportunidad de hacerlo y expresar la historia del pueblo michoacano dando color y forma a su interpretación. Todo esto se llevaba a cabo en el año de 1940.
Se puede adquirir un folleto de la descripción detallada del mural, donde varios expertos aportan sus criterios, como Eduardo Ruiz, Nicolás León, Fray Pablo Beaumont, Fray Diego Basalenque, Fray Alonso de la Rea y el Profesor Antonio Salas León, extractado todo ello por Juan Noguez Becerril.


Según estos estudios y mirando el mural con lupa, podemos observar muchos detalles que quiero mostrar o describir al lector que nunca haya visto este mural, guiada por el folleto anteriormente mencionado, y resumiéndolo, podemos admirar muchas imágenes históricas, comienzo por:
“El sol y la luna, como deidades p´urhépechas; sigo con la tromba de agua que describe la leyenda, según la cual se crearon los lagos de Pátzcuaro, Zirahuén y Cuitzeo; podemos observar la imagen de los volcanes que rodean a Pátzcuaro, desde El Estribo hasta el Paracutín; las tribus inmigrantes; el atractivo Lago de Pátzcuaro, con sus islas Janitzio, La Pacanda, Yunuén, Jarácuaro, La Tecuela… El Dios p´urhépecha y los indígenas danzando los bailes de su época; el árbol mostrando sus raíces y sus ramas, simbolizando las yácatas y los templos; el patíbulo donde se sacrificaba a los prisioneros en las guerras con los aztecas; la frondosidad y riqueza de la tierra michoacana, los pinares, las sierras; también está pintada el ave misteriosa que servía de guía al pueblo p´urhépecha; la caza del tigre para obtener las pieles; el baño de las doncellas antes del matrimonio a un lado, y al otro la mujer casada encinta; la ofrenda de los primeros frutos regionales; el rey p´urhépecha triunfante rodeado de su estado mayor; los treinta mil prisioneros aztecas en Taximaroa, convertidos en esclavos; campos de batalla donde los purépechas salían victoriosos; prisionero azteca ante el Consejo que prefiere morir a ser esclavo; grupo de sacerdotes y consejeros del rey; minas primitivas de donde sacan a un joven asfixiado por los gases venenosos que despiden los metales; Alfareros construyendo ídolos, se desconoce cómo lo hacían; el famoso tianguis de todos los pueblos p´urhépechas y la lanza con punta de obsidiana que sería para pinchar a los peces a manera de fizga; troncos con raíces sobre una momia, las raíces van a dar hasta el feroz Nuño de Guzmán, llegada de los españoles; la momia significa la sepultura de la antigua cultura indígena que destruyeron los españoles; también contemplamos la figura simbólica de la muerte que los indígenas ponían en la entrada de sus poblaciones; Erendira, nombre glorioso que significa risueño, la primera mujer amazona de América que monta un caballo; Un encapuchado, figura de la Inquisición en el Nuevo Continente; El Garrote, sacrificio del mentiroso Nuño de Guzmán que infringió al último rey p´urhépecha; lo más salvaje de los conquistadores conferidos por Hernán Cortés; asesinos, borrachos, harapientos, a pie, a caballo; quema de códices por Hernán Cortés, quema de la cultura de miles de años, el fuego duró quince días; una mano con ojos en lugar de cabeza y las manos son dos serpientes ponzoñosas. Cerebro que no piensa, fuerza bruta sin mecanismo; el pintor Juan O´Gorman como mexicano, se autoretrata y en las manos un cartel dice:

´han pasado los años, los siglos y los indios no están vencidos a pesar de la conquista que acabó con lo mejor de su población. No los ha abatido la explotación, la miseria ni las enfermedades. No han muerto de hambre. Han resistido al trabajo en las minas, carreteras y ferrocarriles, han labrado la tierra con sus manos para darnos de comer. Les robaron sus tesoros, vieron caer sus templos. Cargaron piedras sobre sus espaldas para levantar miles de iglesias. Pero su resistencia es un fuerza latente que algún día ya liberados de las cadenas de la opresión perdurará un arte y una cultura extraordinarios como un gigantesco volcán en erupción´

Un bufón aparece fumando un cigarrillo dice: “ASÍ ES LA VIDA”, así es la injusticia y maldad humana; los españoles obligaron a los p´urhépechas a trabajos muy rudos y pesados, los trataban como a bestias, es azotado y amarrado; el español sentado bajo toldo…Los indígenas entregan diezmos al rey;  un misionero agustino Fray Juan Bautista Moya, apóstol de tierra caliente, se le recuerda con respeto por sus obras humanitarias a favor de los sufridos p´urhépechas; niños, ancianos, huyen a los montes y a las cuevas para salvarse del terror de Nuño de Guzmán, los misioneros los amparan y les dan alimentos, vestido e instrucción; una mesa contiene alimentos es el Guataperio, templo dedicado a las Vírgenes Guananchecha y que Don Vasco de Quiroga lo transformó en beneficio de los indígenas, hospedándolos para ayudarles; Fray Juan de San Miguel, fundador de San Miguel Allende y Uruapan;

Detalle del mural al que nos referimos de Juan O´Gorman

Don Vasco de Quiroga, dio leyes justas y humanas fue el primer Obispo Michoacano, hizo el bien a los indígenas; dos españoles hincados ante Don Vasco; el canciller inglés Tomás Moro, autor de su famoso libro “UTOPÍA” del cual se vale Don Vasco, para crear esa región de lo imposible todo lo posible, a favor de los sufridos p´urhépechas; Don Vasco crea una nueva cultura, cristalina fuente, saliendo su base muchas raíces que se extienden hasta las páginas de un libro, estas raíces penetran en un muro de piedra que conduce hasta la entrada de una iglesia que Don Vasco edificó en Tzintzuntzan;  tornos primitivos que trajo el ilustre Don Vasco; el muralista pinta al Generalísimo michoacano don José María Morelos y Pavón, autor de la primera Constitución mexicana con su lema: “Independencia y libertad para todos los pueblos de América” y a su izquierda el General Emilio Zapata con su lema: “Tierra y Libertad”; Doña Gertrudis Bocanegra de Lazo de la Vega, heroína de Pátzcuaro, que sacrificó su vida, la de su esposo e hijos en aras de la Independencia de México, fusilada en la plaza principal el 17 de octubre de 1817; grupo de campesinos que una vez terminada la revolución de 1810, dejan las armas para empuñar los instrumentos de labranza secundados por sus hijos y esposas, una mujer porta una hoz en la mano y ayuda a los hombres.”

Biblioteca Pública dnde se encuentra el mural de Juan O´Gorman en Pátzcuaro (Michoacán)

Podemos decir que son cuarenta y siete imágenes que describen la historia de estos lugares y lo hacen utilizando la estilización, el color y la forma, parece imposible ir desgranando figura a figura tanta historia, tanta belleza indígena, tanto horror conquistador, tanta generosidad misionera… Juan O´Gorman era un humanista, un gran creador hermanado con la justicia, el orden y el bienestar de su gente. También lo fue su esposa, Helen Lampher, graduada en Bellas Artes y Arquitectura por la Universidad de Washington y Miembro de la Sociedad Botánica de México, autora de Plantas y flores de México (1961).  Un matrimonio ejemplar y digno de recordar por su sentido del trabajo, la justicia, la sencillez y el Arte.

sábado, diciembre 4

LA VELACIÓN DE LOS ANGELITOS O la “kejtzítakua zapícheri”


Por Julie Sopetrán

                                      Niños participando en la noche de muertos con los adultos.     Foto: Julie Sopetrán

Todos los años, el primero de Noviembre, los pueblos del Lago de Pátzcuaro, se preparan para la llegada de los que vienen del otro mundo, y los niños especialmente este día van al panteón, (en España el cementerio,) para celebrar la  “kejtzítakua zapícheri”, que quiere decir Velación de los Angelitos o muertos niños, chiquitos, esta velación se hace en la mañana muy temprano y la hacen los niños y las niñas en sus respectivos lugares.

                                  Velación de Angelitos  -   Foto: Julie Sopetrán

¿Qué hacen los niños? Van a las tumbas y rezan, colocan y encienden sus velas, ponen sus flores, llevan comida, ofrecen a sus muertitos el atole, el pan de muerto, esas figuritas de azúcar, incluso el juguete preferido es muy importante.  Los niños creen que los muertos vienen de un lugar llamado Cumiehchúcuaro, que en los pueblos antiguos era el reino de los muertos.
En forma de X, hacen con carrizo un arco, lo forran de cempasúchil, esa flor amarilla de la que ya he hablado y en purépecha se llama “tiringuini tzitziqui”, en estos arcos o estandartes se cuelgan muchas cosas: frutas, pan, flores, figuras de alfeñiques, calaveritas de azúcar, bebidas que preferían los muertos, detalles personales, etc... Y una vez terminado todo, se coloca en el lugar más alto de la ofrenda o como ellos la llaman la huarzácuri, este arco es el más visto y llamativo cuando se mira en la distancia.

                                     Niño en el cementerio. Foto: Julie Sopetrán

Las niñas van vestidas con rebozo y largas faldas, debajo del rebozo llevan blusas de seda, lucen vivos colores, y se destacan los zapatos muy brillantes.  Algunas niñas llevan el delantal bordado.  No en todos los lugares llevan el atuendo típico. En otros visten más normales. Los niños cargan las flores y su misión también es encender las velas y arreglar las tumbas. Saltan de un lado a otro, se ríen y parece que juegan, pero en realidad son observados por sus familiares mayores, que les inculcan las buenas costumbres de los antepasados, enseñándoles cómo deben respetar a los muertos sin tenerles miedo y lo esencial que es cumplir con los ritos y las creencias de su cultura.
            Niña con pétalos de flores para adornar la tumba.  Foto: Julie Sopetrán
A lo largo del cementerio, los niños conversan entre si, tocan a veces instrumentos musicales, participan entre ellos de un mismo sentir, cada niño conoce cada tumba de sus familiares y allí se sientan, contemplan, juegan a mirar, a sentir, a ver… A veces ríen, a veces en silencio expresan todo aquello que las personas mayores no saben expresar: su inocencia, su complicidad con lo infinito.

                            Velación de angelitos. Foto: Julie Sopetrán

Le pregunto a uno de los niños a quien está velando y me dice que a su abuelito, un hermano más pequeño y a su mamá.  No hay tristeza en sus ojos, a él le parece natural la muerte y está aprendiendo tradiciones. Sus familiares a un costado del cementerio lo observan, y como a él a otros muchos niños y niñas. Junto a las paredes del lugar sagrado, muchos padres forman corro y ellos, los niños son los protagonistas de esta velación emocionante. Algunas abuelas sentadas sobre los petates de paja, contemplan a los nietos y nietas en sus actos.
La misión fundamental de esta ceremonia es que los niños y las niñas aprendan y mantengan esa unidad familiar dando culto de amor y respeto a quien se ha ido y vuelve de visita en esta fecha.
La ceremonia suele durar unas tres horas, hace fresco, porque es a primera hora de la mañana, a eso de las diez ya ha terminado todo. Los niños regresan a sus casas y en el cementerio queda el color de la infancia impregnado en las flores, en los cirios encendidos, en la comida cubierta con un paño bordado a punto de cruz. Por la noche esos niños volverán con sus familiares a la velación de los adultos. Pero ellos ya han participado recreando su propia velación.

En el cementerio. Foto: Julie Sopetrán

Viviendo esta ceremonia recordé cuando yo era niña, el miedo que sentía a todo lo que estaba relacionado con la muerte. Incluso cuando mis compañeros del colegio iban a jugar cerca del cementerio, yo me iba al otro extremo del pueblo a contemplar las puestas de sol. No. No soportaba pensar que tenía que morir o que alguien de mi familia muriese. No estaba preparada como estos niños de México, para aceptar tan inmenso misterio. He tenido que crecer para contemplarlos a ellos,  y darme cuenta que la muerte tiene un encanto de color y esencia  por descubrir y  ahora, necesito volver a ser niña para verlo y sentirlo sin ningún miedo. Porque la inocencia es ancestral y ante ella lo incompresible se transfigura y lo esencial se hace más visible y concreto. Necesitamos encender una vela, como los niños, para ponernos en contacto con lo más sencillo, que es en suma lo que nos une.

JUNTO AL ARROYO (Villancico 2023)

  JUNTO AL ARROYO (Villancico 2023)   Y amaneció con escarcha el arroyuelo que pasa por la sombra de mi casa.   Aunque el sol br...