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jueves, septiembre 24

FRAY JUNÍPERO SERRA - LAS MISIONES DE LA ALTA CALIFORNIA






 Por Julie Sopetrán


Fray Junípero Serra, desde que conocí su vida, no ha dejado de ser mi ídolo. Un hombre valiente, un religioso entregado, un insigne ser humano. Y lo fue cuando en California recorrí las misiones fundadas por él. Los aposentos que el habitó. Siempre me pregunté ¿Cómo es posible que un ser humano recorra más de mil kilómetros andando, fundando misiones, ayudando y enseñando a los nativos, las artesanías, la religión y el amor. Mi admiración no ha cesado desde que palpé los espacios recorridos, vividos, sentidos en Las Misiones de California. Comparto con mis lectores de Magias de México mi artículo publicado en 2011.


Haciendo eco al viaje que ha realizado el Papa Francisco a Estados Unidos, y especialmente a la canonización en suelo estadounidense de Fray Junípero Serra, quiero resaltar su figura, su vida, su entrega humanitaria y de esta forma, me uno a tantas personas que en la Basílica de la Inmaculada Concepción de Washington, le han rendido homenaje. 


Fray Junípero Serra nace el 24 de noviembre de 1713 y muere el 28 de agosto de 1784 a los 71 años de edad.
Veintisiete años tenía Miguel José Serra y Ferrer cuando viajó a México, acompañado de veinte religiosos de su misma orden. A los diecisiete años fue admitido en la orden franciscana, a pesar de su mala salud. Se hizo franciscano en 1731 y fue entonces cuando cambió su nombre de Miguel José por el de Junípero.
En 1737 fue ordenado sacerdote y durante varios años ocupó a la cátedra de Teología en la Universidad Lluliana de Palma de Mallorca.


Casa natal de Fray Junípero en Petra (Palma de Mallorca) España

En 1749, con otros franciscanos, entre ellos Francisco Palau -que sería su biógrafo- llegó al puerto de Veracruz. Prefería ir a pie en vez de ir en mula, por que se enfermó por una picadura de mosquito. La herida y el dolor en una de sus piernas lo acompañaron siempre y su caminar fue muy dificultoso.
Sus misiones fueron un diseño clave de caminería para el crecimiento de las mayores ciudades de California como Los Ángeles, San Francisco o San Diego y su legado prevalece hoy vivo a lo largo del antiguo Camino Real que forma parte de las autovías 101 y 5.
Yace frente al altar mayor de la Iglesia de la misión de San Carlos Borromeo en Carmel, uno de los lugares más bellos y emblemáticos de California.



Mapa de las Misiones de California

Primeras misiones

Nueve años permaneció Fray Junípero Serra en Santiago Xalpan de la Serra, Sierra Gorda, en Querétaro. Allí se entregó a la evangelización y a la enseñanza de la agricultura, la herrería, la ganadería, la música, artesanías y diferentes trabajos manuales que enseñó a los indígenas. Las mujeres aprendieron nuevas recetas de cocina y labores de costura.  Así se fueron formando los llamados pueblos misión que hoy son ciudades importantes.
En 1767 se dirigieron los franciscanos hacia San Diego (Alta California). Fray Junípero llega más tarde, pues su amor al camino no le deja embarcar en el buque San Carlos y viaja por vía terrestre junto con el ganado. La primera misión española, San Diego Alcalá, fue fundada en 1769. Su método de trabajo era el mismo que en Querétaro. En primer lugar se edificaba una capilla y a continuación se construían las cabañas donde se albergarían los frailes. 

San Diego - Presidio

La construcción se realizaba en forma cuadrangular para protegerse del exterior. El fuerte serviría de protección contra los posibles ataques enemigos. La misión tenía casas para mujeres solteras, comedores y talleres artesanales, almacenes, barracas para los soldados y cuartos para los sacerdotes. Solitarios, pero acompañados por la curiosidad de los indígenas que se acercaban poco a poco los franciscanos iban conquistando sus ideales misioneros y camineros. Los indígenas cada día se confiaban más y establecían sus casas alrededor de la misión, donde vivían los casados. Sin embargo, aún hoy, muchos indígenas culpan injustamente a Fray Junípero de los abusos cometidos por los soldados. Los indígenas sufrieron nuevas enfermedades como la sífilis y la viruela, pero también aprendieron nuevos oficios y las comunidades indígenas se integraban en la misión sin faltarles comida.

Misión de Carmel donde está enterrado Fray Junípero Serra

Los jesuitas ya habían dejado su huella en diecisiete misiones, antes de la expulsión decretada por Carlos III en 1768. También los dominicos evangelizaron aquellas tierras, pero fueron los franciscanos quienes realmente asentaron caminos tanto en la Alta como en la Baja California. Las tropas españolas iban a la conquista de la Alta California y en los más de mil kilómetros que abarca el Camino Real, Fray Junípero formó parte activa en el importante descubrimiento de Monterrey. Ayer como hoy, el Camino Real define perfectamente las misiones. Paralelas ostentan su modernidad las autovías 101 y 5.



Supervivencia de las misiones en la actualidad

Fueron -son-, caminos indicados por la campana, símbolo del llamamiento a la fe y emblema del  Camino y la Misión franciscana en California. Ríos con nombres españoles como Merced, Fresno, Sacramento, San Joaquín, Pala... Pueblos misión como San José, Santa Cruz, Santa Bárbara, Los Ángeles, San Diego, San Francisco... Presidios como San Francisco, Monterrey, San Diego, Santa Bárbara... Cabos como Mendocino y Cabo Blanco. Bahías como Bodega y Tomales. Fuertes como Rosiya. Lugares que nos hacen entender su toponimia como Punta de los Reyes, Punta de los Pinos, Punta Gorda...  Calles que todavía hoy mantienen su significado histórico como Sopetrán, La Alameda, Mercedes, Almendral, Linda Santiago, Los Cerros, Roble, San Benito, Isabella, Alejandra, San Juan, Bonita o Santa Cruz, por citar algunas de las miles de calles con nombres españoles en toda la bahía de San Francisco o en los Condados de San Mateo y Santa Clara.



Misión de Santa Clara de Asís

Fray Junípero es el único español al que se le ha levantado una estatua en el National Statuary Hall (The Old Hall of the House) en el Capitolio donde reside el poder legislativo de Estados Unidos, pues el ya beato Junípero fundó nueve misiones, sufrió todos los avatares del camino en una extensión de mil doscientos kilómetros y convirtió a muchos indios al cristianismo.



Fray Junípero protegió más a los indios que a sí mismo, se enfrentó a los militares -como a Pedro Fages- y consiguió que fueran tratados equitativamente y tuvieran sus leyes fundamentales, cuando el gobierno estadounidense dio el derecho de matar a los indios que estuvieran en el "camino". Junípero fue un líder y luchó por los derechos de los indios. Tal y como afirmó el Papa Juan Pablo II. "Es un modelo ejemplar de evangelizador desinteresado, un brillante ejemplo de virtud cristiana".

Misión San Juan de Capistrano

Las misiones mantuvieron el espíritu heredado de Fray Junípero -se fundaron hasta veintitrés misiones- y fue en 1823 cuando se construyó la última misión. El trabajo franciscano suscitó muchas envidias.  En 1834 "el gobierno mexicano, independizado de España, secularizó todas las misiones, expulsó a los franciscanos y asignó los terrenos a ricos latifundistas" (Olvera y Damian Bacich, 2003: página 118). Las misiones, entonces decayeron hasta su ruina total. México perdió los territorios del norte de California que pasaron a Estados Unidos y algunos edificios volvieron a manos de la Iglesia Católica.
Hoy, muchas misiones funcionan como parroquias de culto; otras pertenecen al gobierno de California que las conserva como monumentos históricos, universidades y colegios.

(Este artículo, se puede leer por mi autoría en el Atlas de Caminería Hispánica. Volumen II. Caminería Hispánica en el Nuevo Mundo. Manuel Criado de Val. Editado por la Fundación de la Asociación Española de la Carretera (FAEC) y el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (CICCP).  it. 111 pg.202.)





jueves, septiembre 17

UN LIBRO DE GRACIELA GUTIÉRREZ CERVANTES. UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO. MÉXICO

NI SOY MERCADER DE ESPECIAS, NI VENGO A COLONIZAR

Texto: Julie Sopetrán

Graciela Gutiérrez Cervantes en España


PORTADA Y CONTRAPORTADA DEL LIBRO


© 2015 Graciela Gutiérrez Cervantes - californiachela2@hotmail.com         
D. R. © 2015 Universidad de Guanajuato  Morevallado Editores Ilustraciones
y portada: Mónica Pereiro Otero  mpereirootero@gmail.comFotografía:
Graciela Gutiérrez Cervantes                                                                                     
         ISBN: 978-607-00-9306-7
         Impreso y hecho en México.



Tuvimos la dicha de recibir y atender en España a la autora de este libro, Graciela Gutiérrez Cervantes. Estudiante de tradiciones orales de la Universidad de Guanajuato, México. Ella vino a la Universidad de Alcalá de Henares, Madrid, para hacer investigación de su proyecto. Un trabajo para encontrar vinculaciones sobre la herencia huapanguera de España en México. ¿Pero qué es el huapango? Nos preguntamos desde nuestra ignorancia española. Parece que esta palabra en náhuatl significa: "tronco de madera".  




  Graciela entre los trigales de Castilla

Graciela nos informó que el huapango es un baile típico de México. Procede del estado de Veracruz, se baila en La Huasteca y en el Bajío y otros lugares de México. Es como un zapateado con pasos rápidos y difíciles, y como el flamenco, se baila también sobre una tarima de madera.  Pero no se queda en baile, el huapango, también va acompañado de una composición musical, incluso de letras como décimas, romances, etc.. Lo acompañan dos guitarras, un arpa y un violín. Y ahí es donde empezamos a bailar.



Violín y dos guitarras. Dominio público

Este libro es un homenaje a los músicos huapangueros arribeños de su tierra, pero también y muy especialmente, está dedicado a los niños de la sierra de Guanajuato y de cualquier lugar de España, allí donde queramos inculcar las raíces de nuestras culturas.  Graciela ha intercalado décimas heredadas de España que son tradicionales en México, intercambiando historias orales y cuentos actuales de poetas españoles y mexicanos, paganos y divinos.   Es un libro de interés literario por lo que conlleva el intercambio de culturas. Y tanto para unos y para otros, es necesario este tipo de vínculos, por cierto, muy poco populares. Tal vez por el desinterés académico o por lo que conlleva el trabajo de campo. Trabajo al que Graciela se ha entregado al completo. Ha sido un placer colaborar, no sólo con versos, también el decir y hacer de las personas que tanto ignoramos de la historia de América y de España. Y todo tiene que ver con nosotros y nuestros ancestros, con los chascarrillos populares, y con la raíz de nuestra Literatura. ¿Quién no recuerda haber oído cantar a nuestras abuelas esa canción de 
"Qué bonitos ojos tienes/debajo de esas dos cejas" o "Yo vendo unos ojos negros"? Por poner un ejemplo.




Ilustra el libro la artista gallega Mónica Pereiro, y lo hace con gran originalidad, pensando en las dos culturas de América y España. Mónica se ha inspirado en cada tema tratado por Graciela y los poetas invitados, es así como le ha puesto color y figura a las páginas. Sus ilustraciones hablan de la habilidad y arte de la diseñadora a la hora de interpretar el texto.  



Estoy segura que los niños aprenderán estrofas, cantares, chacarrillos, poemas que se llevaron de allá y de acá y sirvieron para unir a los pueblos, para amenizarlos, para hacer sentir de uno y otro lado las costumbres, las leyendas, los sentimientos, la música, la poesía y las tradiciones. 




La base del libro es la siguiente estrofa de donde Graciela ha tomado el título.


Soy latino americano
Llegado desde ultramar
Y les he venido a dar
Un abrazo mexicano
Yo vengo desde ultramar
Pero no a fundar iglesias
Ni soy mercader de especias Ni vengo a colonizar 
He venido a pregonar
Que de África soy hermano
Un pez libre y soberano
En lucha contra las redes
Siento lo mismo que ustedes
Soy latino americano
Y las vengo a saludar
Hoy mujeres africanas
Somos hermanos y hermanas
Aunque se entremeta el mar
Nadie puede separar
Nuestra mano de su mano
Y felices d ante mano
Por nuestra liberación
Les damos de corazón
Un abrazo mexicano
Ay un sol que me ilumina
Ay un sol que me ilumina
Y un presagio que me alegra
Que viva el África Negra
Y la América Latina.


Grabación realizada por Antonio Díaz Galván, en la comunidad las Mesas de San Diego en 1992.
El libro se puede leer en PDF, gratis, lo pueden pedir a la autora o ella les indicará cómo pueden bajarlo de internet. Se lo pueden pedir directamente a: californiachela2@hotmail.com. El libro ha sido patrocinado por la Universidad de Guanajuato. Por la División y Arquitectura de Arte y Diseño de la misma Universidad. Por la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo y por "A la historia por la verdad, la inteligencia y el arte".
Es un libro ameno y delicioso en su contenido y enseñanzas, muy bien ilustrado por Mónica Pereiro y digno de ser leído. Podemos encontrar también un poema de la poeta cántabra Montserrat Martinez (Asia Haus),  chascarrillos de Águeda Redondo García y algunos poemas de mi cosecha particular, como ese Sueño del Arcipreste de Hita. (Página 138).




Inserto algunos dibujos realizados por Mónica Pereiro, para que el lector se anime a entrar a sus páginas.  Todos ellos están creados con arreglo a los textos.





Y termino con estos chacarrillos recogidos por Graciela en Humanes, Guadalajara, España. Contados por Águeda. Todo un personaje de improvisación y mezcla de memoria, sabiduría y mezcolanza de palabras que nos hace ante todo: sonreír.

Guanajuato
Que por las chimeneas
Se escapa el gato
Yo vi brillar una estrella
Y en el pecho un pensamiento
No hay na hembra en Guanajuato
Como tu chiquilla
Que a alguno quitas los sueños
Tu pelo negro muy negro
Tus ojos son dos luceros
Tu cuerpo una maravilla
Que del viento tiene celos
Los lienzos de Velázquez
Están rodeando lo perfecto
Pero nadie jamás nadie
Podrán copiar de tu cuerpo



Libros como el presente se necesitan, no sólo en México, también en España. Libros infantiles que también nos sirven a los mayores, no sólo para recordar la historia, también para conocernos más, para intercambiar cultura, para bailar juntos el huapango, para cantar una jota de picadillo, para recordar cómo se escribe una décima o para sentirnos hermanados de corazón y desde el corazón de los niños indígenas y españoles que, hermanados, y desde muchas sangres mezcladas, hablamos la misma lengua. 



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    jueves, octubre 25

    CUANDO LOS MUERTOS VUELVEN





    Texto: Julie Sopetrán

    Fotos: Mary Andrade


    Cuando no existía la muerte, existían los dioses. Y después, mucho después, los cuatro puntos cardinales inspiraron al hombre la mesa para crear y recrear el altar de muertos. Las cuatro jícaras se llenan de comida, el fogón se enciende, y en muchos pueblos de México, la cruz, está presente también en las ofrendas.  El veintitrés, el trece, el uno, el nueve, el siete, el noventa y uno, son números simbólicos en muchos altares. Las veintitrés jícaras con alimentos sólidos, trece para unos, nueve para otros, uno para la tierra...  Las trece tortillas en siete montones que suman noventa y una, son los días de la estación y de la cosecha, representan el alimento del ser humano. Todo en el altar tiene su por qué, su historia ancestral, su significado prehispánico, su geometría y su aritmética.

    El propósito de los altares, en las casas, en las calles, en los hoteles, en los cementerios, es el de rendir culto a los muertos, es un rito que se ha heredado desde tiempos ancestrales y con ese respeto se obsequia a los espíritus de los que se fueron, atraer su presencia, invitarles a comer, convivir unos días con ellos, ese es el propósito. Y los muertos vienen, regresan a los recuerdos, hacen fiesta con los vivos. La visita es muy breve, serán sólo dos, tres, cuatro días de festín y de las celebraciones más variadas.  Los cuatro elementos han de estar vivos para recibir a los visitantes.

    De esta forma podrán disfrutar con los familiares que dejaron en tierra. El fuego: hay que encender las velas, una por cada alma que se fue y que se recuerda, otra por el alma olvidada. El viento: que está representado en el papel que se mueve en el adorno, el papel picado representando en los recortes las calaveras, el humor, la gracia, la inspiración, el arte que siempre es movimiento. La tierra: florece en cada altar, es un festín de frutos y de vida, que sirven en esta fiesta para alimentar a muertos y a vivos. El agua: que no falte el agua que dé la bienvenida al alma, clara, fresca, sonriente en la jarra para saciar la sed. Y tampoco ha de faltar la sal, que purifique el ambiente y el petate, al lado del altar para que las almas descansen.

    Para que los muertos vuelvan, en México, se realizan una serie de ritos o rituales, preparativos que ya comienzan  a últimos de Julio. Es entonces cuando los labriegos, siembran el cempasúchil que es la flor de muerto. Sus pétalos servirán para indicar el camino a los que regresan del otro lado a visitar a sus familias.  Estos pétalos dorados, sirven para que los muertos no se despisten o se pierdan. Así vemos que en los patios de muchas casas, hay caminitos de pétalos de cempasúchil que llevan a la entrada de las casas. Pero estas flores también sirven para dar buen olor a la casa, así cuando el alma tenga que irse se llevará la alegría y el olor, el sabor y la esencia de sus familiares que lo han atendido.

    La familia prepara, en primer lugar, la fotografía del muertito, existe la creencia de que esto sirve para obtener la salida del alma del purgatorio, suponiendo que allí se encontrara. Todo aquello que le gustaba al muerto es necesario que esté presente. Y lo hacen con gran solemnidad y respeto, tratando la preparación con gran esmero, entusiasmo, dedicación, como si los muertos estuvieran vivos y realmente volvieran a visitarnos.

    Las mujeres van con sus tenates o canastas a los mercados, para comprar todo lo necesario para preparar las comidas: tomate, especies, chiles, frutas, adornos y vestidos... La comida preparada será ofrecida a los muertos que vuelven, pero luego, esta ofrenda será consumida por familiares y vecinos, pan, tamales, chocolates y las grandes variedades de dulces, antiguamente estos dulces se preparaban en la casa con mucho amor, recordando a los difuntos, pero ahora se compran en los mercados... Y no ha de faltar el copal o incienso para perfumar el altar donde habitarán los difuntos esos días, el humo limpiará el lugar de malos espíritus y así el alma podrá entrar a su casa placenteramente y sin peligro. Tampoco han de faltar las velas o cirios de cera de miel de abeja o de parafina, para dar luz al visitante, sobre todo que sean morados o lleven un adorno de este color, que significa el color del duelo. También el agua, porque nuestros seres queridos llegan muertos de sed de un camino tan largo.

    Tampoco ha de faltar el aguamanil, jabón y toalla, se coloca en un lado del altar, en cada casa, por si el alma visitante necesita lavarse las manos después de tan largo viaje. Las calaveritas están siempre presentes, de azúcar, artesanas, es el culto al cráneo, allí donde se escondía la inteligencia del individuo, allí donde estaban los poderes ocultos, la magia, el pensamiento del ser desaparecido. Es un culto prehispánico. En algunos lugares hacen una cruz de ceniza, para que cuando llegue el alma a la casa pueda liberarse de sus culpas pendientes.  Cada lugar es diferente pero en general el significado es el mismo. En Morelos los cuatro cirios en cruz, son los cuatro puntos cardinales, para que el alma se pueda orientar y así llegar a la casa donde vivió. Los mayas lo pensaron mejor y para que no tuvieran que caminar tanto las almas, enterraban a sus familiares en el área de su propio hogar, así honraban su recuerdo constantemente. Y en todas estas celebraciones participan los niños.


    Todo esto sería impensable realizarlo en España, donde vamos al cementerio a dejar nuestras flores, de visita, si puede ser rápida mejor. Y es que nadie nos ha enseñado que la muerte no es tan tétrica, ni tan oscura, ni tan miedosa. Sí, claro que sí, nos da miedo mirar de frente a la Pelona. Recibirla en casa unos días y tratarla a cuerpo de reina, en forma familiar, con normalidad. El que se fue  vuelve a estar unos días con nosotros, eso sería impensable. O tal vez sí, tal vez también a finales de Octubre y primeros de Noviembre vivimos todo esto íntimamente, al desnudo, en el abrumador silencio que motiva el recuerdo de nuestros seres más queridos, que se fueron y, lo que nos pasa, es que no sabemos expresarlo, compartirlo, porque no nos lo han enseñado desde niños.


    Lo que me llama la atención de estos altares de muertos en México, es el colorido de las frutas: manzanas, naranjas, plátanos, cañas de azúcar, piñas, uvas, guayabas, papayas, siempre se distingue lo que más le gustaba al muerto. El color y el olor de las frutas es ya una esencia para aspirar misterios. Tampoco falta el pan de muertos con sus innumerables formas y diferencias de calidad, el pan pequeño que representa a los niños y el grande a los mayores. Cada familia encarga su pan en las panaderías y se les pone el nombre del difunto para ofrecerlo en diferentes formas o también imágenes...


    También la música y la danza son importantes en esta ofrenda de Día y Noche de Muertos. En San Luis de Potosí, en Xantolo, las danzas de los viejitos o Los Coles, bailan para enseñar a los más pequeños. Las máscaras que exhiben, las hacen ellos mismos, danzan en forma circular representando a la tierra y van formando ese círculo que se abre y se cierra, nacimiento y muerte, dando culto a los vivos y a los muertos.  Son realmente espectaculares las danzas de las ofrendas. Bailan en las casas y en los cementerios.



    La comunidad tének, tiene la costumbre de visitar las casas, y llevar un obsequio al visitante, luego la familia le obsequia con comida y mientras tanto, los danzantes exhiben su danza; en sus pasos, la tierra tiembla, su energía es un acto de acción de gracias, ofrecen la danza al muerto, la familia les invita a comer y la danza en círculo se va haciendo más bella a cada instante y, así pueden estar una, dos horas en cada casa que visitan. La sonaja, el arpa, la guitarra, el violín, el huapanguero, el rabel y esos golpes de la emoción y el respeto son los que dan vida al instante. Aunque no importa la música y la danza que se interpreten, siempre que la intención sea agradar al muerto y a los allí presentes.


    En algunos lugares no faltan los arcos de flores amarillas, puede ir dentro de un rectángulo hecho con varas. En la decoración se observa si la familia es humilde o si es más adinerada. Puede ser sólo de flor de cempasúchil o elaborada con variados frutos intercalados, también puede adornarse con canastillas de barro, fruta preparada al horno, pan en forma de muñecos pintados con colores brillantes y con figuras de animalitos.


    En algunos lugares, el arco se mantiene todo el mes de Noviembre en pie. El Xantolo de la Huasteca, son varias ceremonias, la preparación de los tamales, la pintura de las casas, la elaboración de las flores de papel, los manteles bordados a punto de cruz con la imagen de la Virgen de Guadalupe... Y la danza y la música que no pueden faltar, porque a los muertitos de estos lugares les encanta escuchar y hasta bailar con los danzantes. Algunos danzantes se visten con las ropas que les gustaban a los difuntos que van a agasajar con sus ritmos. Y existe la creencia que entre los disfraces, bailan los mismísimos muertos.


    ¿Por qué le tenemos miedo a la muerte? Si aprendemos a vivir, sabremos morir. Hay muchas clases de muertes, y debiésemos entender este misterio que nos afecta a todos.  Los mayas decían: "Venimos al mundo para realizar el aprendizaje de la vida", no cabe duda que para los mayas, lo más importante era transformar los malos sentimientos, en bondad, en amor. Para ellos era necesario matar el mal, esa era la verdadera muerte, y así lo expresaban: "con la muerte, se mata a la muerte por toda una eternidad". Para terminar esta semblanza, les transcribo uno de mis poemas, inspirado en una de las fotos de la gran fotógrafo Mary Andrade, con la que he tenido el honor de compartir muchos de estos lugares que podemos admirar en las fotos, gracias a ella he conocido México, cuando hace ya varios años, me invitó a vivir el Día y la Noche de Muertos. El poema fue publicado en unos de sus muchos libros sobre este tema de la muerte, los interesados en más información pueden pasear por su magnífica página web:  http://www.dayofthedead.com/   Es para mí un honor contar con sus magníficas fotos hoy en este artículo, gesto que agradezco sinceramente a Mary.


    LA BELLEZA QUE PASA Y REGRESA A MIXQUIC

    La pequeña chinampa por el canal navega
    -¡Abre la puerta madre! Para que se sorprenda
    el alma vagabunda que viene a nuestra ofrenda
    los espejos del agua le han dejado muy ciega
    pero a tientas y sola a nuestra casa llega.
    Prepara la comida. Que la muerte comprenda
    que este afán de la vida lo ofrecemos en prenda
    para entender más claro, lo que el misterio lega.
    .- Sí, hija mía. Está abierta, muy limpia, nuestra casa.
    Las luces, el incienso, los tamales, las sillas
    y la cama bien hecha con flores que compramos...
    La casita flotante es belleza que pasa
    por el sin par camino de todas las orillas
    en ella nos subimos y, luego... ¿Regresamos?

    ©Julie Sopetrán
    Octubre 2000

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    http://magiasdemexico-julie.blogspot.com.es/2010/11/los-caballos-enrosados.html

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    domingo, noviembre 21

    UN DÍA DE MUERTOS EN LA ZONA DE URUAPAN

    UN DÍA DE MUERTOS EN LA ZONA DE URUAPAN

    Por Julie Sopetrán


                                Mujer p´urhépecha preparando comida en Zacán. Foto: Julie Sopetrán

    Uruapan

    Está situado a 52 kilómetros de Pátzcuaro y unos 100 de Morelia, con más de doscientos mil habitantes, se llega  sin sentir debido a los deliciosos paisajes, la frondosa vegetación, pueblos tan antiguos como su propia gente, gente tan acogedora como su propio paisaje, capillas del siglo XVI, artesanías de todo tipo elaboradas por manos p´urhépechas, por artesanos nativos que van mimando minuciosamente los secretos de sus antepasados conservando su recuerdo en cada obra de arte.
    Se llega a Uruapan por la autopista Morelia-Pátzcuaro-Uruapan, aunque también se puede llegar por la carretera federal Nº 14 pasando por Tingambato. Su belleza natural está rodeada de huertos y frutales, por algo es”la capital mundial del aguacate”, al que también han llamado “el oro verde”. Aunque vive de otros cultivos como la caña de azúcar, el maíz, el durazno, el café, la guayaba, el jitomate, la calabaza, el chile... Siendo también una región rica en ganadería. Uruapan es un punto de unión entre la meseta p´urhépecha y la tierra caliente. Está situada a casi dos mil metros de altura y  disfruta de una temperatura media de veinte grados centígrados.
    Desde la carretera podemos distinguir el Volcán más joven del mundo, el Paricutín, uno de los pocos existentes que el hombre ha visto nacer y crecer, este volcán hizo su erupción el 20 de febrero de 1943, se pueden contemplar los vestigios del Templo de San Juan Parangaricutiro, que junto al poblado quedó cubierto por la lava. A unos cuantos minutos se encuentra Zacán.
    Uruapan es un nombre netamente p´urhépecha Uruapan, que significa “lugar donde los árboles reverdecen” o lugar donde todo florece. También se dice que es “el lugar de los futuros donde se tiene la oportunidad de vivir eternamente” Tal vez por ello se comenta que es el “Vergel de Michoacán” o “la verdadera cuna del maque”, por la cantidad de artesanías que se hacen con la madera de estos lugares de bosques de pino y encino, guajes y cascalotes. Se hacen máscaras, bateas, cajas, instrumentos musicales, platos artesanales… También se elaboran rebozos, mantas de algodón y de acrilán. Son famosos los telares rústicos, los que todavía se usan de madera de pedal.  Los artesanos saben cómo mezclar y recubrir las piezas, para ello utilizan aceites vegetales y animales que lo mezclan con minerales pulverizados, lo aplican a las artesanías y consiguen una superficie dura y lustrosa, luego imprimen sus dibujos decorativos, los resecan y embuten con diferentes colores y consiguen recrear verdaderas joyas.  Yo diría que únicas en el mundo.
    Uruapan en 1534, fue fundada por Fray Juan de San Miguel, su labor evangelizadora quedó establecida sobre asentamientos prehispánicos. Su influencia franciscana se respira especialmente en La Huatápera, y las capillas de los barrios de la Magdalena, San Francisquito, San Juan Bautista, San Pedro, San Miguel y Santiago. 
      


           Los uchepos ...los tamales de harina y atole de tamarindo y de cacao... Foto: Julie Sopetrán
     
    Dar un paseo por las calles y pararse a comer el churipo con corundas, las carnitas, el atole, la barbacoa de borrego, los nacatamales, en el día de muertos, los uchepos, las quesadillas de flor de calabaza, los tamales de harina y atole de tamarindo y de cacao y las toqueras de maíz azul… es una de las delicias gastronómicas de Uruapan, entrando al Mercado de los Antojitos.    O pasear por el Parque Nacional “Eduardo Ruiz” en el mismo centro de la ciudad donde nace el Río Cupatitzio, o “río que canta” llamado también la Rodilla del Diablo. Entrar al Museo del Turista donde los artesanos exhiben y venden sus productos de maque, máscaras, cestos, guitarras de Paracho, maderas maqueadas y demás caprichos artesanales, es una delicia que nunca olvidará el visitante.

    Día de Muertos

    La Maestra Silvia Huanosto, Directora de Turismo en la ciudad y región nos recibe amablemente, nos enseña la ciudad, nos habla de sus gentes, de sus fiestas, de sus pueblos, quiere enseñarnos todo con una amabilidad desbordante.
          Zacán, en una casa particular recibiendo y poniendo las ofrendas.  Foto: Julie Sopetran

    Ella misma nos lleva a Zacán, “lugar pedregoso” y también “lugar donde la tierra es cultivada”, estuvo muy afectado este lugar por la erupción del volcán Paricutín.  En Zacán, todos los años se dan cita más de 60 comunidades indígenas de la Meseta P´urhépecha, La Cañada de los Once Pueblos y la Zona Lacustre, debido al Concurso artístico de la Raza Purépecha” compuesta por pirekuas, orquestas, danzas y bandas de viento o como dicen en la región, de aliento. En este pueblo es típica la elaboración del punto de cruz, prendas de vestir y sombreros hechos con fibras vegetales.  Zacán está a dos mil metros de altura sobre el nivel del mar.


    Familiar de uno de los muertos que visitamos. Foto: Julie Sopetrán

    Silvia quiere que vayamos a visitar ofrendas. Hay tres casas donde hay que llevar un regalo al muerto, ofrecérselo, y saludar a las familias. Son muertos de este año, se han ido hace poco, y ellos vuelven, así lo creen las familias.
    La ofrenda es hermosa dentro de las casas, hay de todo en los tres lugares que visitamos, frutas, frutos, comida,  retratos de los fallecidos, detalles que hablan de sus vidas, de lo que más les gustaba…

                         Horno elaborado para recibir al muerto. Foto: Julie Sopetrán

    Detalles como un horno, porque a ella le gustaba cocinar en el horno, una cancha de baloncesto, porque él era jugador de este deporte… Conchas de mar, porque a ella le gustaba coleccionarlas…Una máquina de coser porque a ella le gustaba coser… Detalles que hacen que cada ofrenda sea diferente, aunque en todas tengan en común la abundancia de comida junto a los frutos de la tierra.


     Conchas que le gustaban en vida... Foto: Julie Sopetrán

    Debemos ser respetuosos, dar y recibir, hacer fotos, participar, hablar con las familias. Rosita murió de 30 años de corazón; Enedina murió de 107 años, tiene cuatro hijos, y fue muy querida en la comunidad; María de la Salud murió de accidente, le gustaban mucho las conchas y era muy alegre. La gente va llegando con más ofrendas, las mujeres cocinan comida para corresponder a la gente que lleva algo al difunto.

            Cancha... en altar de muertos, Zacán. Foto: Julie Sopetrán

     Incluso nos obsequian con un regalo, es un pañito hecho por las mujeres de la familia a punto de cruz, para que lo llevemos de recuerdo. Y así es la costumbre… compartir, dar, agradecer, recibir. Todo en un ambiente familiar muy agradable, serio, alegre y a la vez respetuoso.  

    Comida en Zacán

    Llovía a mares, Silvia, después, nos llevará a comer una comida exquisita, es una cocinera que ha viajado a París, que en dos días viajará a Sud-África para llevar la comida mexicana a distintos lugares, es una mujer p´urhépecha extraordinaria, su esposo ya la deja viajar y llevar sus saberes culinarios a otros pueblos y mundos.   Es una familia encantadora. Está la mesa puesta. Huele rico.

          Silvia Huanosto, de pie, Enrique  Escalona y yo antes de la comida.

    Esperanza Galván Hernández, y su familia, han preparado una comida deliciosa, en su casa. Ella lleva años cocinando exquisitos platos que ha aprendido con la experiencia de la necesidad, hoy representa a esta zona de México, en los programas de la UNESCO, la cocina de Michoacán.   
    El mole, las corundas, su plato de toroatápakua, las carnitas, la sopa de arroz, el queso fresco, la corunda mixtamal con verdura, calabaza, zanahoria envuelta en hojas de maíz…y una carne de res a la brasa, exquisita, con tortillas recién hechas, calientes, platos deliciosos que hará en África Esperanza, en un taller para la enseñanza de la cocina mexicana.  Acaba de venir de Tijuana, de Paris.  Se lleva ingredientes que no hay en otros lugares sólo en México, le ayuda su nieta, nos dijo que tarda de tres a cuatro horas en preparar la comida que degustamos en un día tan especial en Zacán.  Su esposo muy amable nos saluda, comparte la idea de que su esposa viaje a África y aprecia hondamente su trabajo y dedicación a la cocina.
    Seguimos nuestro viaje a Santa Fe de la Laguna, no sin antes agradecer a Silvia, A Esperanza, a su esposo y familia su hospitalidad.  Ese cariño especial que nos muestran y nos hacen sentir las gentes y las costumbres de Uruapan y los pueblos entrañables de una sierra mágica.  


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